REDACCIÓN
Todavía no es un expediente de regulación de empleo (ERE) formal pero Liberbank ya ha adelantado a sus trabajadores su intención de aplicar nuevos recortes y las principales líneas maestras. Ha aprovechado la mesa de negociación del convenio para intentar a allanar el terreno. La entidad pretende recortar entre 5% y un 8,75% la jornada y el salario de la plantilla en la misma proporción. Esta reducción horaria es ligeramente inferior a la del ERE que todavía se está aplicando, lo que permitiría hacer una carambola y volver a abrir las oficinas los jueves por la tarde. La peor parte se la lleva el área social. La idea es suspender sine die las aportaciones al fondo de pensiones o las ayudas a los estudios de los empleados y a sus hijos. «Es inasumible», indica José Ramón Estévez, el presidente del comité de la red de oficinas en Asturias. Liberbank cuenta en la actualidad en el Principado con algo más de 900 trabajadores y con algo más de 3.000 en toda España.
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La próxima reunión está fijada para el próximo martes, 29 de octubre. Todavía no será un periodo de consultas oficial. La presentación del ERE no es tan inminente. Será un encuentro de convenio en el que se intentará profundizar en todas estas medidas. Estévez destaca la singularidad de la fecha. Será el mismo día en el que la entidad bancaria presente los resultados del tercer trimestre del año. «Aunque no sabemos nada oficialmente, seguro que serán unos beneficios ligeramente inferiores a los del año pasado y así tendrán la excusa perfecta», lamenta. No entiende que Liberbank, un banco de pequeño tamaño, se haya lanzado a una carrera desenfrenada de beneficios, «para ganar 100 millones en lugar de 40, a costa de los trabajadores». Y más cuando en primavera se repartieron 22 millones en dividendos, «y a fondos buitre incluidos», insiste.
La propuesta de este nuevo ERE, tras varios encadenados, supone un golpe en la línea de flotación de los beneficios sociales de los trabajadores, algo que siempre ha diferenciado a la antigua Cajastur y a Liberbank sobre otras entidades. Los recortes sociales son uno de los puntos que más preocupa a los sindicatos. CSI, por boca de José Ramón Estévez, recuerda que hay un pacto recién firmado sobre el fondo que ahora se pretende incumplir. Además, reconoce que cada ayuda por separado no implica un monto económico muy grande pero juntas la cifra crece. El hecho de que tampoco se ponga límite a la movilidad geográfica es algo que molesta especialmente porque se utiliza como medida de presión. El cierre de una oficina puede suponer un arma de castilla, denuncia.
El otro hecho diferencial puede ser la reapertura los jueves por la tarde. El presidente del comité de empresa de la red de oficinas señala que es curioso que el recorte de sueldo y horarios sea justo para permitir un incremento del horario de funcionamiento de las sucursales. Tampoco entiende cómo se recortan gastos por un lado pero se generan por otro, «porque abrir supone gastar más».
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