Las baterías de cok de la planta de Avilés se apagan tras 63 años
El impacto de la destrucción de empleo a corto plazo puede verse compensado por futuras inversiones | Arcelor vacía hoy su último horno con el reto para la ciudad de atraer nueva industria
Hace veintiséis años, el Plan de Competitividad de la Siderurgia establecía el cierre de las baterías de cok de Avilés, que debían ser sustituidas por unas nuevas instalaciones en la cabecera siderúrgica de Gijón. Hoy, tras varios retrasos y si no se produce ningún cambio de última hora, y en medio de una situación que se califica de «desesperada» para la actividad siderúrgica en Europa, Arcelor iniciará el apagado definitivo de unas históricas instalaciones que han estado operativas más de 63 años.
La medida responde a la lógica industrial de que la producción de cok se localice en las inmediaciones de los hornos altos y no a treinta kilómetros. Pero ello no impide que tenga dos lecturas: su repercusión en el empleo y las posibilidades de futuro que la liberación del suelo abre para la ciudad. Respecto a lo primero, José Manuel Rodríguez Baltar, secretario general de la Unión Comarcal de Comisiones Obreras, asegura que el cierre «producirá una pérdida de empleo neto de 1.200 puestos de trabajo en Avilés», no sólo por la actividad industrial, también por la repercusión en el sector servicios. Baltar también apunta a un impacto negativo en las arcas municipales al reducirse los ingresos de impuestos, tanto de Actividades Económicas (IAE) como de Bienes e Inmuebles (IBI).
Empleo directo
Prejubilaciones y recolocaciones para los fijos
La parte menos perjudicada por el cierre de las baterías serán los trabajadores de ArcelorMittal. Aunque las futuras baterías de Gijón necesitarán menos mano de obra, los excedentes se recolocarán en el resto de instalaciones de Gijón, Aboño y Avilés. Hasta diciembre, solo un grupo de veinte trabajadores permanecerá en las baterías. «Los trabajadores de 58 años o más se jubilarán, y lo que sería bueno para Avilés sería reabrir la línea de pintura, que nos ayudaría a recuperar el empleo que se pierde», comenta Raúl Cueto, secretario general de la sección sindical de UGT en ArcelorMittal Avilés y presidente del comité de empresa.
Las auxiliares
En conversaciones para salvar el mayor número de empleos
También el personal de las auxiliares verá como buena parte de sus puestos se trasladan a Gijón, si bienes cierto es que este colectivo recibirá el mayor impacto en términos de destrucción de empleo. Daorje, la principal subcontrata industrial de ArcelorMittal, es una de las empresas más afectadas, si bien, como señala Vicente Núñez Carrocera, de Comisiones Obreras, sindicato mayoritario de su comité, la situación aún no se ha cerrado. Tan sólo en baterías cuenta con doscientos trabajadores. «Nos estamos reuniendo con la dirección todas las semanas para intentar salvar el mayor número de empleos. La situación cambia semana a semana y la propia ArcelorMittal va modificando las cifras», comenta.
Hasta ayer, ya cuenta con destino fijo ochenta personas. Existe el compromiso de abrir una bolsa de empleo y la previsión de que en determinadas paradas se necesite al menos a veinte trabajadores más. Pero estas cifras no terminan de satisfacer a los sindicatos, que quieren asegurar que el cierre de baterías signifique la pérdida del menor número de empleos posible.
Los terrenos
400.000 metros de suelo industrial nuevas empresas
Pero, al tiempo, el cese de la actividad fabril en las baterías representa una oportunidad para Avilés. Al margen de los terrenos que ocupará Química del Nalón, quedarán libres unos 400.000 metros cuadrados de suelo para atraer nueva industria, según recordó el pasado domingo la alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, en una entrevista en LA VOZ DE AVILÉS.
Siendo consciente de los daños que representará el cierre, Monteserín subraya el avance que representará que ese «espacio se abra a un tipo de empresa diferente y a un tipo de industria que tiene que conectar con el futuro. Se pierden unos efectivos laborales, pero creo que a futuro ganamos. Hay que exprimir al máximo todas las posibilidades». De ahí su interés por tejer alianzas para captar inversiones en diferentes sectores: sectores tecnológicos, robots, impresión 3D... Son algunas de las opciones que pone sobre la mesa la alcaldesa. Algunas pueden venir del propio impulso de ArcelorMittal, cuyo centro de I+D tiene un acuerdo estratégico con el Principado para fomentar nuevas empresas desde sus iniciativas.
La Cámara de Comercio de Avilés también defiende este futuro industrial para los terrenos excedentes. Su presidente, Luis Noguera, ha firmado un convenio de colaboración con SEPI, titular de Sepides, la empresa pública propietaria de los terrenos, para captar inversiones con destino a reindustrializar esas parcelas. «La Cámara de Comercio ve una oportunidad para dar respuesta a una de nuestras mayores y más insistentes demandas: la generación de nuevo espacio industrial. Es básico para el porvenir de la comarca», recuerda Noguera. «Llevamos tiempo urgiendo a los ayuntamientos a que pongan a disposición de las empresas nuevo suelo industrial», recuerda. «Han sido muchos años perdidos, contemplando cómo nuestra comarca se va quedando cercada por polígonos construidos en otros municipios que sí han sido capaces de atraer empresas», lamenta el empresario. Noguera destaca el potencial del suelo por su ubicación, por su cercanía al puerto y los buenos accesos. «Es necesario ponerlos en valor de la manera más eficaz y rápida posible y buscar iniciativas empresariales de gran valor añadido», defiende.
Desde los sindicatos mayoritarios también se plantean ideas sobre el futuro del suelo industrial. «Debemos destinarlo a actividad industrial para compensar el empleo que se pierde. De aquí a que lleguen las empresas nos espera un periplo complicado. Todos debemos aportar nuestro granito de arena para conseguir lo que más beneficie para Avilés», asegura José Manuel Baltar. Raúl Cueto recuerda la baza del acero y la importancia de tejer una red de sectores afines: «producción para el auto, envases de hojalata, cualquier actividad industrial de transformación del acero resultaría muy interesante para la comarca y para Asturias».
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