REDACCION
La peor parte se la llevará el sudeste asiático, con ciudades costeras como Shanghai o Bangkok con barrios enteros anegados y millones de personas afectadas por las inundaciones marítimas que traerá consigo el cambio climático en los próximos 30 años. Pero en España, el mar podría hacer desaparecer Doñana entre otras zonas habitadas en las que se calcula que viven 210.000 personas.
Miles de ellas en Asturias, en donde la subida del mar también será peor de lo que se había previsto hasta ahora, dibujando un litoral que cambiará por completo municipios como Gijón, Avilés, Navia o Villaviciosa, además de perderse parte de las playas más populares tanto en el occidente como en el oriente asturianos.
Una nueva investigación científica, que se publicaba esta semana en la revista Nature Communications y que han llevado a cabo los analistas de Climate Central, advierte de que la subida del mar como consecuencia de la emisión a la atmósfera de gases que atrapan el calor podría en las próximas tres décadas elevar las inundaciones regulares e incluso permanentes en territorios costeros en los que viven 300 millones de habitantes en todo el mundo. Esta cifra de personas afectadas multiplica por tres las que se habían calculado hasta ahora y se ha obtenido mediante una nueva herramienta de observación que recalcula las áreas cuyo relieve las convierte en vulnerables a la crecida de los océanos y los habitantes que viven en ellas.
Este método, más preciso, ha permitido realizar observaciones del suelo que, al contrario que en estudios anteriores, interpretan mejor el nivel del terreno al analizar el riesgo de la subida del nivel del mar que, de no tomarse medidas para reducir las emisiones de CO2, llevaría a un escenario si cabe aún peor.
Este estudio, que permite la exploración a un nivel muy detallado a través de mapas en las áreas amenazadas en los 135 países cuyas costas han sido analizadas, también explica que, para disminuir ese riesgo, las medidas de adaptación consisten en la construcción de diques y otras defensas o la reubicación en terrenos más altos de las zonas habitadas vulnerables.
Gijón, como municipio costero de mayor tamaño y por tener una elevación sobre el nivel del mar relativamente baja en algunas zonas, aglutina la mayor superficie afectada por la futura subida del nivel del mar.
Tras Gijón, una de las ciudades con mayor superficie afectada -que se muestra en color rojo- sería Avilés, en ambos márgenes de la ría, pero de manera intensa en la zona industrial, que hoy ocupan empresas como Arcelor. También el centro Niemeyer desaparecería como se muestra en la imagen que abre esta información, en la que aparece con más detalle el alcance que, según los cálculos realizados, tendrían las inundaciones marítimas.
También destaca Villaviciosa, en donde el mar se abriría camino -como ya ha ocurrido en ocasiones- a través de su ría y que cuyos habitantes conocen perfectamente las consecuencias de las inundaciones.
Hay más municipios afectados en el occidente que en el oriente de Asturias. Estas dos imágenes muestran cómo afectarían esas inundaciones a Navia, municipio también marcado por su ría.
La desembocadura del río Nalón es otro de los puntos negros de la costa asturiana, en los que la investigación calcula que la superficie inundada afecte a los municipios de San Juan de la Arena y de Soto del Barco como se muestra en estas imágenes.
Luarca, Luanco y Cudillero son municipios turísticos del occidente que también se verían afectados por el aumento del nivel del mar. En Cudillero, por ejemplo, las inundaciones afectarían a su zona de mayor reclamo turístico.
En Salinas, como muestra esta imagen, el agua cubriría casi por completo la playa e incluso las dunas del Espartal, además de que pasaría en alguna zona de la primera línea costa.
Otros municipios en los que también entraría el mar, aunque en mucha menor medida, en el occidente astur son Tapia de Casariego o Puerto de Vega.
En el oriente, salvo Villaviciosa, apenas hay municipios con grandes superficies afectadas, aunque en Colunga la desembocadura del río Llibardón sería otra puerta de entrada del mar.
En Ribadesella y Llanes, por ejemplo, la subida del mar apenas afectaría a algunas zonas como se muestra en las imágenes siguientes debido a las protecciones existentes.
Las zonas de acantilados del oriente sufrirían pequeños recortes en sus bordes menos escarpados, pero la subida del mar afectaría a un buen número de arenales como las playas de San Antolín, Torimbia, Borizo, La Isla, Andrín, Bañugues o Ballota. Así es como afectaría, por ejemplo, a la playa de La Espasa, que divide Caravia y Colunga.
No serían las únicas playas que o bien desaparecerían o bien perderían parte de su superficie arenosa. También en el occidente peligran las playas de Barayo, Bañugues, Cuevas, San Pedro o la Concha de Artedo.