Las diferencias salariales crecen en Asturias a pesar de la recuperación económica
Los sueldos más bajos cayeron un 12% desde el inicio de la crisis, mientras que los más elevados crecieron más de un 9%
La economía asturiana mejora, pero su crecimiento no está llegando a las familias. Al menos no a las que tienen menos ingresos. De hecho, los trabajadores con los salarios más bajos son los que soportaron una caída mayor de los mismos desde el inicio de la crisis, frente al crecimiento que experimentaron, en cambio, las remuneraciones más elevadas. Esto no ha hecho más que acrecentar las desigualdades salariales en un mercado que lleva varios años adolecido por la precariedad, la temporalidad y el aumento de los trabajadores pobres que en España se sitúan ya en el 14,1%, la tercera tasa más alta de la Unión Europea por detrás de Rumanía y Grecia.
Según los datos de la Encuesta Anual de Estructura Salarial del Instituto Nacional de Estadística (INE), desde el 2008 y hasta el 2016 -último año del que constan datos- los salarios del 10% de la población que menos cobra han caído un 12,1%. Un descenso que no han sufrido, en cambio, los trabajadores con el sueldo más alto, quienes de hecho percibieron un incremento a lo largo de estos mismos años del 9,1%.
No obstante, de manera general, los salarios de los asturianos cayeron un 1,8% en el año 2016, el cuarto mayor descenso del país, y, aunque según el INE la remuneración media de un trabajador en Asturias es de 23.095,83 euros brutos anuales -1.924,65, al mes-, los sindicatos advierten de que este dato lleva a engaño por la peculiaridad del mercado laboral en la región. El fuerte peso de la industria, que en el año 2017 incrementó su valor dentro el PIB regional hasta alcanzar el 20,4% -un 1,1% más que en el año anterior- y donde los salarios alcanzan de media los 29.305,16 euros, compensa los números respecto al resto de sectores. De hecho, en el de la limpieza, el comercio y la alimentación -los tres juntos dan empleo a unas 39.500 personas- las remuneraciones mensuales en bruto no alcanzan, en una gran parte de los casos, los mil euros. Y este es precisamente el objetivo innegociable que se marcan los sindicatos con las patronales: lograr que para 2020 el salario mínimo sea de 1.000 euros al mes y que no haya ningún convenio colectivo por debajo de esta cantidad.
Desde UGT y CC OO critican que, a pesar de que Asturias cerró el pasado ejercicio con un crecimiento del 3,5% -por encima de la media nacional situada en el 3,1% y de la europea, en el 2,4%-, la mejora no está llegando a las familias. «No paramos de perder poder adquisitivo. El IPC sube -estaba en el 2,3% el pasado junio- y los salarios apenas crecieron en el último año un 1,1%», explica Javier Fernández Lanero, secretario general de UGT. En términos similares se expresa Úrsula Szlata, secretaria general de Empleo, Formación y Cultura de CC OO, quien lamenta además que «con los recortes de plantilla, los trabajadores han aumentado la producción, pero esa subida no se apreció en los salarios. Trabajamos más, pero la vida es más cara y las familias no pueden hacer más esfuerzos».
Trasvase de riquezas
Los salarios tienen cada vez menos incidencia en el PIB regional. Así lo aseguran desde UGT Asturias que señalan que «la distribución de la riqueza permite apreciar el trasvase producido de las rentas de trabajo a las empresas». De hecho, inciden, «entre 2010 y 2016 las remuneraciones de los asalariados perdieron un peso de 1,4% mientras que los excedentes empresariales solo se redujeron un 0,2%». En esta línea, añade Fernández Lanero, «se ha producido un importante trasvase de los asalariados a las empresas». Los datos nacionales arrojan, según UGT, que entre 2008 y 2016 las remuneraciones de los asalariados se redujeron en 26.900 millones de euros -un 4,6%-, mientras que, por el contrario, los beneficios empresariales crecieron en casi 5.900 millones de euros -un 1,3%-.
Todos esto es, en palabras de la secretaria general de Empleo de CC OO, «la tormenta perfecta». Explica que a raíz de la crisis se ha creado un mercado laboral muy precario que propicia el aumento de los trabajadores pobres: «Los salarios han bajado, pero el coste de los servicios se incrementaron. Y, además, recortaron en coberturas básicas como sanidad y educación. No solo perdimos poder adquisitivo, sino también derechos sociales».
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