El 20,4% de los residentes en el Principado nacieron en otra comunidad o el extranjero
En un solo año el 1,9% de los jóvenes de entre 25 y 34 años naturales de la región emigraron. Los asturianos que luego vuelven son minoría
Cuando se la compara con otras comunidades autónomas, Asturias resulta de las más cerradas sobre sí misma o, si se prefiere, de las que menos inmigración atrae. Ese intercambio de población sin embargo no tiene vuelta atrás y continúa año a año, acumulándose y modificando la composición de la región. En el año 2001 quienes nacieron en otro país o comunidad y aquí residían suponían el 16,05% de los residentes. Hoy son el 20,46%.
Es decir, una de cada cinco personas que dan vida al Principado llegaron al mundo en sitios donde no se manejaba el término «foriatu». En términos demográficos, Asturias batalla por eludir los pronósticos del Instituto Nacional de Estadística (INE), según los cuales en la próxima década el padrón bajará de la barrera psicológica del millón de habitantes. Sin el peso de los nacidos en otras comunidades o el extranjero la realidad es que hoy mismo la comunidad se quedaría en los 813.454 vecinos, según el mismo departamento.
El papel de los que vinieron de otro lugar crece, pero sigue siendo de los más moderados del país. Asturias es la quinta comunidad más formada por personas que nacieron en el propio territorio. Se trata de un fenómeno todavía más predominante en Galicia (85,8% del padrón nació allí), Extremadura (85,6%), Andalucía (83,8%) y Castilla y León (81,3%). Por contra, las comunidades que más vecindario atraen figuran, también, entre las de economía más dinámica. En términos de mezcolanza entre nacidos en Asturisa y llegados de otras partes, los protagonistas son Baleares (un 54,6% de sus habitantes nacieron en el archipiélago), Madrid (56,3%) y Cataluña (64,2%).
Volviendo la vista a Asturias, el contingente de quienes no nacieron en la región lo componen en un 36% personas de origen extranjero (segmento que cada vez tiene un peso mayor), un 25% de castellano y leoneses (con protagonismo decreciente y marcados sobre todo por los de la provincia vecina) y un 11% de gallegos. Los primeros, los inmigrantes que proceden de otros países, son los que más ayudan a reequilibrar la maltrecha estructura poblacional de la región, como prueba el siguiente dato. Los españoles que viven en el Principado presentan una edad media de 48,86 años, el promedio más avanzado de todas las comunidades; los extranjeros incluidos en el padrón a 1 de enero cuentan con un promedio de 35,69 años.
Las últimas estadísticas conocidas abundan en esta dinámica. La Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei) publicó ayer un análisis detallado del fenómeno migratorio en la comunidad, concejo a concejo y distinguiendo las franjas de edad. El trabajo confirma el peso de los nativos asturianos entre los que marchan de la comunidad. En 2018 hubo 14.086 personas que hicieron oficial que ya no vivían en Asturias; de esos emigrantes, el 38,2% eran nacidos en la región.
En total son 5.383 salidas, algo importante pero que supera otro fenómeno: el de extranjeros que, tras probar suerte aquí, optan por seguir su periplo en otro territorio. Un total de 5.670 emigrantes responden a ese perfil.
Salidas más perjudiciales
Si se pone la lupa en los asturianos que dejan la región, se confirma que salen sobre todo de los tramos de edad más productivos laboralmente. En un solo año oficializaron su marcha del Principado un total de 1.890 jóvenes asturianos de cuna, que contaban entre 25 y 34 años, los años más apropiados para la incorporación al mercado de trabajo y la formación de familia. Esas pérdidas suponen el 1,9% de los asturianos en ese tramo de edad.
Es decir, uno de cada 50 asturianos de entre 25 y 34 años abandonó, una proporción notable para un sólo ejercicio, y especialmente perjudicial en el detalle por concejos. Quienes marcharon con esas edades de San Tirso de Abres representan al 7,5% del vecindario con esa juventud. Ibias y Santa Eulalia de Oscos despidieron, en 2018, al 4,7% de sus vecinos de entre 25 y 34 años.
Del lado contrario, de los inmigrantes que engordan el padrón, también hay novedades. En 2018 llegaron 16.400 personas por esa vía con una particularidad: los asturianos que aprovechaban para regresar son minoría. Apenas 3.334 nacidos en la región volvieron entonces; les superaban los 4.331 que procedían de otras comunidades autónomas y los 8.725 que vinieron al mundo en un país extranjero.
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