domingo, 14 de julio de 2013

Futbolístas Geniales...

Fútbol - ¿Qué pasó con... Mágico González?

El salvadoreño que deslumbró al mundo en los años 80 vive feliz en su país ayudando a la Selección, jugando al fútbol por las calles y disfrutando de la vida. Muchos compararon su calidad con la de Maradona, pero él nunca quiso ser como Diego: "Sé que soy un irresponsable y un mal profesional. No me gusta tomarme el fútbol como un trabajo. Si lo hiciera no sería yo. Sólo juego por divertirme".

Los niños que en los años 80 nos asomábamos al fútbol en el Mundial 82 pudimos descubrir que en la selección de El Salvador jugaba un tipo delgado, despeinado y desgarbado que hacía maravillas con el balón pegado al pie.
Quién quiera encontrar ahora a Jorge Alberto González Barillas (El Salvador, 13 de marzo de 1958), deberá viajar sin demasiada urgencia a la capital salvadoreña y quizás, en alguna plaza escondida, esté Mágico González jugando una pachanga con los jóvenes salvadoreños para pasar el rato y disfrutando con su gran pasión: el balón.
Mágico González abandonó el fútbol profesional en el año 2000 a los 42 años en El Salvador y se dedicó, entre otras cosas, a hacer de taxista por la capital del país. Actualmente colabora con las categorías inferiores de la selección salvadoreña y vive de algunas contratos publicitarios que le caen del cielo. No en vano, Mágico González es el mejor jugador de la historia de su país y un mito para sus paisanos. Él nunca necesitó demasiado dinero para vivir porque encontró la felicidad de otra manera.

No quiso ser Maradona
Su talento, su calidad, su imaginación, sus pases inimitables y sus goles hicieron que muchos le compararan con Diego Armando Maradona. Pero su filosofía del fútbol y de la vida era otra: Él no era un profesional del fútbol, jugaba sólo para divertirse: "Reconozco que no soy un santo, que me gusta la noche y que las ganas de juerga no me las quita ni mi madre. Sé que soy un irresponsable y un mal profesional y puede que esté desaprovechando la oportunidad de mi vida. Lo sé, pero tengo una tontería en el coco: no me gusta tomarme el fútbol como un trabajo. Si lo hiciera no sería yo. Sólo juego por divertirme".
El Cádiz
Tras deslumbrar con su fútbol en el Mundial 82 Mágico González fichó por el Cádiz por siete millones de pesetas después de que no se presentara a firmar por el PSG, club que le tenía casi fichado. Mágico se metió a la afición española en el bolsillo con su manera de entender el fútbol, sus goles, sus pases imposibles y sus jugadas de otro planeta.
Su indisciplina era tal que no se presentaba a los entrenamientos, se dormía por las esquinas tras interminables noches de juerga, fumaba y bebía sin esconderse... El Cádiz le tuvo que asignar un 'policía' para que le buscara por las calles de Cádiz y le despertara por las mañanas para que fuera a entrenarse con sus compañeros.
Aquel mítico Carranza
La prueba más elocuente de lo que era Mágico González como futbolista se produjo en una semifinal del Trofeo Ramón de Carranza, en la que el Cádiz se enfrentaba al Barcelona. Mágico González llegó tarde al partido y empezó el encuentro desde el banquillo. Cuando los azulgrana ganaban por 0-3, el crack salvadoreño saltó al terreno de juego, marcó dos tantos, dio dos pases de gol y el Cádiz se clasificó para la final ganando al Barça (4-3). Genio y figura.
Pudo ser del Barça
Con el descenso del Cádiz a Segunda en 1984 Mágico González tuvo que salir del Carranza. El salvadoreño también hizo una gira con el Barça por Estados Unidos junto a Diego Armando Maradona, aunque el Barça finalmente no le contrató. Cuentan que la culpa la tuvo un incidente en un hotel. Se activó la alarma de incendios y Mágico González fue el único futbolista en quedarse en la habitación porque estaba acompañado de una mujer y no era cuestión de dejar a medias lo que acababa de comenzar.
Tras innumerables actos de indisciplina, Mágico González fichó por el Valladolid, pero la fría Pucela no tenía nada que ver con La Caleta y el crack regresó de nuevo a Cádiz. En julio de 1989 Mágico González fue acusado de un intento de violación y, aunque salió bien parado de aquel turbio asunto. nunca volvió a ser el mismo. En 1991 volvió a El Salvador y su estrella futbolística se fue apagando.

Muchos dicen que Mágico González pudo llegar a ser Maradona (calidad no le faltaba) pero él, fiel a su filosofía de vida, prefirió tomarse el fútbol como un juego y no como una profesión. Como decían los Leño, "Maneras de vivir".

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