“Nuestra reputación está hundida, y esto no ayuda”, asegura a este diario un veterano banquero español que ha sido directivo de un banco del Ibex. Se refiere a la presunta relación entre Francisco González y el comisario Villarejo, y suma el fichaje frustrado de Andrea Orcel por Ana Botín, que califica como “chapuza con explicación poco creíble”. Las llamadas realizadas por este diario a ejecutivos españoles muestran que ese sentimiento es la tónica general en el sector tras los sucesos acaecidos este comienzo de año y que afectan a las dos principales entidades del país.
Y eso no hace más que añadir más leña al fuego. Las dos grandes patronales de banca, la Asociación Española de Banca (AEB) y la Conferencia Española de Cajas de Ahorros (CECA), llevan años trabajando en mejorar la imagen del sector, para lo que desde hace tiempo sondean contratar una agencia externa que ayude a afinar la estrategia a medio y largo plazo.
Pero los banqueros consultados ven difícil poder mejorar la imagen general cuando en las dos principales entidades hay una crisis institucional de diferente origen. En Banco Santander, por el fichaje fallido de un consejero delegado anunciado en septiembre, y en BBVA, por el espionaje masivo del Grupo Cenyt entre 2004 y 2005 para frustrar la toma de control del banco por la constructora Sacyr, un movimiento que hubiera acercado a la entidad a la órbita de influencia del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
“Mucho daño reputacional nos lo hemos ganado en los últimos años, pero los últimos golpes nos vienen sin hacer nada”, afirma otro banquero, ajeno a los dos grandes bancos. Ya las sentencias contradictorias en octubre y noviembre del Tribunal Supremo sobre el impuesto de actos jurídicos documentados (AJD) que grava la constitución de hipotecas puso la banca en la picota.
El Gobierno intervino para señalar a los bancos como sujeto pasivo. Como se ha visto con el encarecimiento posterior de las hipotecas, una vez disipada la posibilidad de que se aplique retroactividad, el daño ha sido más reputacional que económico. La teoría económica dice que el reparto de un impuesto sobre el precio entre consumidor y vendedor depende de la competencia o la necesidad de compra, y no de a quién se repercute el tributo.
Sin tiempo para haber enterrado la polémica del tributo, BBVA y Santander vuelven a copar portadas nacionales e internacionales. El primer caso es el que más preocupa, ya que “muchos ciudadanos van a pensar que son actuaciones de la banca y no de una entidad concreta”, señala uno de los banqueros consultados. Audios e informes señalan que Francisco González, presidente de BBVA durante 17 años —en los que el banco perdió un 14% de su valor ajustado por dividendos y ampliaciones—, ordenó investigar la vida privada del exministro Miguel Sebastián y otros altos cargos del Gobierno de Zapatero al comisario José Manuel Villarejo, en prisión preventiva desde noviembre de 2017 acusado de presuntos delitos de organización criminal, cohecho, blanqueo de capitales, extorsión y descubrimiento y revelación de secretos.
Esperando medidas
Los informes del agente encubierto señalan que la llamada operación Trampa la financió BBVA con al menos 517.600 euros. Carlos Torres, heredero en la presidencia ejecutiva de Francisco González a elección de este, admite que se contrató a Villarejo y que hay una investigación en marcha que “ha ampliado”. La entidad aseguró en un comunicado que si acredita irregularidades, “tomará las medidas internas que procedan y llevará a cabo las acciones judiciales pertinentes, y, como siempre, colaborará con la Justicia”.
El caso ya ha llegado al cuartel del supervisor europeo en Fráncfort. El Banco Central Europeo (BCE) ha instado al consejo a que tome cartas en el asunto, según fuentes conocedoras. En el aire está la presidencia de honor de Francisco González, y algunos ya señalan su plan de pensiones de 80 millones de euros.
Por ahora, no hay datos para valorar si hay impacto en el negocio del banco, y en bolsa continúa cotizando por debajo del valor en libros igual que antes de que explotara el escándalo. Pero ya hay advertencias, como la que ha hecho S&P: “Consideramos el daño reputacional en los ‘ratings’ si influye en el negocio y en el perfil financiero. En BBVA hay una investigación y es pronto. Lo estamos monitoreando para ver si hay sanción o impacto”, señaló este miércoles Luigi Motti, responsable del análisis de los bancos.
En medio de esta crisis institucional y reputacional en el segundo banco español del 'ranking' por activos, el primero ha añadido dudas sobre su gobernanza. El martes, tras el cierre de la bolsa española, Banco Santander anunció por sorpresa la cancelación del fichaje de Andrea Orcel como consejero delegado, que había anunciado en septiembre y cuya llegada estaba prevista para abril junto con el nuevo plan estratégico. La justificación reside en el coste de más de 50 millones, mayor del estimado inicialmente.
En el sector ya retumban fuentes que cuestionan que en la ciudad financiera de Boadilla no se conociera la cifra de antemano. El banco mantendrá a José Antonio Álvarez como consejero delegado, y busca presidente para Santander España que sustituya a Rodrigo Echenique. La marcha atrás con el fichaje de Orcel ya ha provocado reacciones críticas en medios internacionales como 'Financial Times' o Bloomberg. Aunque esta noticia tiene lectura positiva para otros actores del mercado, como la gestora de fondos Bestinver, que incorporó al Santander a su cartera en el cuarto trimestre. "Lo que nos gusta es su banca tradicional de 'retail'. No es un banco de inversión", señaló este miércoles el presidente de la gestora de Acciona, Beltrán de la Lastra, que añadió: "Nos gusta más Santander sin Orcel que con Orcel". Asimismo, el ex de JP Morgan cree que el riesgo reputacional de escándalos como el de BBVA en el apetito inversor es "real y serio".
Los dos bancos arrojan dudas en el mercado en un año que debería ser de punto de inflexión, después de las caídas en bolsa del 32% para BBVA y del 24% para Banco Santander. Pese a que ambos han arrancado con ganancias en 2019, cotizan con ratios de entre 0,7 y 0,8 veces el valor en libros, y con indicadores PER (veces que se repite el beneficio por acción en el precio) en torno a las 10 veces, más baratos que el Ibex. Los grandes bancos cotizan cerca de mínimos de dos años por valoración, y su crisis institucional no ayuda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario