Trump acusa a la OMS de ocultar la expansión del virus y congela los fondos en plena crisis
El presidente cree que a España e Italia no le están yendo bien las cosas. California advierte de que habrá que reorganizar los espacios de trabajo y entretenimiento
n la economía en barrena, las críticas arreciando y su reelección en juego, Donald Trump se prepara para reabrir el país estado por estado antes de final de mes, delegando la responsabilidad en los gobernadores y desviando la culpa hacia la Organización Mundial de la Salud (OMS) por no haber dado a tiempo la voz de alarma ni haber sido «amables» con él al criticar sus decisiones.
Ayer cumplió la amenaza de congelar los fondos a la organización, de la que EEUU es su principal contribuyente con 553 millones de dólares. El presidente dice estar investigándola «para ver si tiene arreglo», porque de lo contrario la suspensión será permanente.
La medida llegaba al tiempo que Nueva York sobrepasaba los 10.000 muertos de los 25.000 que tiene EEUU y 600.000 casos confirmados. Con la cadena alimenticia en peligro de provocar desabasto al expandirse la epidemia entre los trabajadores de las fábricas, el presidente dejará a cada estado decidir su propio calendario de reapertura y promete castigarlos si se equivocan.
En realidad, el mandatario no tiene autoridad legal sobre los estados de la Unión, que gozan de un régimen federal, pero Trump no hablaba de legalidad, sino de chantaje. «No se rebelarán, necesitan muchas cosas del gobierno federal, y no solo dinero, asesoramiento, equipo médico y mucho más. Si no obedecen, no lo tendrán».
En los próximos días hablará con los gobernadores para establecer un calendario de reapertura, que no incluye por ahora restablecer el tráfico de viajeros con España, Italia y otros países severamente afectados por la pandemia. «No diría que a Italia le esté yendo muy bien en estos momentos», justificó. «No diría que a España le esté yendo muy bien en estos momentos. Y Francia acaba de extender su orden de confinamiento«. El mandatario dice estar observando muy de cerca «cómo les está yendo a los países que reabren», aunque ayer prefería «no decir nombres».
Sus asesores le habían advertido de que si ordenaba la vuelta al trabajo demasiado pronto la epidemia se recrudecería y pagaría por ello en las urnas. De ahí que haya decidido derivar la responsabilidad en los estados, a los que delega también la tarea de hacer suficientes pruebas de diagnóstico de forma regular para controlar la epidemia, y apoyarse en un panel de reapertura que integrarán los titulares de las carteras económicas de su gobierno. A ese grupo de leales les acompañarán su hija Ivanka Trump, su yerno Jared Kushner, su asesor económico más nacionalista, Peter Navarro, y su amigo y asesor financiero Larry Kudlow.
En Nueva York, donde el alcalde de la ciudad Bill de Blasio da ya por terminado el curso escolar, el gobernador Andrew Cuomo dice que será él quien tome la decisión en coordinación con los gobernadores de los estados vecinos –New Jersey, Connecticut, Massachusetts, Pensilvania, Vermont y hasta Rhode Island y Delaware-, con la fecha del 1 de mayo en el horizonte. Para Cuomo, no se puede mandar a los padres al trabajo sin reabrir los colegios porque entonces tendrían que quedarse en casa a cuidarlos.
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