Mientras los grandes fondos de inversión internacionales llevan merodeando durante años la oportunidad de invertir en grandes corporaciones industriales españolas, vease el caso de compañías como NH Hoteles, Uralita o FCC, por poner un ejemplo, el menudeo de la mediana empresa es un reducto para los inversores nacionales. Tras proyectos fallidos como Thesan Capital, que pinchó con su inversión en Ezentis, el único operador relevante que sobrevuela el mercado es la firma valenciana Sherpa Capital.
Constituida en torno al equipo gestor de la consultora empresarial Improven, que hizo sus pinitos en el capital riesgo a través de Tandem Capital, la nueva protagonista supo ver el giro del mercado y el horizonte de oportunidades que representaban compañías en apuros, como ya ha hecho con Maison Decor,Polibol o Ka International. El patrón operativo, resumido a grandes rasgos, es siempre bastante similar: aportar capital, obtener el control, prescindir de activos no estratégicos y optimizar la parte más rentable.
Antes de dar el salto al mercado de las cotizadas, Sherpa Capital ha adquirido rodaje con empresas de distintos y variados negocios. El último ejemplo esDédalo, el negocio de impresión comercial de Prisa y el fondo Ibersuizas, una división no estratégica que sólo representaba deuda y masa salarial. La firma valenciana adquirió la compañía a cambio de asumir los pasivos y con vía libre para cerrar una planta de producción, esfuerzos operativos que preferían no asumir los anteriores gestores.
El vuelo de Sherpa Capital ha llegado ahora hasta Cataluña. El pasado mes de septiembre el fondo anunció la adquisición por 1,4 millones de euros del negocio del fabricante óptico Indo, en situación crítica, aprovechando la reapertura del proceso concursal. A pesar de superar un acuerdo con los acreedores, los resultados negativos y la dificultad para financiar su circulante se convirtió en la puerta de entrada para el inversor oportunista, que está dispuesto a desembolsar dinero fresco a cambio del control.
Un caso similar puede ocurrir con Dogi. El fabricante textil catalán, en pérdidas y sin socio capitalista que apueste por su viabilidad, ha visto cómo llama a su puerta Sherpa Capital, dispuesto a liderar el proyecto de saneamiento de la compañía. De momento, el fondo sólo aporta un plan de negocio que contempla dar solidez financiera y restablecer el equilibrio patrimonial. El dinero, en este caso, sale de las arcas públicas de la Generalitat a través de un préstamo participativo.
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