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"Flotar como mariposa, picar como abeja". Esta es una de las míticas frases del legendario exboxeador estadounidense Muhammad Ali falleció en la noche de este viernes a la edad de los 74 años, pero su leyenda como atleta que trascendió más allá del deporte como ningún otro seguirá presente. Lo dijo siempre: "No quiero ser líder, sino libre", y enloquecía a los aficionados con sus movimientos en el cuadrilátero como si se tratase de un bailarín de ballet, siempre en perfecta armonía y libertad de acción.
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Ali sabía como cautivar y a atraer al gran público, además de visibilizar siempre el enfrentamiento racial, como demostró al cambiarse el nombre de nacimiento de Cassius Marcellus Clay, porque era nombre de esclavo. Frente a Foreman, a pesar que sabía que no era favorito, Ali declaró en rueda de prensa en Zaire de manera tajante: "Yo soy un sabio del boxeo, un científico del boxeo. Esa es una realidad científicamente demostrada. Allá ustedes si olvidan, por su cuenta y riesgo, que soy maestro del baile, un gran artista". La 'Batalla de la jungla' no mostró al Ali de siempre sino todo lo contrario, recostado en las cuerdas esperó y allí fue donde destrozó a Foreman, al que noqueó en el octavo asalto conquistando por segunda vez el cinturón.
King fue el que mejor supo explotar la figura de Ali, al percatarse de que atleta, tras ganar la medalla de oro del peso semipesado en los Juegos Olímpicos de Roma, era la figura más importante de Estados Unidos, dentro y fuera del cuadrilátero. El muchacho que comenzó a boxear a los 12 años, bajo la supervisión del policía Joe Martin en Louisville, lanzaría después la medalla olímpica al río Ohio porque no lo quisieron atender en un restaurante por ser negro.
Más tarde también fue el joven que retó al rudo campeón mundial Liston, al verlo con el cinturón, con un par de preguntas: "¿Para qué quieres eso? ¿Para sujetarte los pantalones?". Y al destronarlo en 1964, a los 22 años, pregonó ser "'el mejor boxeador de la historia". Promocionó los combates como ninguno, anticipando y acertando sobre el asalto en el que caerían los rivales, mostrando en acción cualidades difíciles de igualar por un boxeador de 200 o más libras: agilidad, finura, inteligencia y fuerza.
Fue también el campeón que, en pleno esplendor, cuando "flotaba como mariposa y picaba como abeja", en 1967, fue despojado por negarse a prestar el servicio militar e ir a la guerra de Vietnam, una decisión que dividió al país. La sociedad se dividía entre quienes lo apoyaban y seguían sus charlas en universidades sobre la paz (no podía salir de EEUU, al serle retirado el pasaporte) y quienes lo consideraban antipatriota por no defender la bandera estadounidense en el conflicto armado.
Aun así, atraía a ambos bandos sobre el ring, porque regresó al ganar la lucha judicial, y triunfó de nuevo sobre el cuadrilátero, aunque encajando golpes que antes no le daban, debido a una inactividad de tres años, siete meses y cuatro días, en 1970. El 8 de marzo de 1971 obtuvo la oportunidad mundial ante Joe Frazier, en el Madison Square Garden, de Nueva York, en el llamado 'Combate del Siglo'.
Aunque perdió por puntos tras caer en el decimoquinto y último asalto al recibir el gancho de izquierda más famoso del universo, fue capaz de detener por dos horas la guerra de Vietnam, cuando los soldados abandonaron las armas y se sentaron frente al televisor a ver a 'El bocazas', como lo llamaban de manera despectiva sus detractores, entre ellos familiares y amigos de esos soldados.Convertido en musulmán y luchando contra la desigualdad social, proclamó: "Tomé la decisión de ser un negro de los que no se dejan atrapar por los blancos". Finalmente, Ali consiguió que todos, blancos y negros, lo aceptasen como una leyenda del deporte y de la sociedad estadounidense al ganar la batalla de la igualdad de derechos para todos sin importar su color de la piel ni su religión.
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