El Ayuntamiento de Oviedo meterá 40 millones de euros en cuentas a plazo fijo de dos años
Espera rentabilizar los abultados excedentes de tesorería tras dejarse un remanente de más de 74 millones de euros en el ejercicio pasado
Los 40 millones se colocarán en ocho tramos de cinco «en aras de conseguir una mayor diversificación de los excedentes de tesorería», según reza la propuesta realizada por la concejalía de Economía, que prevé que una sola entidad financiera pueda resultar adjudicataria de todos los lotes de caja.
Las condiciones exigen a las entidades aceptar, «sin penalidad» alguna, cualquier rescate anticipado total o parcial de los dineros municipales y mantener «el tipo ofertado invariable hasta el vencimiento» independientemente del saldo restante. El municipio irá haciendo disposiciones a medida que necesite los recursos.
La situación no es nueva. Desde 2013, el Ayuntamiento comienza cada año en prórroga presupuestaria y con los 'bolsillos' llenos de la recaudación del IBI. Ello, unido a los bajos niveles de ejecución presupuestaria y las restricciones del Estado al gasto de los ayuntamientos, ha ido haciendo crecer una bola que suma ya 74 millones de remanente de tesorería para los que no hay capacidad de gestión.
En 2013, el Ayuntamiento metió a plazo fijo 5 millones de euros, que ya se habían convertido en 15 en 2015.
El mandato pasado, Rubén Rosón concertó operaciones similares por 20 millones en 2018 y 2019. Los 40 de ahora son un nuevo récord. También lo es que las bases prevén una imposición a dos años de plazo, un límite nunca alcanzado antes.
Pago de gastos mensuales
No hace tanto tiempo al llegar a estas alturas del año, el Ayuntamiento se veía obligado a hacer justo lo contrario. Acudía a operaciones de tesorería para poder pagar los gastos mensuales: nóminas, vencimientos de deuda, suministros y otros gastos corrientes. En marzo de 2005, llegó a pedir 15 millones de euros para poder hacer frente a las facturas, por importe de casi 19,7 millones de euros, que se acumulaban en Tesorería por «falta de fondos suficientes para satisfacerlas», según explicaban los técnicos.
Sin los controles de pago a proveedores impuestos por el Gobierno central, miles de facturas se registraban el último día hábil del año para dejarlas pendientes de pago hasta cerrar la recaudación del IBI.
En el mismo informe de aquel año, Tesorería estimaba que, a finales de ese mes de marzo, se habría acumulado un déficit entre ingresos y gastos de 14,6 millones de euros y advertía que, «desde el segundo semestre de 2003, se vienen manifestando continuas tensiones» de caja y «ello, pese haber concertado (el año pasado, 2004) dos operaciones de crédito a corto plazo» por 9 millones de euros.
Era, además, una situación que se iba deteriorando -había facturas pendientes de años anteriores por 3.200 millones de pesetas- y que hacía «enormemente dificultosa la atención de los pagos corrientes», señalaba la entonces Tesorera, Concepción Alegre Espinosa.
El entonces alcalde, Gabino de Lorenzo, había acuñado en un Pleno aquello de que la ciudad «estaba hecha y ahora había que pagarla» y asumido que el Ayuntamiento entraba en «economía de guerra». Trató de matizarlo después, aún reconociendo que la situación no era «buena» y culpando al sistema de financiación del municipalismo español, no a la gestión del PP ovetense.
Entre 2007 y 2011, el Ayuntamiento pasó algunos sustos aún -tuvo que aprobar un plan económico financiero tras incurrir en déficit por los pagos por Villa Magdalena- y todavía en 2013 tuvo que endeudarse en 33 millones de euros para poder absorber Cinturón Verde.
Los préstamos a corto plazo, sin embargo, parecen el pasado. Ahora es el Ayuntamiento el que presta dinero a los bancos a cambio de intereses.
Con todo, los excedentes de tesorería dan pocas alegrías, aún a plazo fijo. El año pasado, la mejor oferta que consiguió el Ayuntamiento fue un 0,15% de interés anual y los tipos no han subido desde entonces.
Tampoco es buena señal que la administración recaude impuestos de los ciudadanos para meterlos a plazo fijo en un banco en lugar de gastarlos en bienes y servicios o en inversiones.
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