El Ayuntamiento sacará a concesión el nuevo aguaducho del Campo San Francisco
La renovación del bar junto al estanque de los Patos dotará al equipamiento de aseos, nueva iluminación y mejores condiciones para el servicio
El Ayuntamiento sacará un nuevo concurso de concesión para el aguaducho del Campo San Francisco. No para el actual, sino para la nueva estructura «con nueva iluminación, una barra mucho más amplia, con un almacén y aseos» que la sustituirá, según adelantó ayer el alcalde, Alfredo Canteli. El regidor volvió a referirse a las complicaciones administrativas que conllevan las distintas actuaciones previstas para «ir recuperando el Campo», pero celebró que Patrimonio ya ha autorizado la renovación de las fuentes, que hará Aqualia como adelantó este diario, y la sustitución del aguaducho, que el Ayuntamiento espera licitar próximamente y ya cuenta con un diseño aprobado.
Además, el regidor adelantó que el Ayuntamiento sacará de nuevo y por tercera vez a licitación las obras de rehabilitación del kiosco del Bombé «a ver si esta vez se presentan empresas». Los trabajos quedaron desiertos en dos licitaciones ya y Urbanismo anunció que estudiaba encargar un nuevo proyecto para la reconstrucción del templete, con un «presupuesto mayor». La idea del departamento que dirige Nacho Cuesta es que al nuevo proyecto se le «exigirá cumplir los requisitos impuestos» por la Consejería de Cultura, con el fin de intentar evitar el paso por el saturado Consejo de Patrimonio y agilizar los trámites.
La idea tiene sus dificultades. Los técnicos de la sección ya han elaborado y validado un proyecto, con un presupuesto y plazo de ejecución, que entienden es la mejor opción y las más correcta para la rehabilitación del kiosco de la música. Ese proyecto parece inviable a las empresas que, de hecho, han dejado desierta dos veces la licitación. Urbanismo no descartó una asistencia técnica externa.
El Campo San Francisco tal como lo conocen los ovetenses hoy en poco se parece al de los años 80. Además de la pérdida de masa arbórea de los últimos años, sucesivos planes de choque bajo el mandato de Gabino de Lorenzo cambiaron la fisonomía de la antigua huerta de los franciscanos con altos bordillos o la sustitución del aglomerado de sus principales vías por un pavimento de hormigón, que se ha demostrado pooco resistente a la abrasión del agua de escorrentía y presenta multitud de roturas y grietas. «No por los camiones», insistió ayer el alcalde, que atribuyó la mayor parte de los daños «a las raíces de los árboles y hay que arreglarlo», señaló para anunciar una renovación de varias de las zonas más deterioradas del mismo.
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