«La desescalada debe ser también económica»
Enrique Fernández Consejero de Industria y Empleo«No podemos quitar todas las medidas de flexibilidad de golpe. Si desconfinamos gastos y no hay ingresos, llevamos a sectores al cierre»
Con menos de un año al frente de la Consejería de Industria, Empleo y Promoción Económica, a Enrique Fernández (El Entrego, 1974) le toca gestionar una de las crisis más profundas de la historia reciente. En poco más de un mes, todas las previsiones, todos las prioridades, han saltado por los aires para dejar un panorama económico catastrófico y del que solo se conocen aún una parte de los daños.
-¿A qué escenario económico se enfrenta Asturias en los próximos meses?
-Es un escenario inédito, nunca visto, un 'shock' muy rápido, muy inmediato, imprevisible. Sabemos que va a ser tremendamente adverso, negativo. El paisaje que va quedar tras la batalla contra el virus en términos económicos y sociales va a necesitar de una intervención muy fuerte desde las administraciones públicas.
-Gestionar esta incertidumbre, ¿es como conducir a ciegas?
-Está siendo como luchar a ciegas. Cuando conduces, controlas el mecanismo. Esto es una lucha, el enemigo es desconocido, invisible, incluso hasta imprevisible, y así nos lo dicen las autoridades sanitarias.
-No todos los sectores tienen la misma afección, ¿dónde ponen el foco en cuanto a necesidades?
-Hubo una primera fase en la que teníamos que diseñar medidas de acompañamiento a las que se tomaban en el Gobierno. Ahora, en una segunda fase en la que afortunadamente se ve una contención de la crisis sanitaria, centramos nuestros esfuerzos en evaluar el impacto económico, social y laboral, y preparar los escenarios de desescalada. Probablemente, la normalidad que conocíamos antes del 14 de marzo tarde en volver mientras no haya una vacuna. El tercer elemento es una cuestión que nos exige la sociedad, los acuerdos políticos y económicos de reconstrucción.
-¿Dónde se centra el impacto?
-En términos generales, los efectos económicos son muy negativos. En indicadores como el PIB, no va a haber parangón, tendremos que remontarnos a la crisis de 2008, a la posguerra, el 'crack' del 29... Aunque con esta crisis se prevé que el impacto, muy fuerte, equivalente al de esas épocas, se centre en 2020 y haya una recuperación fuerte en 2021.
-¿Resistirá mejor Asturias que otros territorios?
-Se nos dice que el impacto puede ser menor en Asturias que en el resto de España por tres variables: una menor dependencia del sector turístico; porque hay sectores que están aguantando mejor; y porque existe una elevada vinculación de la industria asturiana con lo que se han llamado actividades esenciales, que han continuado su actividad.
-¿Por qué sectores comenzará la desescalada?
-Va a ser el Estado el que decida. Hemos organizado un comité integrado por personas de reconocido prestigio. Ellos son los que van a articular o dar una versión final de las propuestas que Asturias eleve al Gobierno de la nación, pero a su vez este grupo se va a nutrir de los planteamientos que hagamos desde las consejerías. No puedo aventurar algo que luego vaya decidir este grupo.
-¿Qué propuestas les han trasladado?
-Estamos trabajando en ellas. Lo que sí trasladamos es que la guerra es sanitaria, pero que cada día que empleamos en esa lucha necesaria es mayor el agravamiento en el ámbito económico y social. En lo sanitario, empezamos a ver la luz al final del túnel; en lo económico y lo social, seguimos en el túnel.
-Turismo y hostelería van a sufrir mucho. ¿Cómo se plantea ayudarles?
-Hemos pedido al Ministerio de Transición Ecológica varias cuestiones: especial sensibilidad con cada uno de los sectores económicos, porque el impacto ha sido asimétrico; la necesidad de que los trámites administrativos se simplifiquen y agilicen al máximo; y que se aceleren e intensifiquen las inversiones.
-¿Alguna medida específica para servicios y turismo?
-Tenemos claro que es uno de los grandes damnificados y, además, tras la crisis sanitaria, seguirá la desconfianza de los clientes. Además de ayudas y rescates específicos, planteamos que haya también una desescalada en las medidas económicas, que se pueda ir saliendo voluntariamente de esos ERTE forzosos según se vayan generando ingresos. A la desescalada sanitaria la va a tener que acompañar una desescalada en estos mecanismos de flexibilidad y de apoyo económico, no se pueden desenchufar de golpe todas las ayudas económicas.
-¿Cómo se va a garantizar que los trabajadores en ERTE vuelvan a sus puestos de trabajo?
