En Colombres ahora reina la tranquilidad. Unos meses después de la visita de los Reyes de España, no hay ya ningún rastro de cámaras de televisión, focos, escoltas reales o 'paparazzi'. Los vecinos han recuperado sus biorritmos habituales. En el chigre La Barata, al lado del ayuntamiento, la camarera sirve a un grupo de turistas una perola humeante de pote asturiano. Mientras tanto, en una de las inmensas praderas que rodean al pueblo, un tractor rojo Ferrari despierta de la siesta a un rebaño de vacas, tumbadas al agradable sol de invierno.
Así es parte de la rutina diaria en este pequeño pueblo del oriente de Asturias –solo tiene 35 kilómetros cuadrados de extensión-, que puede presumir deunas privilegiadas vistas a la sierra del Cuera y a las cumbres de los Picos de Europa. El concejo de Riabadedeva cuenta con 1.900 habitantes y Colombres, que es la capital, representa a la mitad de los vecinos. El Pueblo Ejemplar de 2015 -así lo refleja una solemne placa de la que se sienten muy orgullosos sus paisanos- se ha puesto de moda. El reconocimiento de la Fundación Princesa de Asturias y la visita de Don Felipe y Doña Letizia ha dado un impulso al turismo colombrino. ¿Te apetece escapar del estrés de la ciudad? Aquí tienes un buen plan para el fin de semana.
Un paseo entre villas indianas
El legado de la inmigración es el tesoro de Colombres. En esta localidad y sus alrededores (Bustio, Noriega y Villanueva) se concentran un total de 15 espectaculares villas indianas, de diferentes colores y gustos arquitectónicos. Un gran cartel, al lado de la plaza del Ayuntamiento, muestra el itinerario para realizar la ruta indiana y conocer cada una de estas maravillas. Y ese sabor a aventura en barco, a ultramar, impregna no solo esos majestuosos edificios, sino las calles de un pueblo donde prácticamente todos los vecinos tienen algún familiar que vive –o ha vivido- al otro lado del charco.
¿Y quiénes eran los afortunados habitantes de estos imponentes ‘casoplones’? Eran asturianos que, durante finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, decidieron hacer las Américas en busca de un futuro mejor. Algunos de estos colombrinos -los más afortunados- amasaron una fortuna en México, Cuba o Argentina y regresaron, años después, a su tierra natal convertidos en empresarios de éxito. Cumplieron el sueño indiano y se transformaron en verdaderos prohombres que colaboraban, de forma desinteresada, con el desarrollo del pueblo que les vio nacer. Estas villas, que tenían como seña de identidad una enorme palmera en el jardín, destacan por sus espectaculares miradores de piedra y madera.
La mayoría de estas mansiones han sido reconvertidas para usos municipales o turísticos, como el edificio del propio Ayuntamiento de Ribadedeva, que construyó el indiano Manuel Ibáñez Posada, que hizo fortuna en el mundo de la banca y el sector textil, en las Américas. Delante del consistorio hay una estatua de bronce que el pueblo levantó en homenaje a su benefactor. Otro ejemplos: El Cantu, que hoy sirve de albergue para los peregrinos del Camino de Santiago; La Casa de Piedra, que en la actualidad es un centro cultural, o La Quinta de Villanueva, que es un elegante hotel rural.
La Quinta de Guadalupe, el tesoro de Colombres
La Quinta de Guadalupe, construida en 1906, es sin lugar a dudas la joya de la corona y una de las obras más representativas de la arquitectura indiana del Norte de España. Este imponente palacete, con fachada en tonos azules y blancos, alberga el Archivo de Indianos y el Museo de la Inmigración de Asturias. Íñigo Noriega Laso, uno de los indianos con mayor éxito en México, fue su privilegiado propietario. El nombre de la villa es un homenaje a su mujer. Historias de amor indiano.
La casona, situada en una gran finca con jardín, magnolios, fuentes y estanque, fue casa de reposo en los años 20 y hospital durante la guerra civil. Dentro del palacete, podemos pasear por una espectacular balconada y visitar las diferentes estancias, que están decoradas, al detalle, para recrear el ambiente de la época (aunque los muebles no son los originales). El museo es un emocionante retrato de los emigrantes, a través de sus recuerdos: cartas manuscritas, fotos, testimonios…
La Casa de los Leones, las Casas Gemelas de Florencio Noriega o la Casa Roja, donde se rodó, hace unos años, el culebrón de Televisión Española ‘La señora’, son otras de las villas con más 'selfies' de Colombres.
Acantilados y pinturas rupestres
Muy cerca de Colombres, en la aldea de Pimiango, puedes viajar en el tiempo desde la historia indiana a la prehistoria. Escondida en un espectacular acantilado, se encuentra la cueva de El Pindal. La gruta conserva pinturas rupestres de caballos, bisontes, ciervos, un pez y un mamut, trazados en rojo por los hombres del Paleolítico Superior. Para visitar la cueva es imprescindible realizar la reserva por teléfono.
Además de la caverna, otro de los atractivos de esta zona costera -conocida como cabo San Emeterio- es un mirador con vistas espectaculares a los acantilados.
Dónde comer: La Barata (como su nombre indica, ofrece menús caseros por 10 euros). Cocina tradicional. El pote asturiano, muy recomendable. El restaurante está ubicado al lado de la plaza del Ayuntamiento de Colombres.
Dónde dormir: Quinta de Villanueva, en Villanueva de Colombres. Casona construida en 1908 con espectaculares balcones y un enorme jardín. ¡Para sentirte como un indiano!
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