El Ibex apura las prejubilaciones de oro
Los grandes grupos se lanzan a ajustar plantillas masivamente con salidas anticipadas en condiciones cada vez más suculentas, que convierten a empleados de 50 años en jubilados de oro.
Esta semana, Endesa ha llegado a un acuerdo con los sindicatos para sacar adelante un plan de prejubilaciones para personas que cumplan 50 años o más de aquí al año 2024. Con una plantilla relativamente envejecida, con una media de edad de más de 46 años, el plan de prejubilaciones de Endesa, además de bajar el umbral para la salida anticipada hasta cotas récord, es masivo. En principio, entrarían dentro de los elegibles más de 3.000 empleados, más de un tercio de la plantilla. Para evitar la salida de puestos clave, la empresa se reserva derecho de veto, y en todo caso se acotan las posibles salidas a una cifra de entre 800 y 1.000 empleados. Con todo, es un hito para la empresa y para el mercado en España.
La eléctrica ha rizado el rizo en los procesos de ajuste de plantilla por la vía de las salidas anticipadas de empleados que está viviendo este país. Otras grandes empresas, como Telefónica, Santander, CaixaBank y Cellnex, han recurrido intensamente a esta fórmula en los últimos meses para ajustar plantillas, rejuvenecerlas y adaptarlas a nuevas exigencias tecnológicas y de digitalización de los procesos productivos.
Aunque las empresas se comprometan a seguir pagando un determinado porcentaje del salario y las cotizaciones sociales hasta la edad oficial de jubilación de cada trabajador, e incluso en algunos casos la asistencia sanitaria privada u otros beneficios, como descuentos en el recibo de la luz, estos procesos suponen, en mayor o menor medida, un ahorro de costes generales para la empresa y una mejora en eficiencia.
Filón empresarial
Las prejubilaciones se han convertido de esta forma en un nuevo filón para las grandes empresas y, por extensión, para los empleados. Muchos de ellos, sobre todo los situados en la cincuentena y que disfrutan de una calidad de vida excelente, se convierten en la envidia de otros que se quedan en la compañía y ven aun lejana, e incierta, su edad de jubilación. Especialmente en un momento de cambios empresariales tan vertiginosos que hacen que el futuro laboral sea, ahora más que nunca, totalmente imprevisible.
Exceso de voluntarios
No es casual que la mayoría de estos procesos de ajuste terminen contando con más empleados voluntarios dispuestos a acogerse de los que realmente quiere desprenderse la empresa. El plan de Endesa, por ejemplo, estaría abierto en estos momentos a más de un 36% de la plantilla. Pero el grupo considera que el ajuste que tiene que realizar se limita al 10%.
En muchos casos, los planes de prejubilación van acompañados de expedientes de regulación de empleo (ERE), en el sentido más estricto, para personas más jóvenes. Es decir, un plan consistente en una indemnización de un número determinado de días por año trabajado (normalmente más que los 20 establecidos ahora en la normativa), a liquidar de una sola vez. Pero en los últimos meses, las prejubilaciones se están comiendo literalmente a los ERE, o los están eclipsando. Un ejemplo es Acerinox. De la reducción de 215 empleos de su planta en Cádiz, 183 eran prejubilaciones para más de 58 años con un 80% del sueldo. Los despedidos recibieron, por su parte, 33 días por año trabajado.
Las empresas han accedido a rebajar el umbral de edad para las salidas anticipadas, con lo que el plan de prejubilaciones engulle parte de los empleados que, en otras circunstancias, serían carne de cañón para un ERE. Endesa por ejemplo ya ha llegado a los 50 años. El último gran anuncio de prejubilaciones que hubo antes del de Endesa fue el de Telefónica, que situó el listón en los 53 años, mejorando así los 54 de CaixaBank, que a su vez mejoró los 55 de Santander.
Pero esta no es la única comparativa posible. El hecho de que las grandes empresas hayan abierto procesos de prejubilación en paralelo ha hecho que unas y otras se miren de reojo, en una especie de competición a ver quién da más. Endesa ha situado en el 60% del salario el mínimo que pagará a los empleados prejubilados, pero ese porcentaje es escalable en función de la edad hasta llegar al 80%, una cifra que también ha alcanzado el grupo Santander. Aunque la media en Telefónica está en torno al 63%, en este caso se incluye el seguro médico privado. Los jubilados de Endesa, por su parte, disfrutarán de rebajas en el suministro eléctrico hasta unos determinados volúmenes.
Los planes de prejubilación, en todo caso, y sean con el formato que sean, siempre generan más simpatías que un ERE, tanto a nivel sindical como a nivel de todos los empleados. Una prueba de ello es que, más allá de las negociaciones con los sindicatos para arañar algunos puntos extra, prácticamente todos los procesos de salidas anticipadas están saliendo adelante sin contestación social y con enorme discreción. En la práctica, las grandes empresas están haciendo verdaderos procesos de reconversión industrial, pero sin la crispación laboral y el estruendo sindical de otros procesos similares en épocas pasadas.
Momento político
Todos estos grandes procesos de prejubilación siempre han existido, pero además de acelerarse y mejorar las condiciones, ahora ocurren en un momento especialmente sensible para la legislación laboral. El nuevo Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos ha anunciado que va a derogar los aspectos "más lesivos" de la reforma laboral del PP de 2012. A fecha de hoy, no se ha concretado punto por punto en qué va a consistir la contrarreforma laboral. Pero las empresas dan por hecho que la nueva normativa va a ser menos flexible para abordar procesos de despidos o va a mirar con lupa tanto los grandes ajustes vía expedientes de regulación de empleo o vía prejubilaciones.
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