Urbanismo definirá la reforma de la plaza de toros en paralelo al diálogo con Patrimonio
Contratará una nueva asistencia técnica para desarrollar las obras de la primera fase del plan director, con el derribo del graderío alto
El nuevo intento municipal de desbloquear la situación de la plaza de toros arranca de un fracaso, pero también de las lecciones de aquel. El Ayuntamiento quiere impulsar la recuperación del coso taurino como recinto para usos múltiples basándose en el plan director, pese a que ya fue rechazado por Patrimonio en 2014. Para tratar de evitar una nueva colisión, Urbanismo encargará una asistencia técnica para que defina en un proyecto el avance de las conversaciones que el alcalde quiere mantener acerca de la actuación con la Dirección General de Patrimonio para tratar la modificación del grado de protección.
La idea es rescatar la primera fase del plan director y convertirla en un proyecto básico, que se iría modelando de acuerdo a como avancen las conversaciones con Cultura. En términos prácticos, supone ceñirse a lo esencial para permitir la reapertura del edificio, cerrado por ruina desde 2007, pero catalogado como Bien de Interés Cultural desde un año antes. Los trabajos supondrían el derribo del graderío alto -un añadido de postguerra de ínfima calidad- y la adecuación de las instalaciones para permitir su puesta en funcionamiento con un aforo reducido a 5.000 localidades, tal y como adelantó EL COMERCIO. La cubierta, que permitiría su uso en cualquier condición climatológica, se deja en suspenso, condicionada a su viabilidad económica y a lo que disponga Cultura.
En cualquier caso, la contratación del proyecto básico no se hará hasta este verano, cuando el equipo de gobierno haya concluido la reordenación del presupuesto y cerrado el préstamo necesario para el plan de inversiones y financiar así la contratación.
Lo de andar corto de dinero es casi una seña de identidad del coso de Buenavista. Construida en apenas seis meses de 1889 y promovida por la Sociedad de Espectáculos de Oviedo, una quinta parte de los prohombres ovetenses que se habían comprometido a suscribir acciones de la sociedad, no hizo luego el desembolso. La falta de capital se dejó sentir en el tajo y tan solo dos años después de la corrida inaugural -con 'Frascuelo' y 'Lagartijo'-, la sociedad tuvo que sacar a subasta la plaza. El mantenimiento prácticamente desapareció y en 1917 la plaza de toros fue declarada en ruina por primera vez. No sería la última. En diciembre de 1932, un inopinado cortocircuito causó un incendio que destruyó por completo los pisos superiores, entonces de madera. Tras los sucesos de la década de los 30, el Ayuntamiento se hizo con la plaza en 1944 e inició obras para reconstruirla y ponerla en uso. Las estrecheces presupuestarias no permitieron reconstruir el graderío alto hasta 1957 y con tan mala calidad, que se tuvo que cerrar y volver a reformar.
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