La balanza se va inclinando claramente a favor de la abstención a Mariano Rajoy. Los días pasan, el comité federal del PSOE es este domingo y las posiciones van quedando cada vez más nítidas. Salvo sorpresa de última hora, el máximo órgano de dirección del partido optará por el "mal menor", según el lenguaje utilizado por el jefe de la gestora, Javier Fernández: facilitar el Gobierno al PP. Con dolor, con división entre la dirigencia, con enfrentamiento servido con el PSC y a costa de un divorcio enorme con las bases. Pero saldrá, y con una mayoría que muchos ya prevén "holgada", de en torno a 50 votos, el doble del margen con el que los críticos de Pedro Sánchez lograron derribarlo en el 'sábado negro' del 1 de octubre. Lo que aún sigue abierto es cómo se materializará esa abstención: a través del voto de solo 11 diputados —el número que le hace falta al presidente en funciones para resultar reelegido— o, como parece más probable, o con unidad de todo el grupo, la fórmula por la que ha apostado Susana Díaz con fuerza, y sin ánimo alguno de perder su órdago. Pero en este último caso el PSOE se expone a visualizar su división interna: el disenso del PSC y de un puñado de parlamentarios aislados.
En el anterior comité federal, el resultado se preveía ajustado, aunque con una ligera ventaja de los barones que habían acaudillado la rebelión contra el secretario general. Pero el resultado era incierto, y prueba de ello fue el acalorado debatesobre el procedimiento y el censo de votación, que estalló con una espectacular tangana cuando la dirección saliente sacó una urna detrás de una mampara, un gesto nada esperado y que desató los gritos de "¡pucherazo!". Este domingo, la reunión del máximo órgano se prevé larga, intensa, pero no tensa. Y el resultado es más previsible, porque tanto en la gestora y sus federaciones afines como entre los sanchistas se ha extendido la sensación de que la victoria de la abstención, entre los 259 miembros con derecho a voto (de los 266 que pueden asistir), es segura. Este mismo viernes, la secretaria general del PSE, Idoia Mendia, una baronesa muy fiel a Sánchez, reconocía que "va a estar muy difícil que el no sea mayoritario en el comité".
Un recorrido por los territorios proyecta ese triunfo de la posición patrocinada por todos los presidentes autonómicos, con la excepción de la balear Francina Armengol. La abstención es la opción abrazada mayoritariamente por los delegados de las federaciones más grandes (y las que, por tanto, gozan de mayor representación en el comité): Andalucía, Castilla-La Mancha, Asturias, Extremadura y Aragón. Todas ellas acuden a la decisiva cumbre de este domingo muy cohesionadas en torno a su respectivo líder, con escasísimas fugas. Díaz, por ejemplo, de su cincuentena de delegados, no tiene bajo su órbita al sevillano Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, a la almeriense Consuelo Rumí y tal vez al gaditano Luis Pizarro. En Castilla-La Mancha, a Emiliano García-Page se le escapan un par de representantes de un total de 13; con Javier Fernández están ocho de los 11 dirigentes asturianos; a Guillermo Fernández Vara le siguen en torno a 13 de los 15 miembros extremeños.
Andalucía, Castilla-La Mancha, Asturias, Extremadura y Aragón abrazan la abstención y acuden bastante compactas. Valencia y Canarias están más divididas
El sexto presidente autonómico socialista favorable a la abstención, aunque no haya apostado aún públicamente por ella, el valenciano Ximo Puig, tiene a su delegación dividida. De hecho, su posición no fue la mayoritaria en el comité del 1 de octubre, pero ahora las fuerzas se han equilibrado porque el exjefe del Ejecutivo Joan Lerma, que en la anterior reunión apoyó a Sánchez, ha basculadoesta vez hacia la abstención.
Canarias es la séptima gran federación que participó en la operación de defenestración del ya exsecretario general. Allí se espera una victoria de 5-2 o 4-3a favor de facilitar el Gobierno a Rajoy, según fuentes del aparato autonómico.