-Va a depender de que se recupere la demanda en la actividad económica normal y eso pasa por que se recobre la seguridad y la confianza. Hay que buscar fórmulas para mantener el apoyo a estos sectores mientras se recupera la confianza y la seguridad. Si lo que hacemos es desconfinar los gastos y no podemos garantizar ingresos, vamos a abocar a algunos sectores a tener pérdidas, cerrar y generar paro.
-¿Son receptivos en el ministerio?
-De momento, se nos han pedido propuestas y han tomado nota, pero no hemos obtenido respuestas.
-Se están planteando ayudas en forma de subvenciones y avales. ¿Será suficiente o habrá que inyectar dinero directamente a las empresas?
-La fórmula de los créditos es una herramienta válida. Tienen horizontes temporales que deberían permitir recuperarse de esta crisis y bajos intereses. Lo que sí necesitamos es que se agilicen.
-¿Cuánto dinero va a necesitar Asturias?
-No es tanto el dinero que necesita el presupuesto asturiano como las ayudas que hace falta que lleguen a Asturias. Nos da igual que estén en el presupuesto europeo, el estatal o el asturiano, pero lo que tienen es que aterrizar en la región. Podría decir que vayan mandando 2.000 millones y luego veremos si es suficiente, pero no es serio.
-Arcelor lleva tiempo lanzando mensajes negativos. Sus últimas advertencias de que las plantas asturianas están en su «punto de mira», ¿responden a una situación real o son una forma de sacar ventaja?
-No creo que nadie esté intentando sacar provecho de esta situación. A ninguno se nos escapa que 2019 fue un año malo para el acero, pero es que este año 2020 no está siendo mejor, con la parada sobre todo del sector del automóvil, que es tractor para el acero. Las dificultades que tiene Arcelor son reales.
-¿Hay que reactivar el estatuto de las electrointensivas?
-Es un tema más que la crisis sanitaria ha paralizado. Lo último que habíamos hecho desde el Gobierno regional es enviar las alegaciones. Había unos plazos que se han detenido por esta causa de fuerza mayor. Habrá que retomarlo y será una de las cosas más urgentes cuando deje de ser urgente vencer al virus.
-¿Temen que los fondos de transición se vayan a dedicar a otras cuestiones?
-El miedo es libre y el temor también, y además es muy humano, pero lo que vamos a reivindicar es que esos fondos comprometidos para la transición justa no se retiren ni reduzcan. Son inversiones de futuro y hay que pedir que se mantengan. Además, habrá que reclamar más inversiones para reconstruir la actividad económica, que va a quedar seriamente dañada.
-¿Qué proyectos concretos hay sobre la mesa para Asturias?
-Nos están haciendo llegar un buen número de proyectos, pero nos están pidiendo también confidencialidad en espera de saber si van a poder recibir financiación, en cuyo caso se harán públicos.
-¿Qué proponen Iberdrola y Naturgy ante el cierre de sus térmicas de Lada y Tineo?
-Hay que reconocer que tanto en Tineo como en Langreo las compañías han sido en cierta manera remisas, o no se han dado la prisa necesaria para plantear proyectos alternativos al cierre de las térmicas. Han presentado proyectos de desmantelamiento, pero no de regeneración. El último movimiento en la dirección correcta ha sido este compromiso que desde el Gobierno central, junto con los sindicatos, han arrancado a las empresas de que presenten un plan de recuperación de esas instalaciones que sea más ambicioso y que tenga en cuenta elementos socioeconómicos, no solo un plan de desmantelamiento puro y duro.
-El decreto de actividades esenciales provocó un caos en la industria asturiana, con borradores filtrados que incluían a la gran industria, un epígrafe que luego desapareció. ¿Son justas las acusaciones de pérdida de influencia del Gobierno de Asturias en Madrid?
-Hay una relación fluida y continua con Madrid. El único documento que vale es el que dice arriba 'BOE', el resto es información que no debemos utilizar. Cuando en el BOE sale el real decreto es cierto que determinadas actividades que se consideraban esenciales estaban muy claramente delimitadas, pero luego había cierta ambigüedad y eso necesitaba interpretación. Y ese fue un ejercicio que se hizo desde la Consejería de Industria y se trasladó a la Delegación del Gobierno.
-¿Se hizo en coordinación con el ministerio?
-Puede imaginar cómo estaban las líneas de teléfono ese día en el ministerio. Hubo que reaccionar con la interlocución que tuvimos, que fue la Delegación del Gobierno, que representa al Ejecutivo. Lo que intentamos fue ejercer la representación de los intereses de la industria asturiana y eso fue lo que hicimos.
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