El Gobierno arranca la
negociación de los presupuestos
con C’s y PNV
- Rajoy quiere que el PSOE se comprometa a permitir la tramitación de las cuentas
Pero el Gobierno central no se conforma sólo con el apoyo de estos partidos. Aunque no sea necesario que los presupuestos sean aprobados con mayoría absoluta, el PP tiene previsto también negociar con el PSOE, a pesar de que los socialistas hayan manifestado desde que se abrió en el seno de esta formación política el debate sobre la posibilidad de abstenerse en la investidura que facilitar el gobierno no era apoyar la gobernabilidad. Los socialistas sostienen que el PP deberá buscar los apoyos en otros sitio, pero el PP quiere algo más que evitar unas terceras elecciones con la abstención del PSOE en la investidura.
Desde el Gobierno central en funciones se considera que los socialistas deben sentarse a hablar, también, de las cuentas del Estado. Y, al menos, permitir su tramitación en el Congreso. Es decir, que no voten las enmiendas de totalidad que exigirían la devolución del proyecto al Gobierno y que permitan que los presupuestos puedan ser debatidos y negociados en el seno del Congreso. Lo que quiere el PP es garantizarse luz verde en la primera votación y después plantear concesiones en las enmiendas parciales.
El Gobierno central no descarta tampoco conseguir un acuerdo con el PDECat, pese a las malas o nulas relaciones que mantienen con los nacionalistas catalanes. En el Ejecutivo consideran que el entendimiento es posible, en este aspecto, porque los presupuestos no tienen ningún carácter identitario, y se considera capaz de llegar a acuerdos con los nacionalistas en materia de infraestructuras o inversiones.
Aunque, eso sí, en el PP reconocen no ser muy optimistas. En el primer paso que se ha dado en ese camino, la reforma de la ley de Estabilidad para poder proporcionar a las comunidades autónomas los datos que necesitan para que proyecten sus cuentas, se contactó con el PDECat y se le remitió el texto que se debatirá esta semana en el Congreso, pero el PP sigue esperando su respuesta. Han sido los únicos que no han contestado todavía, según fuentes populares.
Para poder presentar un nuevo proyecto de presupuestos, Mariano Rajoy tendría que ser elegido presidente antes del 31 de octubre, pero la investidura todavía no está asegurada. Por eso el Ejecutivo mantiene vivos los dos escenarios que diseñó tras el fracaso de la investidura de agosto: lo que hay que hacer si no hay investidura, y lo que se puede hacer si la hay.
En cualquiera de esos dos escenarios, eso sí, la reforma de la ley de Estabilidad seguirá adelante, aunque no se necesite, porque se añadirá como una disposición adicional y afectará sólo a los gobiernos en funciones, con lo que no se aplicaría si hay Gobierno.
Si no hay investidura no se aprobará el techo de gasto –porque para eso se necesita que el Ejecutivo esté en plenas competencias–, pero sí los objetivos con los que podrán trabajar las comunidades autónomas. En ese escenario, los presupuestos se prorrogarán de forma automática el 1 de enero, y lo único que hará el Consejo de Ministros será aprobar un decreto ley de actualización presupuestaria, nada más.
Si finalmente hay investidura, se irá de inmediato a la aprobación del techo de gasto, el primer paso para que haya presupuestos. Pero como después esas cantidades deben pasar por el Consejo de Político Fiscal y Financiera y por la Comisión Nacional de Administración Local, el Ejecutivo podrá tomar medidas presupuestarias, a través de un decreto ley, que necesitará negociar. A continuación se entraría de lleno en la negociación parlamentaria, una tramitación que probablemente se alargaría hasta finales del mes de marzo.
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