Por goleada o de forma más ajustada
Los secretarios generales de Madrid (Sara Hernández), Castilla y León (Luis Tudanca) y Murcia (Rafa González Tovar), y la presidenta de la gestora gallega, Pilar Cancela, han defendido con uñas y dientes, como fieles dirigentes sanchistas, el no al PP, y sus direcciones regionales así lo han avalado. Pero los delegados no responden siempre a consignas de sus barones. En los cuatro territorios se espera, de hecho, que se imponga la abstención. Con mucha claridad en Galicia (11-1), pues solo Cancela se aferra al voto contrario —entre los delegados favorables a dar paso a Rajoy se hallan el ex vicesecretario general del PSOE Pepe Blanco; el alcalde de Vigo y presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), Abel Caballero, y su mano derecha, la presidenta de la Diputación de Pontevedra, Carmela Silva—. En Madrid (un 11-10 es posible) y Castilla y León (11-7) los dos bloques están igualados, pero la abstención parte con ventaja, gracias al viraje de algunos de sus dirigentes. En el primer caso, se han dado la vuelta el alcalde de Móstoles, David Lucas, y la diputada nacional Ángeles Álvarez, y aún hay dudosos. Tudanca, por su parte, ha perdido recientemente el apoyo de cuadros intermedios como los líderes provinciales de Segovia (Juan Luis Gordo) y Zamora (Antonio Plaza) y de Pedro Muñoz, parlamentario en el Congreso por Ávila. Y ya antes no contaba con el respaldo de los jefes del PSOE en León (Tino Rodríguez) y Palencia (Miriam Andrés). El tanteo final dependerá también de las ausencias.
Los barones de Madrid, Castilla y León, Murcia y Galicia son fieles sanchistas, pero en sus delegaciones vence la salida de facilitar el Ejecutivo al PP
En Murcia, el reparto de fuerzas, según distintas fuentes consultadas por este periódico, puede quedarse en un 5-2. Aquí, parte de la federación se ha ido escorando hacia la abstención, empezando por el diputado Pedro Saura, que ha ido mostrando su viaje en sus intervenciones a puerta cerrada ante su grupo. Y eso que el secretario general, González Tovar, fue anteriormente delegado del Gobierno, y su hija, María González Veracruz, es uno de los referentes en la región, pues ha permanecido en Ferraz, en diferentes ejecutivas, desde 2008 hasta el pasado 1 de octubre. Ella formaba parte del núcleo de confianza de Sánchez.
La proyección que se baraja en Madrid, Castilla y León, Murcia y Galicia demuestra que sus respectivos jefes no controlan la federación. La división obedece no solo a las diferentes opiniones sobre la investidura, sino también a pugnas internas en cada territorio. Lo mismo ocurre en Valencia, muy acostumbrada a las guerras de familias, y eso que desde 2015 Puig gobierna la Generalitat tras dos décadas del PP en el poder. En el círculo del 'president' recuerdan que la composición de la delegación del comité "no responde" a las claves actuales que guían la federación, y que por tanto la mayoría del secretario general sobre el terreno es más holgada.
Las más pequeñas... y el PSC
En el frente del no, el territorio más potente y cohesionado es el PSC. Era, de hecho, el principal bastión orgánico para Sánchez. Miquel Iceta, recién reelegido primer secretario, abandera el no a Rajoy y ya ha advertido —como su rival en las primarias, Núria Parlon— de que si finalmente vence la abstención, sus siete diputados se mantendrán en el voto contrario, aunque su desobediencia acarree un aumento de la tensión con el PSOE. Francina Armengol también defiende con vehemencia que el partido no varíe su postura. La presidenta de Baleares avisó este viernes de que si se consuma el "viraje histórico" hacia la abstención sin que haya mediado consulta con la militancia, pedirá libertad de voto para los diputados. Una idea a la que los grandes territorios se oponen ferozmente.
