viernes, 26 de junio de 2020

Cuidadín, cuidadín, con las cosas de comer!

«Máxima preocupación» en los colegios de Oviedo ante la obligación de reducir plazas de comedor

Feli Álvarez, directora de San Pedro de los Arcos, en el hall del colegio donde ya se han instalado todas las medidas de seguridad. / JOSE VALLINA
Feli Álvarez, directora de San Pedro de los Arcos, en el hall del colegio donde ya se han instalado todas las medidas de seguridad. / JOSE VALLINA

Centros como el Carmen Ruiz-Tilve y El Villar solo podrán acoger a una cuarta parte de los escolares que demandaban el servicio

ROSALÍA AGUDÍNOVIEDO.
«Una de mis máximas preocupaciones para el próximo curso es el comedor. No podremos atender ni a una cuarta parte de los alumnos que usaban este servicio hasta marzo si hay que mantener las distancias de seguridad». Maite Fernández, directora del colegio Carmen Ruiz-Tilve, en La Corredoria, está preocupada por la vuelta a las aulas. Hasta hace tres meses y medio, momento en el que los centros cerraron por culpa de la pandemia, servían cuatrocientas comidas al día. Mucho espacio no había, pero se las ingeniaban: «Los teníamos muy apretados y nos las íbamos arreglando».
De cara a septiembre, los alumnos deberán estar separados por una distancia de un metro y medio, según lo estipulado en el Boletín Oficial del Estado (BOE), con el objetivo de evitar un rebrote del coronavirus COVID-19. Esta situación complicará, y mucho, la vida en los centros que aún no saben cómo será el próximo curso escolar. Las normas establecidas hoy pueden cambiar antes de la vuelta al 'cole', aunque en el Carmen Ruiz-Tilve y El Villar de Trubia advierten de que, tal y como está la situación, no podrán atender a todos los usuarios a la hora de la comida.
«Tendríamos que hacer tres o cuatro turnos. Estaríamos hasta la merienda porque entre unos y otros habría que desinfectar. Es inviable», avisa Fernández, quien propone como solución que los niños «se lleven la comida a casa» o se repartan vales. Este último método ha sido usado por el Ayuntamiento desde que comenzó la pandemia. Cada mes se han recargado 4.000 tarjetas con la cantidad correspondiente a la beca.
Yolanda González, directora del colegio El Villar de Trubia, califica como «muy complicado» el servicio de comedor de cara al próximo curso. Su centro tiene jornada partida y dan clase a 167 alumnos de Infantil y Primaria. «Si se mantienen las distancias de seguridad, solo podríamos atender a una cuarta parte de los usuarios y esto supondría una pérdida de las actividades extraescolares». Rechaza que las comidas se den en el aula porque antes de la vuelta a clase se debería limpiar todo.

Quince estudiantes por clase

La falta de espacio no solo afectará en el comedor sino a todas las rutinas de los centros, incluidas las clases. En un aula normal, con 45 metros cuadrados, solo podrán estar quince alumnos al mismo tiempo manteniendo la distancia de metro y medio.
Tan solo cinco de los veinte colegios, tanto públicos como concertados, que hay en Oviedo cumplen los requisitos: Gesta, San Pedro de los Arcos, Villar de Trubia, Fozaneldi y Escuelas Blancas de San Lázaro. Para el resto se tendrán que buscar nuevos espacios porque el objetivo es garantizar el inicio del curso con la mayor presencia de estudiantes posibles. Esto hace que tanto el Principado como el Ayuntamiento tengan mucha tarea por delante.
Esta semana han constituido una mesa de trabajo en la que estudiarán cada caso en concreto y se mirará qué locales cerca hay disponibles para dar clase. Se empezará por los municipales y se pedirá ayuda a la Universidad, la Iglesia y todos los agentes: «Una de las posibilidades que tenemos es la cesión y otra es realizar instalaciones provisionales», apuntó a principios de semana edil de Educación, José Luis Costillas.
Los directores no saben muy bien cómo se han hecho los cálculos de espacio. Feli Álvarez, directora de San Pedro de los Arcos, reprocha que por el momento no ha recibido «ninguna notificación por parte de la Consejería de Educación». La mayor parte de las clases tienen más de quince alumnos y desdoblar todas será, en principio, difícil. «Desde consejería nos pidieron una medición y si no contamos con la zona donde está el equipo de orientación, no tengo espacio para todos», explica.
En el colegio Nazaret, mientras, se buscan soluciones a la falta de espacio: «Hemos hablado con locales del entorno para que nos cedan sus espacios y ya tenemos propuestas, porque casi todos nuestros grupos son más de quince alumnos», explica José García. En algunos hay, incluso, veintisiete matriculados y si se desdoblan las clases, se deberá contratar a más profesorado ante la 'nueva normalidad'.

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