Ahora que los emergentes vuelven a estar en el ojo del huracán, solo una parece librarse de la huida generalizada de los inversores: India. Al éxito de su economía, que registra el crecimiento más elevado entre los mayores países del mundo, ha contribuido, en buena medida, la disciplina impuesta por Raghuram Rajan(Bhopal, India, 1963) desde el banco central. Este economista de la escuela de Chicago defiende que la política monetaria ha llegado a su límite —“aunque un banquero central siempre te dirá que tiene munición de sobra, que no ha empezado más que a utilizarla”—, y advierte del riesgo de que el entorno actual desate una guerra de divisas.
Pregunta. ¿Le preocupa la volatilidad que vemos en los mercados?
Respuesta. Una de mis preocupaciones es la distorsión que la política monetaria que se puso en marcha como respuesta a la crisis financiera está introduciendo en el precio de los activos. Llega un momento en que los daños de esa política superan a los beneficios y es entonces cuando los mercados buscan señales. Es lo que está pasando ahora.
P. El gobernador del Banco de México sugería esta semana que quizás los países emergentes deberían adoptar medidas de relajación cuantitativa [la compra por un banco central de deuda pública y privada en el mercado para reactivar el valor de esos títulos], como vía de estímulo.
R. No conozco a fondo su propuesta, pero el primer problema que veo es que, en general, los países desarrollados tienen otro tipo de instituciones y no todos los países emergentes garantizan la independencia de sus bancos centrales. Eso generaría dudas más que fundadas de si eso serviría para financiar directamente el déficit fiscal, un extremo que muchos economistas rechazamos.
P. Podría tener un impacto sobre el tipo de cambio…
R. Es verdad que en algunos casos la relajación cuantitativa se ha utilizado como instrumento para intervenir sobre el tipo de cambio y creo que los países emergentes no deberían ir por ahí. Pero los países desarrollados deben asumir su responsabilidad y dirigir sus políticas a elevar la demanda interna y no a depreciar la divisa y atraer demanda de otros países. Para muchos de nosotros esa no es una política viable, quizás sí lo es para México.
P. ¿Cuánta presión está trasladando a las economías emergentes la depreciación del yuan?
R. La depreciación de la divisa china ha sido relativamente pequeña. Es mayor el temor a qué puede llegar a pasar. Hay quienes argumentan que las empresas chinas están intentando comprar dólares para pagar la elevada deuda que tienen en esa divisa y no supone un gran problema porque incluso si pagaran toda la deuda que tienen en dólares seguirían teniendo el mayor nivel de reservas del mundo. Las intervenciones de Pekín se han dirigido más a reducir la volatilidad en la cotización que a devaluar el tipo de cambio.
P. Razones sí tienen para hacerlo…
R. Los analistas atribuyen a China su voluntad de devaluar el renminbi [o yuan] porque su economía ha sufrido relativamente mucho más que otros países industrializados cuyas divisas se han depreciado de forma generalizada, salvo el dólar. Pero el renminbi sigue fuerte frente a monedas como el euro o el yen. Y eso preocupa a las autoridades.
P. ¿Qué pasará entonces con las demás divisas?
R. Yo creo que todo va bien mientras no entremos en una guerra de divisas. Es una amenaza real de la que debemos alejarnos. No creo que sea una posibilidad inminente, no tengo por qué dudar de los compromisos de las autoridades chinas y económicamente no veo justificación para ello. Sin embargo, si hubiera una guerra de divisas yo me quitaría del camino de su banco central.
P. ¿Por cuánto tiempo va a aguantar el dólar ser la divisa contra la que todos se deprecian?
R. Mientras su política monetaria diverja de la del resto y sigan subiendo los tipos de interés, el dólar seguirá siendo una moneda fuerte. Pero mi impresión es que los recientes repuntes responden a un entorno de volatilidad, dudo que sea una tendencia de largo plazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario