La parroquia del Corazón de María acogió ayer el funeral del reputado médico cirujano sierense Celestino Melchor Fonseca, 'Tino' (Lieres, 1929), que falleció el pasado domingo a los 89 años tras una vida «larga, plena» y «aplicada» al correcto desempeño de su profesión. Así lo definió el párroco, José Blanco, al comienzo de una emotiva despedida en la que las bancadas del templo resultaron escasas para acoger a los familiares, amigos y antiguos pacientes que acudieron a dar su último adiós al doctor y el más sentido pésame a su viuda y hermanos.
Melchor Fonseca, que fue jefe de Servicio de Cirugía del Hospital General de León, jefe de sección de Cirugía General y Aparato Digestivo del Hospital General de Asturias y director de la misma área en el Centro Médico de Asturias, dedicó la actividad de sus últimos años a la consultoría en el departamento que antes encabezaba y a formar parte del consejo de administración de la empresa Medicina Asturiana S. A.
«Una vida dedicada por completo a su mujer, a la medicina, al Centro Médico y a la innovación», recordó uno de sus colegas más allegados, el doctor José María Richard Rodríguez, coordinador jefe del servicio de Cardiología del Centro Médico e hijo de uno de sus impulsores. «Cuando mi padre (José María Richard Grandío) y el doctor José Manuel Antuña fundaron el centro, enseguida echaron la vista al Hospital General de León; querían a 'Tino' con ellos, y no se equivocaron: vivía por el centro y fue pionero, entre otras cosas, en el tratamiento del cáncer de colon», declaró Richard.
Corría el mes de febrero de 1961 cuando Celestino Melchor Fonseca llegó por primera vez al Hospital General de Asturias, tan solo seis años después de licenciarse en Medicina y Cirugía por la Facultad de Valladolid en 1955 con la calificación de sobresaliente. En 1964, y hasta 1968, ya era jefe de servicio. Al año siguiente, y durante diez años más, ostentó el mismo cargo en el Hospital General de León. Después, dirigió el departamento del Centro Médico durante 26 años (hasta 2004).
Deja viuda, María Elena Estrada Felgueroso, y cuatro hermanos. No tuvo hijos. «Era un médico único por su dedicación a los enfermos; no abandonó la clínica ni un segundo. Algunos bromeábamos con que nunca se jubilaría», expuso uno de sus compañeros en el consejo de administración. «Un doctor de categoría», sentenció.
Tras el cálido funeral de cuerpo presente en el que el párroco llamó a los asistentes a depositar «toda su fe y esperanza» en el «compromiso» del fallecido con la vida eterna, uno de sus antiguos compañeros, el doctor y exdirector médico del Hospital General de León, Antonio López Sastre, dedicó unas palabras al fallecido. «A veces, los amigos son los familiares que escogemos», clamó.
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