El puzle del "espacio del cambio" vuelve a agitarse para reordenar sus piezas en, al menos, dos nuevos tableros electorales. Las réplicas del terremoto generado en Podemos Madrid, tras la escisión 'de facto' del sector errejonista para armar una candidatura conjunta con Manuela Carmena, bajo el paraguas de la plataforma electoral Más Madrid y al margen del partido, ya se han dejado sentir en el resto de territorios, que comienzan a tomar posiciones pensando en el largo plazo. En el escenario pos-Podemos. La siguiente parada que ya veían inevitable dentro y fuera de Podemos. Errejonistas, anticapitalistas y hasta pablistas, con Manolo Monereo a la cabeza, llevan varios meses reflexionando sobre ello. También dirigentes de IU e intelectuales con inquietudes ideológicas próximas.
La detonación controlada ha escalado en pocas horas a nivel estatal, poniendo fin al ciclo político que se inició hace justo cinco años. La escisión que Pablo Iglesias contuvo tras derrotar a Errejón en Vistalegre II, ofreciéndole como salida encabezar las listas en Madrid, se consuma ahora, a cuatro meses de las elecciones y tras cocinarse a fuego lento durante casi dos años. Comienza así una nueva fase para el denominado espacio del cambio —al que se tendrá que nombrar en plural, al dividirse—, en un contexto de desmovilización de la izquierda y tras ensayarse en Andalucía los pactos tripartitos entre PP, Ciudadanos y Vox.
El salto hacia adelante de Íñigo Errejón se enmarca, según coinciden en interpretarlo diferentes actores, en una estrategia de largo alcance para tomar posiciones ante un eventual escenario de declive electoral y deflagración de la organización. Primero, porque rescatará para su proyecto, ya sea para listas ya sea como colaboradores, a exdirigentes de Podemos, desde Carolina Bescansa hasta Luis Alegre e intelectuales afines, pasando por otros actores territoriales.
Errejón busca atraer a los sectores que mejor puedan conectarlo con el PSOE, como el partido Actúa de Llamazares o el Compromís de Oltra
Segundo, porque tratará de atraer a los sectores que mejor puedan conectarlo con el PSOE, como el partido Actúa, que lideran Gaspar Llamazares y Baltasar Garzón, con quienes ya ha mantenido conversaciones, y, sobre todo, con el Compromís de Mónica Oltra, con quien mantiene una estrecha relación personal y clara sintonía política. Este mismo jueves, tras el anuncio de Errejón, diputados de Compromís en el Congreso lo felicitaban por el paso dado y adelantaban que "con valentía, cooperación y amplitud de miras se conseguirá el cambio político en la Comunidad de Madrid". Toda una declaración de intenciones. Redes de conexión con el socialismo de tipo político, pero también mediáticas.
Lo tercero y principal, porque consideran que el proyecto de Podemos está agotado, tanto orgánica como electoralmente, y la estrategia pasa por anticiparse para dar respuesta y ocupar este espacio a la izquierda del PSOE. Una pasarela, aunque paradójicamente podría convertirse también en la pasarela al poder de lo que dominan "bloque reaccionario" (PP, Ciudadanos y Vox). "La operación va más allá de la comunidad, mira al Estado. Tiene una implicación estatal. Funda su propio proyecto político, aunque sea indistinguible del PSOE, rompiendo con Podemos y con el bloque del cambio con una aspiración que no se limita a Madrid, porque esa nunca fue su aspiración. Tiene un reto mayor, que hoy queda de manifiesto", asegura un dirigente madrileño del partido que participó con Errejón en la fundación de Podemos y compartió escenario durante su presentación en sociedad, el 17 de enero de hace cinco años. "Hace este movimiento en Madrid pensando en el pos-Podemos", concluye.
Desde Más Madrid, consideran que Podemos está agotado y la estrategia pasa por anticiparse para ocupar este espacio a la izquierda del PSOE
Los argumentarios que ya se están desplegando desde Más Madrid dan cuenta de la vocación estatal de este proyecto errejonista (¿Más España?), a replicarse en otros territorios y a polarizar con PP, Cs y Vox. "La alternativa a las derechas"; "en mayo, en Madrid, se elige lo que representan Ignacio González y Ortega Smith o la esperanza que significan Manuela e Íñigo"; la conquista de "un futuro de libertad, justicia y democracia, un futuro enfrentado a quienes nos quieren en un siglo XIX de caciques, de quienes nos quieren anclar en esa España caduca, machista, homófoba y al servicio del señorito", o que esta candidatura, como en su día lo habría sido Ahora Madrid, seguirá siendo "el referente de muchos ciudadanos y organizaciones para las elecciones municipales de 2019".
Otros se orientan más en clave interna y de arenga a dar un paso al frente: "Dijimos hasta la saciedad que los partidos son herramientas, no fines en sí mismos, que no éramos 'patriotas de partido ni de siglas'. ¿Os acordáis? Bueno, eso significa poner por delante la herramienta más adecuada a nuestro color favorito si eso nos pone en mejor situación para defender derechos, ampliar libertades, ganar espacio político... Aunque, naturalmente, nuestro color favorito debe estar en la primera línea de este camino junto con mucha más gente".
Ante la evidencia de que escale y se territorialice el nuevo proyecto político de Errejón —recogiendo a sus afines dentro de Podemos—, "su nuevo partido con Manuela Carmena", según el secretario general Pablo Iglesias, este lanzaba un aviso a navegantes. El líder de Podemos aseguraba, a través de un mensaje a los inscritos, que no presentaría candidatura a la capital para competir contra Carmena, pero que esta sería la única excepción. "Podemos saldrá a ganar" en todos los municipios y comunidades, advertía. Candidaturas que, como se ratificó en el acuerdo marco con Izquierda Unida para confluir en el próximo ciclo electoral, se harán bajo las siglas de la confluencia Unidas Podemos, junto a la organización liderada por Alberto Garzón, Equo "y la sociedad civil y la gente".
El nuevo partido de Errejón vuelve a recuperar la esencia de los hiperliderazgos, el rechazo a las siglas de partido y las ideologías fuertes
El líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón, ratificaba esta voluntad de concurrir en coalición con Podemos y se descolgaba totalmente del nuevo proyecto de Errejón porque "en IU nunca hemos compartido que esa unidad se consiga dividiendo y creando más partidos o plataformas". Recordaba asimismo que "el año pasado llegamos a un acuerdo marco con Podemos para concurrir a las elecciones europeas, autonómicas y municipales, que fue ratificado por la militancia de Izquierda Unida". Al mismo tiempo, dejaba la puerta abierta a que se incorporasen a estas candidaturas de unidad popular más actores, como podría ser el caso del sector anticapitalista en Madrid, matizando que el acuerdo marco "pretende desplegarse para sumar a más gente y movimientos".
El nuevo partido de Errejón, en tándem electoral con Carmena, vuelve a recuperar la esencia de los hiperliderazgos, el rechazo a las siglas de partido, las ideologías fuertes y, en definitiva, se pliega a las demandas de las sociedades cada vez más individualizadas. Las plataformas difusas se abren paso en detrimento de las organizaciones clásicas, acoplándose a una nueva realidad marcada por el deterioro del eje izquierda-derecha, la incertidumbre y las pulsiones populistas. Marcos y estrategias en las que siempre se movió Errejón.
Ahora tendrá las manos libres para desplegar su propio proyecto, con total autonomía, y desplegarlo a nivel estatal. Una apuesta al todo o nada, mimetizándose con Carmena y con su nuevo partido político Más Madrid, con hiperliderazgos que trascienden las siglas y donde las ideologías líquidas le permitirán intentar "resignificar" la idea de España o desplegar "la patria cívica" que tanto teorizó.
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