Pablo Casado no consiguió en noviembre que cuajara su propuesta de España Suma, una suerte de gran coalición de derechas en la que debían sumarse los respaldos de Vox y Ciudadanos al PP para tratar de agrupar el voto de su electorado; sin embargo es probable que pueda fraguar alianzas semejantes territorio a territorio. Vox ni siquiera considera la propuesta pero los naranjas, tras los últimos demoledores resultados electorales, ha aceptado por primera vez abrirse a la posibilidad de concurrir junto a los populares en Cataluña, el ac uerdo con UPN en Navarra está más que consolidado y en Asturias, tras dos legislaturas yendo juntos a las generales, existe la posibilidad de que la integración con Foro avance, si no con el partido en sí, al menos con su fundador, Francisco Álvarez-Cascos.
El veterano político asturiano ha entrado en los años veinte del nuevo siglo afrontando una nueva ruptura dramática en el interior de una organización y, esta vez, dentro de la que él mismo creó tras quebrar el PP asturiano, enfrentado sin tregua con la actual presidenta, Carmen Moriyón y con su fiel diputado en la Junta, Pedro Leal, al borde de la expulsión después de que se le abriera un expediente. En esta crisis, en la que se han cruzado filtraciones de gastos personales cargados al partido (desde hoteles y gasolina) y requerimientos en los tribunales ha cundido el rumor de que Cascos espera regresar, si no por la puerta grande, al menos no por la de atrás, a la casa madre original donde fue Secretario General y vicepresidente del primer gobierno de Aznar.
Al fin y al cabo, en el último mítin de Pablo Casado celebrado en Oviedo, el pasado mes de noviembre, el actual máximo dirigente del PP se deshizo en elogios públicos hacia Cascos hasta el punto de preguntarse si «¿hace falta otro Paco para volver a poner a Asturias en el mapa?» y hacerle subir al escenario para recibir el aplauso del público. Sin embargo el hipotético regreso no es sencillo, no al menos en Asturias donde el PP vive su particular vacío de poder tras la renuncia de Mercedes Fernández y a la espera de que Génova fije un fecha para la elección de un nuevo presidente. En Madrid sí podría encontrarse acomodo más fácilmente. El PP de Casado vive su propio revival de los 90 en la recuperación del espíritu del aznarismo (bajo el mandato de Rajoy el retorno hubiera sido impensable) y todavía pervive entre sus dirigentes la imagen de un Cascos general secretario con mano de hierro y superministro de Fomento. Una visión muy lejana a la que tienen muchos responsables locales del PP en Asturias que sufrieron hasta el enfrentamiento personal el desgarro que supuso la fundación de Foro. No son pocos los que han recordado en los últimos meses que, pese a la coalición en las generales, el entendimiento municipal fue imposible, y en varios ayuntamientos Foro prefierió pactar con los socialistas para darles la alcaldía. Nada de esto fue tomado en consideración por Teodoro García Egea, secretario general presente, cuando recibió a su antecesor con todos los honores para renovar la coalición de partidos en abril y noviembre. En el PP asturiano sí están abiertos al regreso de afiliados que en su día se fueron a Foro (y aseguran que así está ocurriendo en pequeños concejos), pero no a cargos destacados del partido.
Quien sí está intensamente implicado en el PP, y en Madrid, es el mayor de los hijos de Francisco Álvarez-Cascos y Gema Ruiz; Alfonso Álvarez Cascos, afiliado en el distrito de Chamberí y asiduo de la sede local. Con un enorme parecido físico a su padre, Alfonso se bate el cobre en redes sociales en defensa de PP cuando llega cualquier polémica y se define en su cuenta de twitter como «liberal-conservador en Nuevas Generaciones y PP y madridista fan de Mou e Infantino».
Los adversarios de Cascos dentro de Foro afirman que la última de las crisis del partido se desató, precisamente, por tratar de buscarse una salida pecuniaria. La formación llegó a las autonómicas de abril con una relevante mengua de apoyos que le dejaba con dos escaños en la Junta General y en mayo no consiguió tampoco representación en el Congreso de los Diputados. Fue entonces, según la versión de sus detractores, cuando se planteó una retirada definitiva ante la perspectiva de que el desplome de ingresos hiciera insostenible la situación. Pero todo cambió en cuestión de semanas, la reforma en el parlamento asturiano, facilitada por el PSOE, para que IU pudiera formar grupo propio con dos escaños benefició también indirectamente a Vox y al propio Foro, que recuperó así la posibilidad de mantener ciertos recursos. Además, la repetición electoral de noviembre sí permitía concebir, y de hecho así fue, que Isidro Martínez Oblanca, recuperar su escaño en las cortes generales con lo que el dinero (en concepto de ayudas parlamentarias) volvía a correr y así se desencadenó una cruenta lucha por el poder en el seno de Foro contra Carmen Moriyón que, con todo, cuenta con el respaldo mayoritario de sus ediles.
Martínez Oblanca ha abierto, con recursos del grupo mixto en el Congreso, una página web para defender a los partidarios de Cascos en su guerra interna. El reglamento permite en todo caso que se integrara en el grupo popular en un determinado momento. Algo que sí ven posible desde el PP de Asturias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario