REDACCIÓN
Los fondos verdes que la Unión Europea aportará a los territorios afectados por la descarbonización suponen para Asturias otra oportunidad de reactivar su economía, de generar actividad con la que intentar frenar la sangría demográfica que sufre en mayor medida desde que comenzara el declive de la minería hace tres décadas. Hay quien opina que la región está ahora ante «el último tren» para lograr financiación con la que impulsar proyectos, con el matiz de que no basta con esperar a que llegue el tren, sino que hay que agudizar la creatividad e identificar las potencialidades de cada territorio para implantar iniciativas generadoras de empleo.
Aunque algunos agentes prefieren dejar atrás el pasado y mirar al futuro, tener claros los errores de la ejecución de los fondos mineros puede servir para que no se repitan y aprovechar la coyuntura actual. Una de las «sombras» que tuvieron los fondos mineros fue la «escasa» planificación. Ante la llegada de miles de millones de euros, se impulsaron proyectos, algunos faraónicos, cuya repercusión en la generación de puestos de trabajo ha dejado mucho que desear. La filosofía de los fondos verdes será muy distinta en este sentido. Aunque se haga una estimación del dinero que le corresponde a cada zona afectada por la descarbonización, el dinero llegará acorde a los proyectos «tangibles» que los territorios presenten en Europa, una fórmula diferente a la utilizada en los distintos planes del carbón también en lo que a control y gestión de esos fondos se refiere, ámbitos en los que también se reconocieron errores tras la ejecución de los fondos mineros.
Identificar el lugar y el proyecto sin demora
Si en algo coinciden los agentes políticos, sindicales y económicos consultados por La Voz de Asturias es que los proyectos que se planteen de ahora en adelante con las distintas líneas de fondos que reciba España para los territorios sometidos a la transición energética han de ser proyectos generadores de empleo que contribuyan a mantener la población en esos territorios. «Y no hay tiempo que perder», señala Ana Luisa Durán, presidenta de Euracom, que urge a identificar «las áreas elegibles» para la transición y a realizar planes pormenorizados de lo que se va a hacer en cada territorio «hablando con todos los interlocutores». «Y hay que ponerse ya», insiste Durán por considerar que hay que «situarse a tiempo» para poder desarrollar proyectos «que creen actividad económica y dinamicen los territorios para que no queden despoblados».
La misma recuerda que el tiempos de los fondos mineros, esos territorios tenían «el colchón de una actividad principal, que era la minería, las térmicas o el transporte del mineral, pero ese colchón ya no existe, y la transición está sin hacer». Por eso, considera fundamental «pensar iniciativas concretas a la que destinan la financiación». «Hay que ser creativos y hacer un análisis urgente de la situación, pero no veo que se apresuren», comenta con cierta preocupación la responsable de Euracom, que advierte que «los plazos pasan y la financiación se puede ir para los proyectos de otros países» cuando «no nos dejaron fuera de estos fondos, pero lo que llegará ya es poco». Así, insta al Gobierno, a las comunidades autónomas y a los ayuntamientos «a ponerse rápido a identificar y a decir qué proyectos necesitan» que tiren de la economía de cada sitio.
Control exhaustivo de las inversiones
Desde CC OO de Hunosa, su nuevo secretario general, Adrián Miguel Pérez, pasa de puntillas por «los aciertos y errores que se cometieron con los fondos mineros que llegaron a Asturias al calor de los diferentes planes del carbón» para demandar «una estrategia clara con una visión global» para los nuevos fondos verdes, unos fondos que estima será «el último tren para que Asturias afronte, de verdad y con todas las garantías, el proceso de descarbonización al que se está enfrentando». Así, ve necesaria la implicación, «no sólo a partidos políticos y administraciones, sino también a asociaciones de empresarios, agentes sociales, universidad y a la sociedad civil». Es decir, «la participación de todos los agentes para, desde un conocimiento transversal, poder debatir y consensuar las necesidades reales de nuestra región, además de llevar a cabo un control exhaustivo de las inversiones».
El responsable sindical incide en que se deben aprovechar el dinero que llegue de Europa para compensar la descarbonización a buscar nuevas oportunidades y a implantar proyectos generadores de empleo, de calidad y sostenibles en el tiempo. Además, considera que hay que definir el ámbito al que han de estar ligados los proyectos, algo que en ningún momento se definió durante los planes de la minería. A modo de ejemplo, pone el desarrollo de energías renovables o la fabricación de componentes del coche eléctrico.
Proyectos generadores de empleo que mantengan población
El secretario del SOMA-FITAG-UGT, José Luis Alperi, prefiere dejar atrás las «sombras» de los fondos mineros y centrarse en las oportunidades que se presentan para la región con el Mecanismo de Transición Justa recién presentado en la Unión Europea. En su opinión, esos fondos significan «el futuro industrial de Asturias», por lo que entiende que «el esfuerzo y compromiso para conseguir que sea lo más ágil en cuanto a su implementación temporal, y de la mayor cuantía posible, económicamente hablando, deben ser máximos y contar con la colaboración de todos los ámbitos». El mismo ha puesto de relieve que han de ser proyectos «adaptables al territorio» y que el dinero se asignará «en base a proyectos tangibles». En este sentido, ha recordado que la organización sindical que representa ya ha puesto sobre la mesa proyectos maduros, como el Centro Nacional de Rescates o un Big Data en el interior de una mina. Coincide José Luis Alperi en que los proyectos que se desarrollen en los territorios asturianos afectados por la descarbonización «han de ser proyectos generadores de empleo que contribuyan a mantener la población».
No gastar por gastar
Aníbal Vázquez, alcalde de Mieres, prefiere centrarse en el futuro y dejar atrás los errores que se pudieran cometer en la gestión de los fondos mineros. El caso es que poniendo la vista en los fondos que traerá la transición justa apunta cuestiones que entiende que se han de cumplir dejando entrever que fueron piedras en el camino durante los planes del carbón. «Lo que hay que hacer es contar con los actores de los territorios», señala el regidor mierense, que también aboga por la «vigilancia» para que las empresas no se vayan, porque si bien se crearon empresas que hoy por hoy permanecen, también hubo otras que se extinguieron tras captar importantes subvenciones.
«Se debe contar con los territorios porque este es el último tren que va a pasar por aquí», manifiesta Aníbal Vázquez, que considera fundamental que se aclare si en las regiones que están en transición se van a desarrollar proyectos «donde se quiera o donde se necesite para crear empleo y actividad económica». A esto añade que «no se ha de gastar por gastar», sino definir bien las iniciativas y dirigir la financiación a la creación de empleo. «A proyectos de verdad, que tengan futuro, como las nuevas fuentes de energía renovable, para que las cuencas salgan del ostracismo», señala el alcalde de Mieres, antes de apuntar que «otras cosas habrán de abordarse con presupuestos autonómicos y presupuestos locales, como las infraestructuras».
Cambiar la filosofía de actuación y el método de gestión
El economista Heriberto Gutiérrez apuesta porque «se cambie la filosofía de actuación y el método de gestión» para que Asturias pueda aprovechar y generar actividad económica con los fondos verdes, unas «migajas» que entiende que serán «lo último de lo último» después de que la región «se dilapidara dinero en infraestructuras no eficientes y se tirara sin rigor» porque, en su opinión, «de aquella interesaba más mantener el estatus quo y las oligarquías de poder». «Se construyeron templos que no empezaron a funcionar, se justificaron fondos mineros de obras salvajes y faraónicas y hasta hubo quien se quedó con carne en las uñas», critica Gutiérrez, que aboga por una gestión «competente» del Mecanismo de Transición Justa para buscar nichos de trabajo que frenen la sangría de población. Las nuevas tecnologías y las energías renovables son dos ámbitos en los que este economista entiende que han de dirigirse los esfuerzos para evitar que se cumpla un estudio de los años 80 que vaticinaba que Asturias se quedaría en los 700.000 habitantes.
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