OVIEDO
Oviedo es un concejo salpicado de zonas verdes. Prácticamente todos los barrios, y las zonas rurales, tienes espacios abiertos en los que disfrutar de la naturaleza. En total, la localidad tiene 586 parques y jardines que suman más de 2 millones de metros cuadrados. Cada uno tiene su historia y sus peculiaridades, y una de las menos conocidas es la ciudad es la del Campillín.
Situado en el barrio de Santo Domingo, al sureste de la ciudad y a escasos metros del casco antiguo, está el Campillín. Se trata de un parque en forma de triángulo que está limitado por las calles Padres Suárez y Arzobispo Guisasola, que se encuentran en el simbólico kilómetro cero de la ciudad. Antiguamente, por allí accedían a la ciudad los peregrinos que visitaban Oviedo para conocer la Catedral.
El parque del Campillín tiene una historia curiosa. Hasta el siglo XVIII, la zona era conocida como «Campo de los Herreros» porque allí se situaba un mercadillo de objetos antiguos que atraía a un público variopinto. De esa época le viene el nombre. En las décadas posteriores, la zona fue ganando popularidad y afluencia de gente. Como anécdota, el 21 de enero de 1829 el Ayuntamiento de Oviedo mandó cerrar los portales del Campillín al convertirse en lugar habitual para el ejercicio de la prostitución.
El parque, tal y como se conoce en la actualidad, se remonta la posguerra. Según explica el ayuntamiento en su página web, un bombardeo en la guerra civil destruyó la zona y dejó una zona libre en la que se construyó el actual parque. En la actualidad, los domingos sigue celebrándose un rastro que, aunque poco tiene que ver con el de hace dos siglos, mantiene la esencia y en él pueden encontrase artículos y ropa de segunda mano.El parque tiene una renovada área infantil y mesas de ping pong. Las especies predominantes son plátanos, tilos, chopos, hayas, encinas, arces, magnolios, cercis, thujas, gingos y catalpas.
En cuanto a elementos arquitectónicos, el parque tiene cuatro esculturas: una de Simón Bolivar, una del 60 congreso mundial de periodistas deportivos, una de Ramón Pérez de Ayala y otra de una ocncentración mundial de peñas barcelonistas. Además, hay un Olivo plantado como símbolo de reencuentro y fraternidad entre Oviedo y el pueblo judío.
Por último, el parque tiene una última anécdota. En la parte alta, próxima a la Calle Campomanes, nació el escritor Ramón Pérez de Ayala, a quien se dedicó un monolito con motivo del primer centenario de su nacimiento en 1980. El principal paseo del Campillín lleva desde 1986 el nombre de Antonio García Oliveros.
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