Cascos se despide en otra espantada histórica a menos de cuatro meses de las elecciones
El expresidente renuncia a ser candidato // Foro buscará un cabeza de lista en un congreso en marzo
JUEVES 12 DE FEBRERO DE 2015
Es una nueva espantada de Cascos y parece que es la definitiva. El presidente de Foro ha anunciado a su círculo más cercano que no tiene pensado presentarse a los próximos comicios autonómicos de mayo. Lo ha hecho a menos de cuatro meses para las elecciones, en una muestra de escaso tacto político y de gran irresponsabilidad. Para ello dejará también de presidir el partido que él mismo fundó y que aupó a la presidencia del Principado en un tiempo récord, casi a la misma velocidad con la que decidió convocar elecciones anticipadas un año después. Cascos, que ha asegurado que busca la renovación del partido que dirigió unipersonalmente, abre las puertas a nueva figura que sea el próximo candidato y que podría decidirse en un congreso en marzo. Es la hora de su crepúsculo político.
La casi inexistente presencia en la política asturiana de Cascos en los últimos meses era un clamor. El antiguo general secretario del PP (como era apodado en Génova) había perdido el empuje que le caracterizó y su peso en el panorama asturiano era cada vez menor, con unas expectativas de voto que les encuestas reflejaban en caída libre. La gran beneficiada de este movimiento, Mercedes Fernández, su antigua pupila, se ha expresado en las últimas fechas con un optimismo poco habitual, quizá consciente del movimiento de su actual rival.
Pasión por los bandazos
La historia de Cascos en Asturias es la narración de una ruptura permanente y de una pasión por los bandazos. Desangró al PP asturiano en su enfrentamiento encarnizado con Sergio Marqués, que desembocó en el nacimiento de URAS. Tras retirarse de la política en un acto en la Delegación de Gobierno en Oviedo y ser tentado por Gabino de Lorenzo para encabezar la lista del PP, Cascos dio un sonoro portazo, abandonó el PP y fundó Foro Asturias, un partido parido a su imagen y semejanza. En unos meses consiguió imponerse en las elecciones protagonizando una sorpresa insólita hasta ahora en Asturias. Su incapacidad para conseguir pactos y para el diálogo con otras fuerzas le llevó a convocar elecciones un año más tarde, en un órdago que perdió por goleada. Fue toda una fuga presidencial, como fue definida por la oposición. Y también una muestra de que el cálculo político ya no era su fuerte, si es que alguna vez lo había sido. Como candidato (frustrado) del PP habría conseguido una mayoría absoluta; en sus segundos comicios al frente de Foro perdió la presidencia en favor del PSOE. Ahí empezó el final de su carrera. Los generales secretarios no están acostumbrados a la oposición.
La decisión de Cascos provoca un cataclismo dentro de su partido, tan presidencialista. Su irrupción en el panorama asturiano, con sus mensajes de un regionalismo pelayista y críticas al sucursalismo madrileño del resto de partidos caló en el electorado. También la imagen reencarnada del nuevo Jovellanos que una parte de la opinión pública creó a su alrededor, en un fiero ejercicio de márketing. Consiguió un voto transversal que trastocó los pronósticos de muchas encuestas. De todo ello, poco queda cuatro años después, con el reducto gijonés de Carmen Moriyón como último refugio.
La goma de la derecha
Foro se enfrenta ahora a lo mismo que afrontó en su día Sergio Marqués. A ser fagocitado de nuevo por el PP, en esos movimientos de goma elástica a los que nos tiene acostumbrado la derecha asturiana. Un proceso que ya se había iniciado, con una lenta fuga de afiliados a filas populares. La gran beneficiada puede ser Mercedes Fernández, que ve cómo la nueva espantada de Cascos puede agrandar su granero de votos.
La decisión conlleva también más incógnitas a un mapa político que puede estar fragmentado hasta el paroxismo. Hasta siete fuerzas pueden estar representadas en el próximo parlamento asturiano, que necesitará de una gran coalición si se quiere un Gobierno fuerte y estable. No parece que vaya a ser ya el tiempo de Cascos, al que ha llegado su crepúsculo político.
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