La innovación en la prueba del salto de altura siempre ha estado ligada a un nombre, Dick Fosbury. Sin la irrupción del estadounidense en los Juegos Olímpicos de México, hace 50 años, la disciplina nunca se hubiera convertido en lo que es hoy en día, con la técnica bautizada en su honor. En 1968, la manera en la que los atletas superaban el listón en esta disciplina cambió para siempre.
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