Seis años para pasear por el nuevo Santullano
El Bulevar tendrá cinco rotondas y un lago con embarcadero cerca de la iglesia de San Julián
El proyecto final del Bulevar de Santullano entregado por los arquitectos Clara Eslava y Miguel Tejada, de la UTE Bosque y Valle, permite trazar, además de una nueva autopista urbana, un aparcamiento disuasorio de 450 plazas y un lago con embarcadero, todo un parque a lo largo de 49 hectáreas. Los proyectistas quieren dar protagonismo a las especies autóctonas y privilegiar a las que consuman poca agua, una tarea que será larga y compleja de llevar del papel a la práctica. En un supuesto optimista, en el que las obras arrancasen en 2018 o a principios de 2019, y en el que se cumpliera lo establecido en el pliego de condiciones, sería una realidad en seis años.
Empezando en la ciudad, tras dejar atrás General Elorza y Víctor Chávarri, el recorrido de un viaje se inciaría bordeando la glorieta de la Cruz Roja hasta una nueva zona peatonal entre el Bulevar y el Adelantado de la Florida, suprimido el enlace por carretera entre ambas. Allí se encontrará con un carril bici que discurre en paralelo a toda la nueva calle y sendas peatonales a ambos lados junto con una parada de bus y la actual calle sin salida de Marcelino Suárez, ahora un sendero. A su alrededor observará, sobre todo, tilos y plantas de fuerte fragancia: lavanda, tomillo y romero.
Continuando hacia el oeste, el peatón continuará oliendo el aroma de estas plantas leñosas y se encontrará con que junto a San Julián de los Prados el prau sigue intacto y al norte hay una gran pradera en la que esparcirse, rodeada de alisos. Verá carriles más estrechos y la separación entre la carretera y la iglesia aumentada de siete metros a doce.
El lago
El siguiente hito será uno de los más espectaculares del proyecto: un lago entre las dos calzadas, con surtidor, embarcadero y hasta una pequeña isla. Según la vicealcaldesa, Ana Taboada, un «pequeño Retiro» que reaprovechará los depósitos pluviales. A su alrededor habrá dos sendas, multitud de sillas para sentarse a su vera, pues habrá un mirador y un puente por el medio, para que crucen las bicicletas, junto con un potente surtidor. En un extremo de la laguna, de algo más de media hectárea (el Carlos Tartiere abarca 0,7) se sitúa una playa de grava con juegos acuáticos. En esta zona, cualquier niño hará pie, y más adentro también los adultos. La vegetación ribereña está protagonizada por el saúco, el fresno y el sauce llorón.
Si para entonces el Ayuntamiento y el Ministerio de Defensa ya han alcanzado un acuerdo sobre el futuro de la Fábrica de La Vega, habrá algo más en la ruta. Al extremo este de la vieja factoría, y aprovechando la desaparición, con su puente, de la calle Ángel Cañedo, se ubica una zona de recreo con tirolinas y columpios infantiles. También, para los mayores, una zona de gimnasia con banco para abdominales, barra de equilibrio, slalom o muro para escalada. En cuanto a lo verde, tilos y abedules lo que más.
Poco antes del centro comercial Los Prados, el viajero verá al fondo a su izquierda el talud rebajado y el aparcamiento en un aspecto probablemente similar al actual, pero más allanado para facilitar actividades como conciertos o circos. Eslava y Tejada habían diseñado un auditorio al aire libre, pero Urbanismo lo descarta a petición de los vecinos. Además, prevén una serie de toboganes aprovechando el desnivel.
Al acceder al tramo central del Bulevar, el visitante verá cómo los tilos ceden la preeminencia a los fresnos, con presencia también de hayas y abedules. Entre los árboles, se abrirán claros para los juegos infantiles y también los de adulto (siete mesas de pimpón, una pista de petanca y otra de bolos) y en las entradas y salidas de estas zonas, más lavanda. Poco después de la nueva glorieta a la altura de Río Dobra, se sitúa un área de juegos en círculos para varias edades, incluyendo aparatos de gerontogimnasia.
Entre las nuevas rotondas de la Avenida de Atenas y la del para entonces inexistente puente de Rubín, y un poco más allá, el paseante se toparía con nueve espacios de huertos urbanos, acompañados por mesas de tipo merendero. También aprovechando la diferencia de alturas, en el Rubín habrá caballitos y juegos de escalada en la ladera.
El último tramo es el de la «vegetación más espesa», conformada por el roble y el castaño. Aquí, donde los caminos peatonales se encuentran y terminan, se ofrecen cuatro canchas deportivas: dos de tenis, una de voleibol y otra de baloncesto superpuesta a una de balonmano, con gradas para permitir la acogida de espectáculos públicos. Hasta el aparcamiento disuasorio se rodea de verde, para integrarlo del todo en el bosque.
La Tenderina
Por otro lado, el parque del Palacio de los Deportes estará modernizado con los bancos de diseño, con y sin respaldo, que salpicarán el Bulevar para facilitar la caminata, junto con sillas, tumbonas y una especie de largos divanes con bultos. En el paseo, también habrá baños públicos, papeleras y fuentes, todos ellos accesibles para personas con discapacidad. Además, la calle Joaquín Blume contará con un carril bici y será de sentido único hacia La Tenderina; al otro lado, en Río Dobra, también se podrá girar hacia Tenderina Baja.
De acuerdo con los arquitectos, se combinará el riego por aspersor con el manual, para lo que se instalarán bocas. Se deberá segar de abril a octubre y la hierba no excederá los ocho centímetros, «con el fin de evitar el encañamiento de las gramíneas, que perdería su belleza».
Cabe recordar que el proyecto presentado por Bosque y Valle tiene un coste total de 51,2 millones de euros, muy superior a lo esperado, debido a añadidos como la rotonda elevada exigida por el Principado al final del Bulevar o el colector sur y «mejoras» sugeridas. Ahora, técnicos de varias áreas municipales trabajan en depurarlo para que se quede en 31 millones y sea más asumible para el Ayuntamiento, que carece de fondos para sufragar el Bulevar tal y como está ahora. Será entonces cuando pueda sacarse a concurso la primera fase, comprendida entre el Palacio de los Deportes y el puente de Rubín, con un plazo de ejecución de año y medio.
Todos los grupos políticos coinciden en que la obra va más allá de un mandato. Además, por los ritmos administrativos, será muy complicado que comience antes de las elecciones municipales de mayo de 2019. Empezó a gestarse mucho antes, en 2012, al calor del 15-M, y en 2014 empezó a tomar forma con los procesos participativos de Imagina un Bulevar. El concejal de Interior, Iván Álvarez, tiende la mano a la oposición para abordar juntos un «proyecto de ciudad», pese a que tanto PP como Ciudadanos ven inviable una obra que califican de «estafa» y «timo» por los crecientes costes a medida que cambiaba el proyecto.
La titular de Infraestructuras, Ana Rivas, aventura que en lugar de tres etapas, tal vez hagan falta «seis o siete».
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