Y Gamesa se mosquea.
Gamesa amenaza a Sebastián con 'arrancar los molinos' si cambia las reglas
Gamesa
@Agustín Marco - 04/05/2010 06.00h
Miguel Sebastián se vio la semana pasada con todas las empresas afectadas por el posible cambio de regulación de las energías renovables. El ministro de Industria escuchó, entre otros, a los máximos responsables de Iberdrola, Acciona y Gamesa. La empresa fabricante de los molinos de viento le anunció que se llevará parte de la producción fuera de España si no hay un marco jurídico que garantice la estabilidad del sector.
Gamesa es una de las empresas que más está sufriendo la incertidumbre regulatoria. La compañía, presidida desde finales del pasado año por Jorge Calvet, ha aplicado ya cinco expedientes de regulación de empleo (ERE), de los que cuatro son carácter temporal y uno de extinción. Este último es el que afecta a la factorial de Alsasua (Navarra), que será cerrada, con 150 despedidos.
Calvet le explicó al ministro de Industria que el sector eólico necesita una planificación porque montar un parque exige siete años y que el actual sistema de registro de proyectos le penaliza. De hecho, el presidente de Gamesa expuso que el sector se paró en seco entre mayo del pasado año, cuando se aprobó el nuevo sistema de asignación de primas –prerregistro- y diciembre, mes en el que el Ministerio hizo públicos los parques que se beneficiarían de los incentivos.
El que fuera máximo responsable de UBS y de Fortis en España le recordó a Sebastián los empleos y la riqueza que ha creado el sector de las renovables en nuestro país y la posible fuga de inversiones que se puede producir si Industria no garantiza un marco legal estable. Una aseveración que fuentes del sector interpretan como un claro desafío a la errática política del Gobierno y como una amenaza velada de que Gamesa se llevará sus plantas fuera de España si persiste la inseguridad.
Fue la primera vez que Calvet expuso personalmente a Sebastián lo que ya había dicho en los medios de comunicación. En febrero aseguró que, “si no se toman medidas rápidas se producirá un efecto de deslocalización que tendrá impacto en el I+D+i”. "Si no se puede hacer en España habrá que buscar otros lugares", añadió en relación a un prototipo de aerogenerador de 4,5 megawatios al no asignarse emplazamientos para dicho producto. En aquel acto, Calvet calificó de dañino el nuevo sistema regulatorio y desconfió de una recuperación del mercado en España por la falta de visibilidad del marco legal.
La cotización en bolsa se resiente
El aviso a Sebastián está más que justificado porque la compañía con sede en Álava ha tenido que apretarse el cinturón por la paralización del sector en España. A principios de 2009 Gamesa puso en marcha un plan de optimización de costes con el objetivo de aumentar la eficiencia operativa y consolidar la recuperación progresiva de los márgenes. El pasado año identificó 130 medidas de ajuste por un valor total de 400 millones de euros, de los que 150 ya se ahorraron en los últimos doce meses.
Además de sus centros de producción en España, Gamesa cuenta con factorías en China, EE UU e India. Estos tres últimos países son los que el grupo vasco considera como “mercados que cuentan con planes de estímulo económico ligados al desarrollo de la energía eólica o con regímenes regulatorios y tarifarios favorables al desarrollo de la actividad eólica en el largo plazo y, por tanto, con mayores expectativas de crecimiento”.
La compañía, que no cita a España como lugar donde se dan esas condiciones para invertir, se centró en 2009 en expandir su negocio lejos de nuestras fronteras, como demuestra la puesta en marcha del centro de Chennai (India) y la ampliación de la capacidad productiva tanto en Estados Unidos y en China. Al otro lado del Atlántico ha reforzado el perfil industrial para el lanzamiento global de un nuevo prototipo –el G10x-4.5MW- que no puede fabricar en España.
La cotización de Gamesa ha sufrido toda esta incertidumbre. En lo que va de año ha perdido un 21% de su valor y un 34% en los últimos doces meses. Se paga a poco más de 9 euros por acción, un nivel similar al que registró cuando la bolsa española se hundió a primeros de marzo de 2009.
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