"Me cansé de vender mi alma al diablo de la música comercial"
Rufus Wainwright (Rhinebeck, Nueva York, 1973) tiene ángel, es adorable, locuaz y cautivador
"La música popular se ha vuelto demasiado comercial, mientras que la clásica es muy distante, así que creo que se necesitan de forma desesperada"
Vuelve a España en una gira que concluirá el 20 de octubre en Murcia
Rufus, a secas, está de nuevo de gira en España con un piano, su voz, su talento, el último álbum que celebra los 400 años de la muerte de Shakespeare con nueve sonetos musicalizados, los temas pop más icónicos y atormentados, su primera ópera Prima Donna, y toda la brillantez que revela su polifacética carrera musical.
Con 43 años, Wainwright está casado con el productor teatral Jörn Wiesbrodt y tiene una hija con su amiga Lorca Cohen, hija a su vez de Leonard Cohen, pero se sigue declarando "atormentado" y con ganas de que Estados Unidos salga del "cuarto oscuro" que representa el candidato republicano, Donald Trump.
En su último álbum Take all my loves: 9 Shakespeare sonnets ha colaborado tanto con actores, como Helena Bonham Carter, como con cantantes, como Florence Welch. Por otro lado, también se atrevió a componer ópera conPrima Donna (2009), ¿le interesa especialmente el aspecto más teatral de la música?
Trabajé muchos años en mi primera ópera, al mismo tiempo que con los sonetos de Shakespeare, y realmente fue una reacción al mundo empresarial y aburrido de la música pop que, en muchas ocasiones, sólo quiere vender un producto. Quería escribir música por placer, lo cual sí se puede hacer en el teatro porque no hay mucho dinero.
Luego pasó el tiempo y empecé a echar de menos la atmósfera más actual y útil del pop porque es un público más joven y entonces hice un álbum con Mark Ronson (Out of the game). Empecé de gira y también me cansé de vender mi alma al diablo comercial y volví a escribir una segunda ópera. Así que parece que tengo una especie de relación ping pong: cuando me voy hacia un lado, echo de menos el otro y vuelvo.
El pianista clásico James Rhodes hace un gran esfuerzo en su libroInstrumental para hacer llegar la música clásica a otros públicos y que deje de tener esa etiqueta snob. ¿Le parece importante romper las fronteras que separan la 'alta cultura' de la 'baja cultura' o en este caso, la música clásica frente al pop?
Ambos mundos están muy distantes. Han estado separados durante demasiado tiempo, pero sobre todo hoy en día cada género necesita al otro. Esencialmente la música popular se ha vuelto demasiado comercial y previsible, mientras que la clásica es muy distante, demasiado especializada e intelectual y no se gana mucho dinero, así que creo que se necesitan la una a la otra de forma desesperada para sobrevivir. Es una cuestión de que ambas partes continúen colaborando. Yo siento que hay una conexión entre ambas y que habrá más posibilidades en el futuro.
Ahora que está casado –con Jörn Wiesbrodt- y tiene una hija –Viva, de cinco años, con su amiga Lorca Cohen-, ¿se siente igual de atormentado que cuando era joven?
Siempre he sido una persona atormentada y ese es el motivo de que me guste tanto la música clásica porque –y esto creo que muchos jóvenes no lo saben- una vez que entras en las sinfonías y conoces la vida de los grandes compositores te das cuenta de que vivieron unas vidas decadentes, locas y salvaje.
Ahora mismo me llega mucho más más la ópera que el rock'n'roll. Sobre todo a mi edad, con 43 años, soy mucho más capaz de conectar con esa parte oscura de la ópera. Puedo entenderla mejor porque también he vivido en esa oscuridad.
¿Le sorprendió la ambigüedad sexual de los sonetos de Shakespeare?
Sí que me sorprendieron en ese sentido. El primer soneto que leí pensé que trataba de un amor puro e idealizado. Cuando lo releí años después me di cuenta de que hablaba de sexo duro. Dependiendo de dónde pongas la atención cada soneto puede tener hasta cuatro y cinco lecturas diferentes. Me parece completamente fascinante.
Ha comentado en alguna ocasión que le aman o le odian. ¿Qué es lo que más ama y lo que más odia?
Me acabo de mudar otra vez a Los Angeles porque mi marido encontró trabajo aquí, pero nos gustaría pasar más tiempo con nuestra hija, que vive con su madre. Definitivamente ella es a quien más amo. Y lo que más odio es el tiempo, ya sea el tiempo que te lleva hacer el desayuno o envejecer y morirte. Cuando te haces padre, el tiempo se convierte en tu peor enemigo porque a veces te ves obligado a estar lejos de tu hijo.
En Europa están creciendo las posturas en contra de la inmigración y de la Unión Europea, mientras que en Estados Unidos un candidato racista, sexista y homófobo como Donald Trump ha llegado a la carrera presidencial. ¿Qué opina de esto?
Esta semana parece más positiva en cuanto a la derrota de Trump y no creo que pueda sobrevivir después de los comentarios sobre abusos a mujeres que han salido a la luz.
Nunca se sabe, pero es verdaderamente repugnante. Por supuesto, su postura antiinmigración es totalmente ridícula porque Estados Unidos no está haciendo lo que le corresponde en lo que respecta a la inmigración teniendo en cuenta lo que pasa en Siria y Oriente Medio. Pero al menos esta semana me siento más positivo en el sentido de que Estados Unidos está despertando con respecto a la derecha. Espero que sea capaz de despertarse del todo y salga del cuarto oscuro [risas].
¿Cómo se siente al volver de gira a España?
Siempre estoy feliz en España. Fue uno de los primeros países donde llegó mi música y apoyaron mi carrera, así que España es la joya de la corona.
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