Sector financiero y banca nunca han sido sinónimos, aunque se suela hablar de los dos conceptos como una única realidad, pero ahora la diferencia es mayor que nunca. Los bancos tradicionales han perdido peso dentro del conjunto de las entidades financieras, una tendencia que se observa nítidamente en el empleo: la banca copaba el 56% del empleo del conjunto del sector financiero en 2008, mientras que en 2019 se queda por debajo del 42%.
Así, el peso de la banca en el empleo financiero se ha reducido en un 25% en 12 años, si se comparan los datos del Banco de España de número de empleados en los bancos, actualizado a 2019 este mes, con los del INE. Lo primero que hay que tener en cuenta es que el origen de las estadísticas es diferente y, por lo tanto, conlleva inexactitudes, pero sirve de aproximación para ver la evolución de la industria financiera y la importancia del negocio bancario tradicional.
Desde la Gran Crisis Financiera, los bancos han recortado empleo todos los años. Especialmente durante los momentos más duros de la crisis de deuda y reestructuración financiera, con una oleada de fusiones voluntarias y obligadas, pero la tendencia siguió en un ciclo de crecimiento de la economía española que ha llegado hasta la pandemia del coronavirus pero en el que la banca no consiguió ser rentable, por lo que puso el acento en la eficiencia para compensar la falta de crecimiento de márgenes.
El último año no fue una excepción. De hecho, en 2019 recortó 5.607 puestos de trabajo, cifra mayor que en los dos años anteriores, cuando se había quedado por debajo de 4.000 en cada ejercicio. De esta forma, el peso de la banca en el empleo del conjunto del sector financiero ha seguido reduciéndose, hasta el 41,77% si se cruzan los datos del Banco de España y del INE. Mientras que si se tiene en cuenta solo el segmento de servicios financieros, que excluye a servicios auxiliares, seguros y fondos de pensiones, el peso ha pasado del 89% en 2008 hasta el 72,25% en 2019.
En el mismo periodo, el sector de seguros y fondos de pensiones, que el INE aglutina conjuntamente, ha tenido una variación mucho más suave, con una disminución de empleos de 1.900, hasta los 131.900, elevando su peso en el sector financiero desde el 27,1% hasta el 30,3%.
El conjunto del sector financiero también ha visto reducido el volumen total de ocupados, en este caso en un 12% o en 59.200, hasta los 434.700. Sin embargo, con el sector seguros casi estable y el ‘tijeretazo’ de la banca, si se excluyen los números de esta, lo que se ve es un aumento en el cajón de sastre que es el empleo en servicios financieros no bancarios o auxiliares del sector financiero. Este incremento en 12 años es del 48% o 39.000 empleos, hasta superar los 121.000.
De esta forma, hay un segmento que aglutina a gestoras de fondos, firmas de asesoramiento patrimonial, comercializadores de productos financieros sin licencia bancaria, brókeres (aunque justo estas entidades también han recortado empleo), ‘fintech’ y diferentes tipos de empresas financieras que han elevado su peso desde el 11% del sector financiero en 2008 hasta el 28% en 2019.
Este crecimiento podría ser suficiente para que mejoren las estadísticas al respecto y se desagreguen, pero los supervisores no lo han creído oportuno por ahora. Normalmente, son firmas relacionadas con el mundo de la inversión o la comercialización de productos financieros que están bajo la supervisión de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), con licencias de gestoras de fondos de inversión o de capital riesgo (SGIIC, SGIC, SCR), empresas de asesoramiento financiero (EAF), agencias y sociedades de valores, pero también otras firmas alejadas de los inversores y de la CNMV.
Aun así, el sector bancario tradicional sigue siendo el que más empleo acapara, y el de seguros y fondos de pensiones el segundo, dentro de la industria financiera. Sin embargo, la tendencia en la banca es a la baja y los banqueros han reconocido en las últimas presentaciones de resultados que podrían tener que acelerar los ajustes ya de por sí previstos a corto y medio plazo por los cambios que ha provocado el coronavirus.
De hecho, ya han puesto en ello la lupa, con salidas de trabajadores no repuestas, cancelación de variables y también recortes en otros gastos operativos. En total, el ahorro de costes en los seis primeros meses de 2020 fue de 1.400 millones en los bancos significativos, lo que supone una disminución del 5,8% según los informes trimestrales.
Los últimos grandes recortes han venido de la mano de CaixaBank y Banco Santander, ambos ejecutados en 2019 y que explican gran parte del ajuste total en la banca. El banco catalán, con sede social en Valencia, pactó la salida de 2.023 trabajadores, mientras que el cántabro acordó la baja de 3.223 puestos de trabajo en España.
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