domingo, 19 de julio de 2015

Después de la Tempestad( Varoufakis ) llegó....

  • No parece tarea fácil hacer olvidar al exministro Yanis Varufakis. El motero que no gustaba a Merkel se ha autoexcluido de la partida después del abrumador no del pasado referéndum griego. En su lugar, ha agarrado el timón de las finanzas helenas y de las negociaciones con Bruselas Euclid Tsakalotos (Rotterdam, 1960). Es un holandés errante con fama de listo que, a diferencia de su antecesor, pasa por discreto y nada engreído. De momento y en su estreno, la fama de buen negociador de poco o de nada le ha servido ante una troika que ha acabado imponiendo su versión más dura y castigando a Grecia después de un referéndum recibido por el sector de Wolfgang Schäuble (ministro de Finanzas alemán) como una ofensa.

Íntimo de Yanis Varufakis, comentó en su toma de posesión: “Espero que algún día, cuando seamos viejos, podamos sentarnos en un café a intercambiar experiencias, qué hicimos bien y qué no”. De momento, y hasta que eso no llegue, ahora le toca marcar su propio estilo apartándose o no de la política de su amigo y, en definitiva, coger las riendas de una economía griega castigada con visos de serlo aún más y, por ende, de aumentar un clima de crispación que parece haberse instalado para quedarse en el país heleno.

Porque viene de familia adinerada le llaman el aristócrata rojo. Aunque su pasado pudiera llevar a equívocos, Tsakalotos es cien por cien Syriza y se le sitúa a la izquierda del partido que lidera Alexis Tsipras. Vendría a ser el marxista moderado del grupo, o de ello se le tacha. Pero el haberse criado en Inglaterra le dio fama de chico de derechas. Luego, cuando en 2013 se supo que parte de su patrimonio había sido invertido en fondos extranjeros, como JP Morgan o BlackRock Global, los críticos empezaron con la cantinela del aristócrata rojo o el champán socialista. En su defensa, Tsakalotos cuenta que es cobeneficiario de parte de las propiedades de su padre que, a su vez, fue el responsable de las incómodas inversiones. El progenitor, Stefanos Tsakalotos, fue un poderoso ingeniero civil de los astilleros griegos que hizo en su día una extraordinaria fortuna.

Nacido en Holanda y formado en Gran Bretaña, de donde conserva el acento y cierta flema, obtuvo el doctorado en Oxford en el año 1989. Desde entonces y hasta 1994 trabajó como profesor e investigador de la Universidad de Kent. Allí conoció a su mujer, la escocesa Heather Denise Gibson, ahora asesora en el banco central heleno, con la que ha tenido tres hijos. Cuentan que su afición a la política nació en aquella Inglaterra, y debe agradecérsela a Margaret Tatcher o, mejor dicho, a las protestas callejeras que ejerció contra la Dama de Hierro. Fue en 1995 cuando el hijo pródigo decide volver a casa y ponerse a trabajar en la Universidad de Economía y Negocios de la capital helena donde permaneció hasta fichar por la Universidad de Atenas como profesor de su departamento de Economía. Desde entonces y hasta su nombramiento ha combinado su labor docente con la política.

Su ascensión en Syriza no fue fácil, pero poco a poco su compromiso y virtudes académicas fueron convenciendo a los radicales de izquierdas. Antes, incluso tuvo que ganarse su confianza repartiendo octavillas o sirviendo bebidas en los festivales de las juventudes del partido, primero en Synaspismos, luego en Syriza. Al final, el roterdamés ha llegado a lo más alto de su formación política, donde es miembro del comité central y ahora el presidente Alexis Tsipras le ha nombrado ministro. De aquellos inicios, a Tsakalotos le ha quedado la fama de ser en el partido el hombre de las tareas que nadie quiera hacer, como por ejemplo hacerse cargo del Ministerio de Finanzas después de Varufakis y del referéndum del no.

En el año 2012 publicó Crisol de resistencia: Grecia, la eurozona y la crisis económica mundial, libro donde cuenta su versión de la crisis financiera como culminación de dos décadas de modernización neoliberal a costa de la desigualdad y el déficit democrático. Una crítica que compatibiliza con la defensa de las reformas estruc­turales en Desmontando la ex­cepcionalidad griega, obra que arremete contra el Estado clientelar, la evasión fiscal y la preservación de los privilegios de la clase dirigente.

Tsakalotos, a diferencia de su predecesor en el cargo, tiene la extraña habilidad de agradar en Bruselas, donde es recibido como a un gentleman inglés y tratado como a uno de los suyos. Un respeto que, al menos hasta el momento, también recibe en Grecia, donde son reconocidas y valoradas sus habilidades. En su primera visita como nuevo ministro de Finanzas –antes, Tsakalotos ya lideraba el comité griego negociador con la Troika en substitución de Varufakis por designación de Tsipras–, apareció con una nota escrita a mano en una hoja de hotel donde se podía leer en perfecto inglés: “Evitar triunfalismos”, refiriéndose, claro está, a la abrumadora victoria del no en el referéndum griego. Era un guiño entendedor para que sus adversarios captasen que él no era Varufakis y que se imponía un nuevo estilo negociador, más de guante blanco; aunque, vistos los resultados, de poco le ha servido.


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