lunes, 5 de agosto de 2019

Augures con pedigrée...

Gran Bretaña tiene un nuevo primer ministro, y el presidente Donald Trump lo aprueba. "Es duro e inteligente", ha dicho sobre Boris Johnson. "Lo llaman 'el Trump británico'. Y la gente dice: 'Eso es algo bueno'. Me quieren allí". La realidad es distinta. Según YouGov, solo el 21% de los británicos tienen una opinión favorable de Trump, y el 67% tiene una opinión negativa (Barack Obama tiene un índice de favorabilidad del 72%). Pero el problema más importante es que el ascenso de Johnson hasta el número 10 de Downing Street es malo para Gran Bretaña, para Europa y para Estados Unidos.
Johnson ha asegurado a la Cámara de los Comunes que el Reino Unido estará fuera de la Unión Europea en menos de 100 días. Cómo puede manejar esta retirada radical sin dislocaciones a la economía británica sigue siendo un misterio (casi la mitad de las exportaciones de Gran Bretaña van a la UE). Pero está claro que si el Brexit tuviera lugar, aceleraría el declive de Europa como actor global.
Gran Bretaña siempre ha sido una fuerza organizadora en Europa. Cuando el secretario de Estado de Estados Unidos, George Marshall, anunció un plan para ayudar a la reconstrucción de Europa después de la Segunda Guerra Mundial, fue el gobierno británico quien tomó la iniciativa y forjó una coalición de países que finalmente aceptaron el Plan Marshall y trabajaron con Estados Unidos para hacer que fuera un éxito. Londres también lideró la organización de la coalición que se convirtió en la OTAN, incluida la controvertida decisión de dar la bienvenida a Alemania a la alianza en 1955.
El ascenso de Johnson es malo para Gran Bretaña, para Europa y para Estados Unidos
Gran Bretaña tardó un tiempo en ingresar a la Comunidad Económica Europea, pero una vez que se unió en 1973, se convirtió quizás en su miembro más influyente. Lo que a menudo se olvida cuando se habla de las normas y reglamentos de la Unión Europea es que su proyecto central durante décadas fue la creación de un mercado único, armonizando los impuestos y eliminando aranceles y barreras tarifarias. Esa visión fue articulada e impulsada de manera más agresiva por la primera ministra de Gran Bretaña, Margaret Thatcher. Y el plan tuvo éxito en gran medida.
Gran Bretaña también abogó constantemente por una Europa de estados-nación, no por un superestado europeo. Y a pesar de alguna retórica reciente de lo contrario, eso es básicamente lo que existe. Bruselas tiene un presupuesto de aproximadamente 185 mil millones de dólares al año. Con un producto interno bruto que es más o menos comparable al de la Unión Europea, Estados Unidos gasta más de 4 billones. En cuanto a los burócratas, el exviceprimer ministro Nick Clegg observó una vez que el condado británico de Derbyshire tenía casi tantos burócratas como Bruselas.
Y en la medida en que hubo un movimiento entre algunos líderes europeos para crear una Europa más centralizada y unificada, ese proyecto se ha derrumbado en gran medida. Jan-Werner Müller, de la universidad de Princeton, sostiene ese proyecto que ha sido reemplazado por "Breurope", una concepción de la UE mucho más cercana a lo articulado por Londres. Müller señala la ironía de que Gran Bretaña quiere salir de Europa en el momento en que su visión para Europa ha ganado.
Gran Bretaña quiere salirse de Europa justo cuando su visión para Europa ha ganado
El exembajador de EEUU para la UE, Stuart E. Eizenstat, dijo que Gran Bretaña siempre fue el aliado más cercano de Estados Unidos en asuntos sustanciales dentro de la Unión Europea. Según escribió en una publicación de blog para el Atlantic Council: “Con el Brexit, Estados Unidos perderá un gran defensor en una serie de cuestiones comerciales y regulatorias clave, donde el enfoque británico hacia un mayor libre mercado se parece más al nuestro propio que el de la mayoría de los estados miembros de la UE, los regímenes de sanciones de Estados Unidos contra Irán, Rusia y otros países en materia de privacidad de datos y asuntos antimonopolio, contra el terrorismo… Y en temas de seguridad nacional”.
Gran Bretaña se está preparando para retirarse de Europa en un momento en que Europa se retira del mundo. Líderes anteriores como Thatcher, François Mitterrand, Jacques Delors y Helmut Kohl creían que Europa tenía que desempeñar un papel fundamental en los asuntos mundiales. Ellos y sus sucesores construyeron el mercado único, navegaron el colapso del imperio soviético, dieron la bienvenida a los países de Europa oriental y central, y proyectaron valores occidentales en el nuevo mundo posterior a la Guerra Fría.
Con el Brexit, Estados Unidos perderá un gran defensor dentro de la UE
Hoy, los líderes europeos están consumidos por las tensiones económicas de Europa, la política populista y las reacciones antieuropeas. La alemana Angela Merkel está en modo conserje. El francés Emmanuel Macron quiere una Europa más fuerte, pero está atormentado por los problemas internos. Y Gran Bretaña, que desde hace tiempo es la voz de la energía y el activismo en el escenario mundial, está ocupada preparando su salida.
El principal desafío para la estabilidad y el orden mundial es obvio. Es la asertividad de poderes como Rusia y China. En un mundo así, Europa, que tiene una economía solo superada por la de Estados Unidos, podría desempeñar un papel crucial para ayudar a preservar las reglas, normas y valores que se han construido desde 1945. Pero Europa necesitaría aprovechar su poder y actuar con propósito. De hecho, se está moviendo en la dirección opuesta. Estamos viendo cómo se marchita un grupo de naciones que han definido y dominado el escenario internacional desde el siglo XVII. Brexit solo acelerará esta triste caída.

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