El museo de Bellas Artes de Asturias vuelve a abrir hoy sus puertas tras más de dos meses de cierre por la crisis de la Covid-19. La portavoz del museo, Sara Moro, señala que es «una gran alegría poder abrir» aunque recuerda las medidas a las que obliga la normativa del Estado por la pandemia: uso de mascarilla (salvo para niños hasta 6 años de edad) y limitación del aforo a un tercio del habitual, es decir, que ahora será de 200 personas como máximo.
Además, el museo ha diseñado un recorrido «para hacer que la visita sea agradable y al mismo tiempo se puedan guardar las distancias», señala Moro. También ha colocado dispensadores de hidrogel alcohólico y guantes, así como otras medidas de distanciamiento en todo el recinto.
Esta semana el museo de Bellas Artes de Asturias ha cumplido 40 años, pero de momento nada podrá hacer para celebrarlo ya que el confinamiento no permitió programar con antelación los actos. Además, señala la portavoz del museo, hasta la fase 3 no será posible realizar visitas guiadas y, aún así, con limitaciones.
Inaugurada el 19 de mayo de 1980, la principal pinacoteca asturiana ha crecido desde unos inicios relativamente modestos hasta las 15.000 obras que conforman fondos actuales.
Tras la apertura del Museo se exponían 78 obras en siete salas. La década de los ochenta aún trajo consigo más novedades para el joven museo. Tras su adecuación por los arquitectos Fernando Nanclares y Nieves Ruiz, en 1986 abrió al público la casa de Oviedo-Portal, un inmueble de 1660 diseñado por Melchor de Velasco Agüero para el también regidor Fernando de Oviedo-Portal, que permitió aumentar el número de obras expuestas.
Paralelamente a la formación de la colección nacía la biblioteca. Comenzó a formarse cuando se inauguró del museo como instrumento para llevar a cabo la documentación de las colecciones, realizar su tratamiento técnico, preparación de exposiciones y otras actividades de difusión de la colección.
En los primeros años libros y otros documentos se iban depositando en los despachos «hasta que en 1984 se destinó un espacio propio para albergarlos, que pronto resultó ser insuficiente». Tras la mencionada rehabilitación de la Casa Oviedo-Portal en el año 1986, se habilitó el bajo cubierta de este edificio para alojar la biblioteca, sin embargo, no se instalaría definitivamente hasta 1996, después de una nueva remodelación de los edificios del Museo. Después llegarían otros hitos importantísimos como el legado Masaveu o la donación de Plácido Arango, que aumentaron sustancialmente la colección. En 2015 se acometió la ampliación según un diseño del arquitecto Patxi Mangado, y aún queda pendiente una nueva fase de reforma, tal como adelantó este periódico.
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