Vuelve el impeachment a Trump: un "gran riesgo" en 2019, según los expertos
Un juicio político al presidente incrementará el nerviosismo entre los empresarios de EEUU
Por primera vez desde que Donald Trump asumió la presidencia en enero de 2017, el Gobierno estadounidense se enfrenta a un Congreso dividido. Los demócratas han asumido el control de la Cámara de Representantes después de obtener una mayoría en las elecciones legislativas celebradas el pasado mes de noviembre y plantan cara al republicano en varios frentes, empezando por poner fin al cierre de Gobierno en EEUU. Este cambio de dinámica en la política de Washington resucita el viejo tema del 'impeachment' a Trump.
Tal como contamos en Bolsamania, un juicio político al magnate neoyorquino es el único evento no descontado por el mercado que incrementaría la presión que están viviendo las bolsas y ensombrecería aún más el panorama para el dólar. Los expertos coinciden en señalar que, si bien este proceso tiene pocos visos de llegar a término, será una amenaza que planeará sobre los dos años de legislatura que le quedan a Trump y reducirá sus posibilidades de repetir candidatura en 2020 a mínimos.
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Politólogos consultados también convienen en que la mayoría azul en esta cámara supondrá un auténtico dolor de cabeza para el mandatario, ya que se hallan en posición de bloquear sus leyes y lanzar investigaciones sobre sus actividades a través de los comités del organismo. En última instancia, tienen el poder de impulsar el juicio político.
Por lo pronto, la nueva presidenta del Congreso, la demócrata Nancy Pelosi se negó a descartar el juicio político al presidentecuando pronunció su juramento como 'speaker' -como se conoce el cargo en EEUU- de la Cámara de Representantes. Aunque en sus primeras horas al frente del aparato legislativo ha señalado que el partido no buscará un 'impeachment' por razones políticas, insinuó que se mantienen abiertos a impulsar la iniciativa dependiendo de lo que descubra Robert Mueller, el abogado especial que encabeza la investigación de la injerencia de Rusia en la campaña electoral de 2016.
Según informaciones de medios estadounidenses, el letrado está a punto de finalizar sus pesquisas, lo que supone "un gran riesgo para los mercados en 2019", según ha alertado Steve Okun, de McCarthy Associates, a la 'CNBC'. Explica el experto también que, aunque el proceso a Trump no prospere, las empresas estadounidenses, cuyos ánimos ya están crispados por la ralentización económica y la guerra comercial, temen la parálisis que puede llevar a la Casa Blanca. "Nunca he visto un nerviosismo igual", ha declarado.
LA CLAVE, EN EL SENADO
El 'impeachment' se asemeja a un proyecto de ley que debe ser refrendado por el Congreso de Estados Unidos, que está formado por dos Cámaras. En primer lugar debería ser debatido y votado en la Cámara de Representantes, y para salir adelante y que Trump sea procesado se necesitaría que una mayoría de 218 miembros de los 435 que lo componen aprueben los artículos de destitución previamente aprobados en comité. Una condición que se cumple con la mayoría demócrata.
Después, el caso se llevaría al Senado, donde se celebraría un juicio supervisado por el presidente del Tribunal Supremo. El equipo de legisladores de la Cámara, los conocidos como gerentes, desempeñarían el papel de fiscales, mientras que Trump contaría con abogados defensores y el Senado actuaría como el jurado. En este caso se necesitaría una mayoría de dos tercios de los votos para 'condenar' al presidente y destituirlo de su cargo. Los republicanos mantienen el dominio de esta cámara, con lo que se anticipa que apoyarían a Trump.
Así, someter al presidente a un juicio político no garantiza que vaya a ser expulsado de su cargo, y es que el proceso es muy complejo. De hecho, en la historia de EEUU sólo tres presidentes han sido sometidos a un 'impeachment'. Dos de ellos fueron acusados pero absueltos y permanecieron en el cargo: Andrew Johnson en 1868 (fue acusado de violar la ley al tratar de reemplazar al secretario de guerra Edwin Stanton sin permiso del Congreso, librándose de ser destituido por un margen de un voto) y Bill Clinton en 1998 (acusado por el escándalo de Mónica Lewinsky y procesado por perjurio y obstrucción a la justicia, logró la absolución del Senado).
Un tercero, Richard M. Nixon, se hubiese tenido que enfrentar casi con toda seguridad a un juicio político en 1974 por el escándalo de Watergate y, muchos creen que habría sido destituido de su cargo. Sin embargo, renunció antes de ser procesado y entregó la presidencia a Gerald Ford.
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