El proyecto del Bulevar obvia las medidas de los geólogos para proteger Santullano
Los redactores eluden la investigación geotécnica del subsuelo entorno a la iglesia prerrománica que pedían los expertos contratados
En verano, el estudio de Eslava y Tejada entregó el proyecto del Bulevar de Santullano. Su presupuesto, más de 51 millones de euros, dio un susto, pero también había otros. Los geólogos a los que se les contrató el estudio geotécnico de la zona, Alfredo Varela Suárez y Francisco Ruiz Allen, reclamaban una nueva investigación geotécnica «complementaria en los puntos donde se localicen las estructuras de mayor tamaño o los elementos singulares» de la actuación dada la mala calidad de los suelos de la zona.
La nueva versión del proyecto, entregada a finales de noviembre, recorta el presupuesto hasta los 29 millones, pero hace caso omiso de la recomendación. No hay nuevo estudio geotécnico ni ninguna aclaración adicional acerca de los riesgos de desviar el colector Sur a la altura del Palacio de los Deportes para facilitar la urbanización prevista. De hecho, la revisión del proyecto se limita en este punto a dejar fuera del mismo las tareas referidas al cambio de la conducción de saneamiento para el que se mantienen como hipótesis, pero sin definición, varias opciones de trabajos.
Lo de hacer nuevos estudios geotécnicos antes de ponerse a excavar o mover tierras en la zona no es un capricho. El estudio inicial halló tres tipos de suelos y ninguno especialmente bueno. Bajo la traza de la autopista y en la zona centro y oeste de la actuación predominan los rellenos con grava y escoria de hasta unos tres metros de profundidad. En el entorno de la iglesia de Santullano y La Vega aparecen calizas de la Formación Oviedo, duras y compactas, pero ya al hacia el sur de la fábrica destacan las arenas de sílice que indican la presencia de «un nivel acuífero muy importante en el ámbito regional, formando parte del denominado acuífero Ak1, de elevada permeabilidad y que ocasionalmente presenta carácter artesiano». Lo peor se encuentra, en cambio, un poco más al este, en el entorno del Palacio de los Deportes, con un suelo arcilloso, «materiales de plasticidad media, blandos a muy blandos en presencia de agua y que se encuentran frecuentemente saturados» de esta.
Hacer agujeros en un suelo tan malo no es sencillo y más si hay que mover un colector que mide lo que una portería de fútbol a lo largo de 400 metros. Se trata de terrenos que «son inestables en excavación abierta por debajo del nivel freático, tornándose blandos y provocando desprendimientos de coladas». Y el nivel freático, el agua está casi ahí, en toda la zona aparece a profundidades de entre los 1,8 y los 2 metros. Para hacer el colector «se deberá establecer un sistema de contención perimetral previo a la apertura de las zanjas», advertían los geólogos.
La nueva versión del proyecto no solo no incluye nuevos estudios geotécnicos sino que, además, tampoco define la solución para la excavación del lago previsto a los pies de la iglesia, cuya cubeta propone impermeabilizar pero «sin concreción técnica o económica», según un informe municipal. Urbanismo ya ha admitido que el trabajo entregado por los madrileños no vale y tendrá que ser revisado de nuevo. A ver si incluye para entonces los estudios geotécnicos complementarios, aunque vamos mal. «Seis meses de retraso», acumula el proyecto según el alcalde.
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