jueves, 15 de enero de 2009

Las próximas Europeas claves.

Sí no queremos depender de mamonadas gilitas y rusas, hay que fortalecer una idea COMÚN de Europa.

2009: el año en el que Europa debería, por fin, madurar
Unión Europea, Israel, Gaza
@Aurora Mínguez. Berlín - 15/01/2009 06:00hDeja tu comentario (4)
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En las crisis mayúsculas, como las que estamos viviendo estos días, es cuando se pondera de verdad -como diría Fraga- el peso de las instituciones y los políticos. Y hasta ahora, no se puede decir que Europa haya dado la talla. Está claro que la presidencia checa de la Unión no está siendo tomada muy en serio en Moscú a la hora de cumplir con los acuerdos firmados con la UE para garantizar la distribución del gas. Probablemente en los pasillos gubernamentales de Jerusalén deben de estar un poco hartos de las visitas diarias de los ministros de Asuntos Exteriores europeos quienes, uno a uno, en procesión, acuden allí solicitando un alto el fuego en la tragedia de Gaza. Triste espectáculo de una Europa que no ha sido todavía capaz de ponerse de acuerdo para tener una sola voz en política exterior.

La segunda guerra entre Israel e Irán

Esa y otras razones de tipo ideológico explican por qué la Unión Europea en su conjunto, y Europa en particular, no son tomadas tampoco en gran consideración por los israelíes a la hora de poner fin a las hostilidades. Los europeos son vistos como antisemitas en diferentes grados -y los españoles, al parecer, somos un caso grave- y, sobre todo, como unos miopes incapaces de ver cuáles son las claves de esta trágica lucha. Sí las ha detectado un intelectual como Joschka Fischer, ex ministro de Asuntos Exteriores alemán: a lo que estamos asistiendo en estos días -dice Fischer- es a la segunda guerra entre Israel e Irán (representado sobre el terreno por Hamás), después de una primera edición que tuvo lugar hace dos años cuando los israelíes invadieron el sur del Líbano para intentar acabar, sin éxito, con Hezbolláh.

La oportunidad de cambiar Europa y sus líderes

Crisis económica aparte, y ya con Obama como presidente, Europa se enfrenta a un año 2009 bastante decisivo. Van a cambiar sus dos instituciones más destacadas: el Parlamento y la Comisión europeas. El día 7 de junio se va a elegir una nueva Eurocámara, y 400 millones de europeos podrán escoger de manera directa a sus representantes allí. Si en el Parlamento Europeo consiguen la mayoría los socialdemócratas, el próximo presidente de la Comisión Europea, es decir, del Ejecutivo europeo, será también socialdemócrata. En caso contrario, es decir, si ganan los partidos conservadores, Durao Barroso podría conseguir esa reelección con la que sueña. Desgraciadamente, en la campaña para los comicios europeos se hablará más de cuestiones nacionales que de las comunitarias, demostrando nuestros políticos una vez más su escaso conocimiento e interés por un tema vital para nuestro futuro. Semejante conducta es probable que se vea premiada con una apabullante abstención el día de la votación. Sería una lástima si este pronóstico se ve confirmado por la realidad.

Otro asunto europeo pendiente y que también tiene su peso específico es el previsto referéndum irlandés sobre el Tratado de Lisboa. Ese Tratado que, si hubiese entrado en vigor ya, nos habría permitido tener un Ministro de Exteriores Europeo. Y nos habría proporcionado también en este año un presidente de Europa, oficialmente denominado “Presidente del Consejo de Jefes de Estado y de Gobierno de la UE”, que se hubiera podido sentarse a negociar directamente y de tú a tú con Obama o Medvedev sobre cómo abordar la crisis económica, el desastre del cambio climático o el fundamentalismo islámico. 25 de los 27 países de la Unión Europea han dado el sí al Tratado de Lisboa. Los irlandeses dicen que celebrarán su consulta popular en noviembre. El presidente checo, Klaus, insiste en que sólo ratificará Lisboa cuando lo hayan hecho los irlandeses. Así están las cosas y mejor no pensar en la posibilidad de que en la isla verde digan de nuevo “No”.

Más tropas europeas a Afganistán

Este año 2009 es el de los aniversarios. 20 años de la caída del Muro de Berlín, 60 años de la República Federal de Alemania, 60 años de la creación de la OTAN. Las celebraciones que tendrán lugar en paralelo los días 3 y 4 de abril en Estrasburgo (Francia) y Baden Baden (Alemania) serán también el escenario para la primera cumbre europea de Barack Obama. Será una oportunidad para reiterar la fortaleza del vínculo transatlántico, pero también para demostrar la voluntad europea de echar algo más que una mano en Afganistán. Tras ocho años de guerra, allí ha quedado comprobado de sobra no sólo la contumacia de los talibanes, sino la necesidad de que Europa demuestre a los Estados Unidos que está dispuesta a implicarse de igual a igual, como se espera de un socio maduro y fiable. Terreno peligroso en el que están en juego no sólo vidas humanas sino presupuestos de defensa que en estos tiempos de crisis no andan precisamente sobrados.

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