El PSOE se lo juega todo a julio y no quiere a Podemos en el Gobierno "ni en pintura"
Sectores del partido confiesan haberse quedado "patidifusos" por la decisión
No hay plan B. Moncloa ha decidido ir a la investidura en julio sin ningún tipo de red de protección como sería la opción de una repetición de este debate parlamentario en septiembre, si Pedro Sánchez fracasa en las votaciones del 23 y 25 de julio. El presidente del Gobierno en funciones se someterá al veredicto de la Cámara, además, sin los apoyos necesarios pero con la confianza de que en los 20 días que le separan del inicio del debate parlamentario será capaz de convencer a Podemos de que le brinde su respaldo a cambio de nada.
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“La próxima semana estarán todos más presionados que los tornillos de un submarino”, expresan a este medio fuentes conocedoras de las negociaciones. Las conversaciones con la formación de Pablo Iglesias, que los socialistas insisten que sigue siendo su socio preferente, están completamente atascadas y “ahora mismo no hay negociaciones”, explican desde el entorno de Podemos. Este punto muerto se alcanzó la semana pasada, cuando encallaron en la exigencia de la formación morada de entrar en la composición del nuevo Ejecutivo.
Pero “Sánchez no los quiere ni en pintura”, explican desde el entorno socialista. Reconocen que “el problema, ahora, es Podemos” y cualquier otro escollo, como la garantía de que los independentistas vascos o catalanes den su abstención en la segunda votación del día 25, ha pasado a segundo plano. “La estrategia del PSOE es forzar la investidura en julio”, agregan y, “si no es así iremos a elecciones”, redondean.
La fecha del 10 de noviembre pesará como una espada de Damocles sobre las cabezas de todos los partidos durante los próximos días. La semana pasada, la mayoría de formaciones reconocían, de puertas adentro, que “no le interesaba a nadie una repetición de los comicios generales”. De hecho, ni siquiera a los mismos socialistas, aunque algunas encuestas reflejan que en el escenario de que se tuviera que acudir a las urnas en otoño, el PSOE subiría en intención de voto 3,9 puntos. Los grandes castigados serían Vox y Ciudadanos.
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La caída de la formación de Albert Rivera podría ser de 2,8 puntos, según un sondeo de ‘El Mundo’, mientras que el partido de Santiago Abascal lo haría en 2,3 puntos. Serían casi los mismos que subiría el PP (2,7 puntos). El posible castigo que afrontaría Ciudadanos, sumado a la crisis interna del partido, desatada por la fuga de altos cargos y la amenaza de cisma del ala socialdemócrata de los naranjas, son argumentos que el socialismo no desdeña y con los que los ’spin doctors’ de Moncloa juegan para seguir negociando a dos bandas en las próximas semanas. Parte del PSOE desea reeditar el ‘pacto del Abrazo’ de 2016 y el Ibex mantendrá su tenaza sobre Rivera para que se produzca.
“VA A SER MUY DIFÍCIL”
Con todas estas variables sobre la mesa, el círculo íntimo de Sánchez, con su jefe de Gabinete, Iván Redondo, al frente, “lo tiene muy claro” y la investidura será a finales de mes o no será, explican fuentes parlamentarias. Algunos sectores del partido no esconden su estupefacción ante el salto de fe del líder del Ejecutivo en funciones y confiesan que se han quedado “patidifusos”. “Será muy difícil” conseguir la mayoría simple -más votos a favor que en contra- el día 25 de julio, se exclaman. “Va a costar”, agregan, pero a la vez confían en que la aritmética parlamentaria acabe por sonreírles.
Fuentes próximas a las negociaciones entre socialistas y podemitas, en cambio, ven difícil que uno de los dos dé el volantazo en el juego del gallina en que se han embarcado. En el partido de Iglesias creen que el PSOE va de farol cuando descarta un segundo intento de la investidura en septiembre y se toman el debate de julio como una escenificación. En estos momentos, siguen empecinados en no ceder y demandar puestos en el futuro Consejo de Ministros.
Algunos sectores del socialismo se muestran críticos con la negativa de Sánchez en este punto y apuestan por una fórmula que hipoteque lo mínimo a su partido y satisfaga las demandas de la fuerza de izquierdas. “Tener ministros de Podemos pero sin que sean del partido”, argumentan, “es decir, personas de solvencia reconocida que estén en su órbita”, aclaran. Pero en Moncloa creen que un fracaso en una investidura a la que se acuda en coalición con Podemos debilita más al PSOE que un intento fallido en solitario. Por lo que el tacticismo electoral hace poco probable que se acabe hallando una fórmula de coalición, ni que sea intermedia.
En cuanto a al opción de Ciudadanos, Rivera sigue empecinado en actuar de líder de la oposición y se niega, por el momento, a sentarse a negociar con Sánchez. Pocas opciones deja al PSOE más allá de convocar nuevas elecciones a finales de septiembre, aunque el mes de agosto puede presentar una buena oportunidad para replantearse la estrategia y, tal como apuntan varias fuentes y dan por sentado desde Podemos, ir a por un segundo intento.
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