259 miembros tienen derecho a voto. Los impulsores de la abstención esperan ganar por "unos 50 votos", el doble del margen que sirvió para decapitar a Sánchez
En el lado del no también se alinean federaciones sanchistas mucho más pequeñas: Euskadi, Cantabria, Navarra, La Rioja, Ceuta y Melilla. Estas cinco más PSC y Baleares son muy homogéneas, aunque también cuentan con algunos díscolos: Amanda Acedo en Navarra (que tiene cuatro delegados), Edu Madina en Euskadi, o Sandra López en Ceuta.
Con este paisaje aproximado del comité federal, tanto en la gestora como en las federaciones más cercanas, empezando por Andalucía, se espera que la abstención se imponga por "unos 50 votos" de margen. El pasado 1 de octubre, en un clima de enorme tensión, Sánchez fue derribado por 132 votos a favor y 107 en contra. Ahora la diferencia sería mayor porque los miembros de la cuerda del exsecretario general que formaban parte de la ejecutiva disuelta ya no pertenecen al comité —salvo los tres que son líderes regionales (la balear Francina Armengol, la cántabra Eva Díaz Tezanos y el riojano César Luena) más Patxi López, nombrado de vuelta por el PSE—, y porque los integrantes de la gestora, asimilada a la ejecutiva federal, votan. Y habría que sumar a los dirigentes que se han dado la vuelta en pocos días. En total, pueden asistir al comité de este domingo 266 dirigentes, de los cuales 259 tienen derecho a voto, según datos de Ferraz. De esa cifra habrá que descontar mañana los que no acudan al cuartel general socialista.
Cómo materializarla, la semana próxima
El comité deberá pronunciarse sobre la disyuntiva que ya marcó Fernández el pasado martes ante sus diputados y senadores: o abstención o elecciones. El presidente de la gestora lo confirmó este viernes: se votará "exclusivamente" un texto en el que se deje "clara" la postura sobre qué hacer en la investidura, para que no haya dudas. Posteriormente, durante la semana, se decidirá cómo se instrumenta. La dirección interina, en palabras de una integrante de la misma, ha optado por "liberar tensión", dar margen de maniobra al PSC para que pueda recular y no embarrar el campo de juego este domingo. "Así se da tiempo a que lo hablen los barones, se discuta con el grupo... Hay tiempo aún". Y es que la abstención socialista, en todo caso, se producirá en la segunda votación de investidura, prevista para el domingo 30 de octubre.
Barones proclives a la abstención técnica, como Page, Puig y Lambán, se oponen a que el PSC y Baleares no pongan diputados que voten abstención
Díaz y Vara aprietan para que la abstención sea de todo el grupo. En las mismas tesis está Fernández aunque él, como jefe de la gestora, tiene una actitud más "flexible" hacia los que demandan que permitan el Gobierno a Rajoy solo 11 diputados. Esta última opción es la preferida por Page, Lambán y Puig. Los tres presidentes que han rehuido pronunciarse esta semana conscientemente y los tres críticos con Sánchez que gobiernan sus comunidades gracias al sostén de Podemos. Esa es la razón por la que en este debate se han situado más de canto. Page y Lambán incluso rechazaron situar a uno de sus peones en la gestora, para inmiscuirse lo menos posible en el viraje a la abstención.
Los tres presidentes, no obstante, sí comparten que para que haya abstención técnica, de 11 diputados, todas las federaciones deben mojarse. Incluidas el PSC y Baleares, las más visibles defensoras del no, para que a ojos de la opinión pública no haya "socialistas buenos y malos". La solución que proponen es que se abstengan los siete miembros de la dirección del grupo en el Congreso —Antonio Hernando (Madrid), Miguel Ángel Heredia (Andalucía), Isabel Rodríguez (Castilla-La Mancha), Meritxell Batet (PSC), José Luis Ábalos (Valencia), Sofía Hernanz (Baleares) y Marisol Pérez (Extremadura)—, los dos socialistas en la Mesa —la andaluza Micaela Navarro y el castellanoleonés Juan Luis Gordo— y los dos parlamentarios que forman parte de la gestora (la andaluza María Jesús Serrano y el cántabro Ricardo Cortés).
