sábado, 15 de agosto de 2015

Siryza se resquebraja...

Una vez tras otra, los primeros ministros de Grecia parecen abocados repetir la misma frase con más o menos las mismas palabras: hemos tomado una decisión dura, pero ha sido por el bien del país. Lo hizo Yorgos Papandréutras el primer memorándum, lo hizo Andonis Samarás tras el segundo y ahoraAlexis Tsipras, que se presentó a las elecciones para ser distinto a sus antecesores.
El tercer rescate puede que sea la tabla de salvación para Atenas -"el rescate con euro o el rescate con dracma" resumía el dilema el primer ministro- pero para Tsipras significa echar a rodar cuesta abajo su Gobierno. La división en Syriza se petrifica y ya no parece que nada pueda salvar al entusiasta partido de la izquierda radical de una implosión de consecuencias impredecibles.

Votación con la oposición dentro de Syriza

Ni la extrema derecha de Amanecer Dorado ni el Partido Comunista -ambos enemigos frontales del Gobierno-. Las mayores críticas a las negociaciones con Bruselas han venido de dentro de Syriza. Los llamados diputados díscoloshan cobrado carta de naturaleza tras varias confrontaciones con el Ejecutivo y ya forman un núcleo duro dentro del Parlamento de aproximadamente 30 o 35 diputados, restando mucha fuerza a una coalición que ya de por sí cuenta con pocos votos. La líder cada vez más potente de ese grupo es la presidenta de la Cámara, Zoi Kontantopulu, que ha pasado de aliada inquebrantable de Tsipras a enemigo correoso. Y volvió a demostrar su condición en la última sesión. Primero dilatando hasta la extenuación el proceso de sufragio agarrándose al procedimiento al pie de la letra y haciendo que el plenoempezara a las dos de la madrugada para acabar votando a las nueve de la mañana. Segundo, arrastrando hasta a 43 diputados de Syriza votar 'no' o abstenerse de apoyar el memorándum.

El ala izquierdista del electorado, siguiendo el dictado romántico del héroe que pierde con más honor que el vencedor, alababa en las redes sociales el arrojo y la frescura de Konstantopulu enfrentándose al destino manifiesto de Grecia:seguir bajo la tutela de los acreedores.
La oposición volvió a salvar a Tsipras de naufragar. Los conservadores, los liberales y los socialistas (Nueva Democracia, To Potami y Pasok), encantados de ver cómo el primer ministro se cuece en su propio guiso, le dieron su apoyo no sin dejar caer alguna ironía. El líder de ND le pidió a Tsipras elecciones con la convicción de que si tarda unos meses en convocarlas, mejor. Sabedor de que esta vez ya no hay reconciliación posible en el partido de cara al congreso de septiembre, atizó a Syriza con sardónicos comentarios sobre quién ejerce la oposición. El recuento de los votos no refleja fielmente la deriva del Parlamento: 222 a favor de 300 diputados para Tsipras.
Konstantopulu, llegó a decir “que no volverá” a apoyar al primer ministro Tsipras, que le respondía diciendo que denunciar la deuda no es una soluciónal problema heleno, desprestigiando así la auditoría de la misma que organizó la presidenta a bombo y platillo. "Las guerras tampoco son legales y ahí están", le espetó para asombro de sus propias filas. Desde los asientos de la nominal oposición, se observaba con deleite la lucha fratricida.

Las obligaciones y el voto de confianza

Se da por hecho que Tsipras deberá presentar una cuestión de confianza para poder continuar gobernando y algunos apuntan a que, aunque consiguiera superarla, deberá ir a elecciones, las segundas en un año. Lejos queda ya la euforia con la que ganó las de enero. Convertido en un líder más pragmático aunque no menos carismático, ha señalado que ahora lo que toca es pagar al BCE los 3.200 millones que debe Grecia. Mentalmente debe estar contando votos. Si todos los que le han dado la espalda el viernes le retiraran su apoyo,su gobierno caería instantáneamente.
El exministro griego de Finanzas Yanis Varufakis. (EFE)
El exministro griego de Finanzas Yanis Varufakis. (EFE)
Su esperanza recae en diputados que rechazan el memorándum aunque no su mandato. El más destacado el exministro de Finanzas Yanis Varufakis, que comunicó que dejaría su escaño si eso permitía la continuidad de Tsipras. Si hay muchos como él, por ejemplo entre los que se han abstenido, podría continuar. Es muy complicado, sin embargo, que vuelva a formar una coalición con la correlación de fuerzas que hay en el Parlamento. Como dicen muchos: elecciones en otoño.

¿Nuevo partido Syriza a la izquierda de Syriza?

A pesar de que el capítulo memorándum parece cerrado no está ni mucho menos claro cuál es el futuro de Grecia. La Syriza de Tsipras parece condenada a centrarse en el espectro político y llegar al lugar que una vez ocupó el Pasok. El primer ministro tiene el carisma necesario para evitar la desaparición del partido, pero tendrá que cambiar de estrategia, pues el antisistema ya no funciona. Deberá confiar en que las medidas que tome funcionen y el país retome la senda del crecimiento que se ha frenado con estos meses de negociaciones. Los datos del segundo trimestre muestran un crecimiento del 0,8% todavía atribuible al gobierno anterior y parece que el tercer trimestre no será tan generoso, corralito mediante.
También habrá que observar de cerca si aplica más o menos austeridad que sus predecesores y en qué medida se percibe en el electorado. En cualquier caso la izquierda ya la ha perdido y con ella esos votos. Aunque sus adversarios también tendrán que trabajar. Konstantopulu tendrá que demostrar que sabe presentar soluciones más que pelear a la contra y la oposición deberá dar imagen de verdadera alternativa, algo que hasta ahora no ha mostrado. Porque hasta ahora tanto el gobierno y la oposición se han construido y confrontado dentro de Syriza.

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