Aún no sabemos cuándo ni cómo terminará la crisis del coronavirus. Lo que está claro es que el nuevo escenario deberá tener dos adjetivos fundamentales para no dejar a nadie atrás: humano y sostenible. Nos tocará repensar nuestro modo de estar en el mundo: qué uso hacemos de los recursos naturales, cómo nos transportamos, cómo consumimos… Hoy nos detenemos en este último aspecto, el consumo. Y lo hacemos para hablarte del comercio justo, que se propone como nuevo modelo de consumo sostenible tras la COVID-19.

Comercio justo: ¿nuestro modelo de consumo favorito tras la COVID-19?

Cada vez más voces coinciden: si no queremos repetir los mismos errores, el nuevo horizonte tras la crisis de la COVID-19 debe tener un objetivo claro: la sostenibilidad. Para no dejar a nadie atrás, necesitamos repensar todas las esferas de la vida cotidiana y asegurar que se respeten los derechos y la dignidad de todas las personas.
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No estamos ante una tarea fácil ni rápida, pero ya hay caminos interesantes que podemos seguir explorando para construir un mundo mejor en todos los sentidos. Uno de ellos es el comercio justo, que cada segundo sábado de mayo celebra su día internacional. ¿El objetivo de la efeméride? Recordar la importancia de impulsar modelos económicos más sostenibles y humanos, ahora más que nunca.

Claves para entender cómo funciona el comercio justo

¿Qué es el comercio justo?

El comercio justo es un sistema comercial alternativo que busca que, cuando compremos un producto, estemos asegurando que su producción, comercialización y distribución se haga en condiciones justas tanto para productores como para consumidores.
Este tipo de comercio, que ya se ha convertido en un movimiento global, se centra en garantizar los derechos de la infancia, de los trabajadores y trabajadoras, así como del medio ambiente. La Organización Mundial del Comercio Justo (WFTO) lo define como:
“UNA RELACIÓN DE INTERCAMBIO COMERCIAL BASADA EN EL DIÁLOGO, LA TRANSPARENCIA Y EL RESPETO, QUE BUSCA UNA MAYOR EQUIDAD EN EL COMERCIO INTERNACIONAL Y CONTRIBUYE AL DESARROLLO SOSTENIBLE OFRECIENDO MEJORES CONDICIONES COMERCIALES Y ASEGURANDO LOS DERECHOS DE PERSONAS PRODUCTORAS Y TRABAJADORAS MARGINADAS”.
Además, es considerado como una herramienta de cooperación para el desarrollo. La razón es que busca mejorar el acceso al mercado de los productores y productoras más desfavorecidos del Sur, así como cambiar las reglas del comercio internacional que fomentan la desigualdad y la pobreza.

¿Cuál es el objetivo del comercio justo?

Como ves, el comercio justo posee muchas diferencias con respecto al comercio tradicional. Una de las principales tiene que ver con su objetivo último. Mientras que el comercio tradicional quiere siempre obtener el máximo beneficio económico, el comercio justo pone por delante a las personas y sus derechos. Y si la crisis de la COVID-19 nos ha enseñado algo, es que los derechos de las personas deben primar ante cualquier otro interés.

¿Qué criterios sigue?

Para asegurar que todas las personas involucradas en la cadena puedan ejercer sus derechos y vivir en dignidad, deben cumplirse una serie de principios del comercio justo. En total, son 10 mandatos y, como ves, están estrechamente relacionados con el cumplimento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible:

¿A quién beneficia el comercio justo?

La respuesta es tanto a productores como a consumidores. Por ejemplo, en el comercio tradicional, el precio al que se venden algunas frutas y verduras no permite a muchos agricultores y agricultoras generar beneficios suficientes para que su actividad sea rentable. El comercio justo fija un precio acordado entre las partes, que evita esta situación. Lo mismo pasa con el trabajo infantil y la explotación. El comercio solidario prohíbe la venta de productos que hayan sido generados a través del trabajo forzoso de nadie, incluida la infancia.
Los beneficios para quien consume este comercio son innumerables. Uno de ellos es saber que, cuando compramos comercio justo, estamos respetando el medio ambiente. Se usan materias primas sostenibles y procedentes de mercados locales, los alimentos no llevan pesticidas, los embalajes son biodegradables… En definitiva, estamos ante una herramienta poderosa para luchar contra la emergencia climática.
En Ayuda en Acción trabajamos desde 1981 para luchar contra la pobreza y la desigualdad. Se trata de dos amenazas que, tras la crisis del coronavirus, pueden agravarse y poner en riesgo la vida y derechos de cada vez más familias. Frente a la COVID-19, #SomosAyuda. Por ello, el apoyo a pequeños agricultores y el fomento de modelos de mercados más sostenibles como los que defiende el comercio justo juegan y jugarán un papel protagonista en los proyectos que desarrollamos en más de 20 países.