Page, Lambán y Puig son contrarios a que el PSC y Baleares no pongan parlamentarios que voten abstención. "O esos 11 diputados salen de varias federaciones, incluidas las que están en el no, o entonces todo el grupo deberá votar lo mismo", advierten de forma casi milimétrica en Castilla-La Mancha y Aragón. Fuentes muy próximas a Iceta y Armengol confirmaron a este diario que aún no han recibido esa oferta de los barones críticos con Sánchez, pero no la ven en principio con buenos ojos, aunque la estudiarán. Ambos insisten en el no a Rajoy y no quieren que si se elige la abstención técnica se vean involucrados sus representantes en el Congreso. Aunque ese debate quedará para la próxima semana, todo apunta a que triunfarán al final las tesis de Díaz, Fernández y Vara: que la abstención sea de todo el grupo, lo que permitiría comprobar cuántos diputados se saltan la orden del comité y qué hace Sánchez. En la reunión del martes, ya se vio que la opinión mayoritaria era la de preservar la unidad de voto. La decisión final tardará algo más en llegar para acabar de limar asperezas. Aunque eso no repare la brecha que ya hay con parte de las bases, convencidas de que es mejor ir a elecciones resguardando la "coherencia" del PSOE y no pagar el peaje de ayudar a la investidura de Rajoy.
Mejor "persuadir" al PSC y no "coaccionarle"
Javier Fernández, además de confirmar este viernes que la decisión sobre una abstención total o parcial se tomará la próxima semana, también volvió a insistir al PSC en que "lo razonable" es que acate el mandato del comité federal, le guste o no. Hay que "respetar los resultados democráticos de los órganos en los que se participa" y el grupo parlamentario ha de mostrar "coherencia con esa decisión".
En el PSOE se oye mucho en los últimos días que es "impensable" que los socialistas incumplan la orden del máximo órgano de poder del partido, sobre todo si participan en la deliberación del domingo, como ya ha anunciado Miquel Iceta que lo hará. ¿Y qué pasa si el PSC se salta al comité? Barones de mucho peso como Susana Díaz, Guillermo Fernández Vara, Emiliano García-Page o Javier Lambán creen que las cosas no se pueden quedar como están. Por eso se consolida la amenaza de que el PSOE podría acabar echando de sus órganos de dirección federales al PSC. Fernández, que quiere un debate mañana "serio, respetuoso y sereno", muy distinto a la convulsión que recorrió el partido el pasado 1 de octubre, no quiso precisar este viernes qué medidas se tomarán: "Prefiero no hablar ahora de ninguna acción de tipo coactivo, más bien persuasivo".
La gestora quiere dar margen al PSC y a los diputados díscolos para que digieran la decisión: así "hay margen" para que todos los parlamentarios "acaten" el acuerdo del comité y "remen en la misma dirección".
En el bando del no, no hay cambios. César Luena, secretario de Organización con Pedro Sánchez y líder de los socialistas riojanos, animó a no ceder ante los que quieren la abstención porque eso es una forma "indirecta" de apoyar a Mariano Rajoy: "En la primera [votación], no; en la segunda, no; en la tercera, no; en la cuarta, no; en la quinta, no. Y así, si se quiere, todo el sistema numérico. Hasta el infinito no".
En la discusión también terció este viernes el exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra a través de un artículo en la revista 'Tiempo' en el que se decanta por la abstención. Los que prefieren terceras elecciones a un Gobierno del PP están "cegados" por la "pasión ideológica" y en política, añadió, "tener razones no siempre significa tener razón".
Mientras, el alcalde de Jun (Granada), José Antonio Rodríguez Salas, anunció ayer que llevará a Ferraz este domingo las actas de las asambleas locales que se han venido celebrando este mes, para demostrar así que las bases están con el no a Rajoy y en contra de los principales barones y la gestora. El regidor dice contar ya con 86.205 firmas, a 7.515 de las necesarias para forzar la convocatoria de un congreso inmediato. Pero esas rúbricas habrán de ser cotejadas cuando lleguen a Ferraz.
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