La peatonalización de ocho calles del centro de Oviedo obligará a desviar 6.000 vehículos
Mañana arranca la primera fase de las medidas de movilidad por la desescalada con el cierre de Mendizábal, Ramón y Cajal y Pozos
Tras presentar el plan de peatonalización de ocho calles del centro de la ciudad este viernes, los concejales Nacho Cuesta y José Ramón Prado se mostraban confiados en que los vecinos de Mendizábal, Ramón y Cajal, Pozos, Fruela, Rosal, Martínez Marina y Cabo Noval y Quintana acogieran de buen tono la medida. Consultado el padrón municipal a fecha de 30 de marzo, en las citadas calles y sumados los empadronamientos de Porlier y de la plaza de Riego, residen 1.412 habitantes. Serán los primeros en beneficiarse de la supresión de cerca de 10.000 circulaciones diarias, datos inferidos del mapa de ruido de 2017, que calculó 11.400 pasos de vehículos por La Escandalera y los aportados en los pliegos del rediseño de la movilidad del Campo de San Francisco -abandonado por el Ayuntamiento-, cuyo flujo de circulación en el entorno de Marqués de Santa Cruz y Santa Susana asciende a 8.000 vehículos al dia. Del primer dato, la inmensa mayoría tienen como destino la calle Uría y Jovellanos, apenas un tercio emboca en Fruela. Del segundo, un 20% va a parar a Santa Susana. En resumen, unos 6.000 vehículos diarios que no transitarán, al menos hasta que dure la desescalada, por las citadas calles.
Los incentivos urgentes para realizar el corte al tráfico son dos: promover la distancia de seguridad evitando contagios indeseados por coronavirus, por un lado; y por otro, favorecer la movilidad peatonal tratando de reactivar el comercio y la hostelería en los márgenes del casco antiguo, que ve así completado el proceso de peatonalizaciones iniciado por Antonio Masip a finales de los años ochenta y rematado por Gabino de Lorenzo.
La peatonalización es parcial y «provisional» apenas cortando el tráfico, sin obras de calado ni cambio de cara al pavimento pero puede servir de guía para lo que venga después. El Ayuntamiento trabaja, tras un hiato de meses con el cambio de gobierno, en el Plan de Movilidad Urbana Sostenible cuyos resultados buscarán una ciudad más transitable, ciclable y con mayores frecuencias y servicios del autobús urbano frente al uso -o abuso- del vehículo privado.
Durante la comparecencia, José Ramón Prado se cuidó de dar datos de tráfico detallados y de avanzar cómo influirá el cierre de las ocho calles a la más afectada, Santa Susana, que pasa a ser de doble sentido para permitir el tránsito de vehículos desde la plaza de San Miguel hasta el Campo. Será ensayo y error.
Y, sin embargo, la tendencia de fondo acelerada por la pandemia en muchas ciudades está orientada a crear zonas de bajas emisiones, primar el transporte público y la intermodalidad. El pasado marzo, el equipo de gobierno retomó la redacción del Plan de Movilidad Urbana Sostenible pese a las reticencias mostradas sobre el documento que redactó el estudio Vectio para el tripartito de izquierdas. Hay prisa, la UE obligará en 2023 a todas las ciudades con más de 100.000 habitantes a configurar zonas restringidas para el vehículo privado.
Según los datos que proporciona la asistencia técnica, actualmente el centro urbano de Oviedo dedica el 63,64% de su superficie al vehículo privado, frente a un 29,83% dedicado al peatón y con un 6,53% de zona compartida por ambos
El objetivo final del Plan de Movilidad es reducir la dependencia del vehículo privado para viajes internos dentro de un ámbito razonable de 2 o 3 kilómetros, teniendo como escenario a largo plazo una inversión en los porcentajes actuales, donde el espacio dedicado al peatón alcance cuotas del 60-70% y el vehículo privado vea limitado su ocupación al 30-40% en el núcleo urbano.
La movilidad es economía
Carlos Suárez, responsable de Vectio, explica que las medidas transitorias durante la desescalada no afectarán al futuro del Plan de Movilidad. Y sin embargo, hace unos días ya preveía la adopción de medidas «temporales» y reversibles a la movilidad peatonal toda vez que se prevé «un descenso tanto del transporte público como el uso del vehículo privado».
«La movilidad es PIB, es economía, la lógica dice que si va ha haber un descenso en la actividad laboral, tampoco vamos a recuperar el número de viajes en coche una vez que pase la pandemia», ahondó inclinándose por medidas como las que ha tomado el Ayuntamiento.
En cuanto a instalar carriles bici provisionales durante estos meses, Suárez se mostró más escéptico. «No hay infraestructura y no se puede imponer algo que no hay». «Que se pude hacer algo más por la bicicleta, perfecto, pero es difícil porque el publico objetivo como puede ser el universitario, no está yendo a clase», razonó.
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