sábado, 27 de junio de 2020

Está claro...



"La transición ecológica y el turismo responsable son incompatibles con la masificación de los viajes"

Un colectivo de cuatro investigadores en la economía del desarrollo y el turismo propone, en un artículo de opinión a le Monde, aprovechar la crisis del sector para condicionar la ayuda pública a un cambio en la estrategia de empresas y territorios.
Publicado ayer a las 2:48 p.m., actualizado a las 6:42 a.m.   HoraReproducir 5 min.
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Es un tribuno. Los países del sur de Europa se encuentran entre los más afectados por los efectos económicos a corto plazo de la contención. Esto no es sorprendente cuando sabemos que el turismo genera una parte sustancial del producto interno bruto y crea muchos empleos directos e indirectos en Francia, Italia, España, Portugal y Grecia.
Sin embargo, esta industria también está entre las más afectadas por la crisis causada por Covid-19. Será sostenible. Por un lado, debido a limitaciones adicionales de salud y distanciamiento físico que tensarán, al menos por un tiempo, la rentabilidad de los operadores. Por otra parte, el miedo a una crisis económica fuerte y duradera puede conducir a compensaciones de los consumidores que son potencialmente desfavorables para el ocio.
Por lo tanto, es comprensible que los gobiernos estén ansiosos por apoyar a esta industria y crear las condiciones para un renacimiento de la temporada de verano.
No nos da cuestión la cantidad de estas ayudas. El Estado desempeña plenamente su papel aquí como asegurador de último recurso ante una industria afectada por el desastre. Sin embargo, nos parece que el Estado no debe guardar una reflexión sobre cómo asignar estas ayudas, porque esta elección se estructurará a largo plazo. Tal oportunidad de rectificar una trayectoria estratégica basada en volúmenes mortíferos no se repetirá pronto en ningún momento.

Sitios naturales y patrimoniales en riesgo

Como sabemos, la industria del turismo es uno de los peores estudiantes cuando se trata de emisiones de gases de efecto invernadero y contaminantes. En los últimos años, las advertencias se han multiplicado para denunciar la huella ecológica del transporte o los daños del turismo de masas, que dinamiza los recursos, desequilibra los ecosistemas locales, pone en peligro los sitios naturales y patrimoniales, contribuye al desplazamiento de poblaciones y causa muchos inconvenientes en la vida cotidiana de los residentes. Nos atrevamos a decir esto: la transición ecológica y el turismo responsable son incompatibles con la masificación de los viajes.
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Es esta incompatibilidad estructural lo que nos impulsa a pedir un "nuevo acuerdo verde" de turismo, a una transición gradual hacia un turismo sostenible.
Tal "nuevo acuerdo" se basaría en una mejor distribución de los turistas en el territorio y en la lucha sistemática contra cualquier forma de dumping o subvención que pueda distorsionar el mecanismo de formación de precios de las diversas actividades relacionadas con el turismo, o para colectivizar las externalidades negativas. Teniendo en cuenta todos los costes tendrá el efecto de elevar los precios de las prestaciones, pero también de avanzar hacia una mejor social, fiscal y medioambiental en la Unión Europea. Estos principios también deben imponerse en las condiciones más enérgicas posibles a todas las empresas extranjeras que deseen desarrollar una actividad turística en Europa.
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