Irene Montero reconoce que se equivocó al nombrar a Alba González y alaba su renuncia
La ministra de Igualdad considera «positiva» la rectificación ante la posibilidad de causar malestar «entre los colectivos racializados»
La renuncia de la exconcejala del Ayuntamiento de Gijón Alba González a ponerse al frente de la dirección general de Igualdad de Trato y Diversidad Étnico Racial para dar paso a una mujer «racializada», la ecuatoguineana Rita Bosaho, ha causado la segunda crisis en el Ministerio de Igualdad. Ayer, su titular, Irene Montero, quiso apagar el fuego durante una entrevista en La Sexta en la que reconoció que la decisión de proponer a la asturiana no estaba del todo bien calculada. «Hemos visto, y ella ha sido la primera, que podía suponer un malestar para los colectivos de personas racializadas y de sabios es rectificar», afirmó la ministra.
Irene Montero destacó las cualidades de Alba González, a la que se definió como «una tía muy comprometida y muy sensible con una formación feminista exquisita», y se atribuyó la decisión de proponer su nombre para el cargo. «Era mi propuesta porque, entre otras cosas, queríamos incorporar otras cuestiones relativas a la redistribución de la riqueza».
La ministra de Igualdad, que cree que la decisión adoptada por Alba González «le honra», confirmó que la asturiana seguirá formando parte de su gabinete. «Es la nueva forma o una forma positiva de hacer política: que cuando uno cree que puede cometer un error, aunque no lo haya terminado de cometer, pueda ponerle remedio».
El cronograma de la renuncia de Alba González se remonta al lunes. Fue ese día cuando se anunció su nombramiento, que la exconcejala recibió con «ilusión» y alegría. El miércoles se despedía del pleno de Gijón sin una sola referencia a su renuncia, que llegó a última hora de la tarde de esa misma jornada con un argumento similar al que dio ayer la ministra: hacer que en el ministerio hubiera «presencia visible de mujeres pertenecientes a colectivos racializados». Mientras tanto, varios colectivos antirracistas manifestaron su malestar públicamente a través de las redes sociales por el hecho de que se hubiera elegido para el puesto a una persona «blanca».
Reacciones en Asturias
La onda expansiva de la renuncia llegó ayer hasta Asturias. El diputado regional del PP Pablo Álvarez-Pire cargó contra los criterios aplicados para tomar esta decisión que, en su opinión, poco tienen que ver con cuestiones como «el conocimiento o la experiencia» para ocupar un cargo. «Esas son cuestiones que nada tienen que ver con la raza ni con el género». El representante de los populares cree que el nuevo Gobierno «no se está tomando muy en serio lo que tiene entre manos. Podemos va a seguir haciendo lo único que sabe hacer, una política de postureo y titulares».
En las filas de Ciudadanos también hubo reacciones. Su portavoz en la Junta, Laura Pérez Macho, defendió que en la elección de un cargo de este tipo «deben primar el principio de igualdad y la valoración de la cualificación y el mérito de las personas con independencia de su sexo, religión, orientación sexual o ideología, y por supuesto raza». El portavoz de Foro en la Junta, Adrián Pumares se sumó a las críticas a una decisión en la que «lo que debería haber primado es la capacidad y los méritos de Alba González».
En las filas de Vox, su portavoz en la Junta, Ignacio Blanco, cargó contra el Ministerio de Igualdad «que es todo lo que su nombre supondría. Un ministerio en el que parece pesar más el sexo y el color de la piel que la valía personal es de todo menos igualitario». Ignacio Blanco sostiene que «quienes dicen defender la igualdad son precisamente los que más importancia dan al sexo o la raza para la contratación».
Por su parte, la portavoz de IU en la Junta, Ángela Vallina, prefirió no entrar en la polémica. «Se trata de una decisión personal que solo queda respetar sin ninguna valoración adicional».
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