Italia, el euro y los mercados
03/10/18 12:55
Artículo mensual publicado en La Vanguardia
El anuncio del gobierno italiano de un déficit presupuestario para 2019 del 2,4%, el triple de lo acordado por el anterior gobierno trasalpino con las autoridades europeas, ha vuelto a abrir los temores de una nueva crisis en el euro. De momento, la rentabilidad del bono italiano se ha disparado por encima del 3%, el euro se deprecia y la bolsa italiana retrocede.
Aunque la Comisión Europea teóricamente puede llegar a imponer una multa equivalente al 0,2% del PIB italiano por incumplimientos en los niveles acordados de déficit público, la probabilidad de que tal sanción realmente se aplique es ínfima o nula. Desde el nacimiento del euro, los distintos países miembros han llegado a incumplir hasta en 275 ocasiones los límites de déficit o deuda pública fijados en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Nunca se ha llegado a imponer una sanción a un país miembro por ninguno de dichos incumplimientos. Existen pocos argumentos para aplicar por primera las sanciones a Italia por incumplir el nivel de déficit pactado.
Además, en cualquier caso, el déficit no alcanzará la frontera del 3%.
El riesgo para Italia no es una sanción desde las autoridades europeas, sino un nivel de desconfianza por parte de los inversores que dispare su prima de riesgo, y por tanto el coste de su deuda. A final de este año el BCE dejará de comprar bonos. Durante 2018 el BCE habrá adquirido dos tercios de la emisión neta de bonos italianos. Sin este respaldo, con un aumento de las necesidades de emisión de bonos por el mayor déficit y ante el ruido político entre el gobierno italiano y las autoridades europeas, la volatilidad en los activos italianos está asegurada. Afortunadamente no hay contagio a otros periféricos, al menos de momento.
El anuncio del gobierno italiano de un déficit presupuestario para 2019 del 2,4%, el triple de lo acordado por el anterior gobierno trasalpino con las autoridades europeas, ha vuelto a abrir los temores de una nueva crisis en el euro. De momento, la rentabilidad del bono italiano se ha disparado por encima del 3%, el euro se deprecia y la bolsa italiana retrocede.
Aunque la Comisión Europea teóricamente puede llegar a imponer una multa equivalente al 0,2% del PIB italiano por incumplimientos en los niveles acordados de déficit público, la probabilidad de que tal sanción realmente se aplique es ínfima o nula. Desde el nacimiento del euro, los distintos países miembros han llegado a incumplir hasta en 275 ocasiones los límites de déficit o deuda pública fijados en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Nunca se ha llegado a imponer una sanción a un país miembro por ninguno de dichos incumplimientos. Existen pocos argumentos para aplicar por primera las sanciones a Italia por incumplir el nivel de déficit pactado.
Además, en cualquier caso, el déficit no alcanzará la frontera del 3%.
El riesgo para Italia no es una sanción desde las autoridades europeas, sino un nivel de desconfianza por parte de los inversores que dispare su prima de riesgo, y por tanto el coste de su deuda. A final de este año el BCE dejará de comprar bonos. Durante 2018 el BCE habrá adquirido dos tercios de la emisión neta de bonos italianos. Sin este respaldo, con un aumento de las necesidades de emisión de bonos por el mayor déficit y ante el ruido político entre el gobierno italiano y las autoridades europeas, la volatilidad en los activos italianos está asegurada. Afortunadamente no hay contagio a otros periféricos, al menos de momento.
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