El ovetense, de 60 años, fue extubado ayer e instantes después de ese momento se grabó el vídeo en el que mueve una imaginaria batuta con la ópera de Pietro Mascagni de fondo. Lo hizo para enviarlo a su familia y los muchos amigos y colegas que estos días se han preocupado por él. Las imágenes, claro, corrieron pronto por internet como la pólvora. «Me vine arriba, lo reconozco, es que es mucha la emoción, muchos días aquí», comentaba más tarde atendiendo personalmente su teléfono móvil, feliz y con la misma amabilidad de siempre a pesar de los pesares.
Presumido, fundador y alma de Teatro Casona y una de las figuras indispensables de la escena asturiana, es además jurado de los Premios Serondaya. Su participación en la entrega en Mieres de los galardones el pasado 9 de marzo fue, de hecho, su última aparición pública. «Acababa de llegar de impartir un curso en Bilbao y entonces me encontraba perfectamente», rememora. Después llegaron los síntomas, «pensé que era una gripe hasta que la cosa se complicó». El miércoles 18 de marzo ingresó en el HUCA y este fin de semana pasó de su habitación en aislamiento a la UCI, de la que todo parece indicar que saldrá esta misma mañana. Lo peor ha sido «casi todo», pero entre lo más duro «estar lejos de mi mujer y mi hija». Ayer por fin pudo hablar con ellas, espetarles un sonoro y luminoso «de puta madre» que le salió del alma cuando le preguntaron cómo estaba.
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