El Antiguo exige un «plan integral real» antes de presentarse a Patrimonio de la Humanidad
Los vecinos del casco histórico denuncian un «abandono» de más de veinte años y aseguran que «tal y como estamos haríamos el ridículo»
La ciudad intramuros sigue siendo igual de heroica que en el XIX, edificio arriba o abajo según haya pasado por la zona la piqueta, y continúa, como entonces, durmiendo la siesta. El Antiguo es la pieza fundamental del municipio de cara a la candidatura en la que comenzará a trabajar el Ayuntamiento a partir de septiembre para lograr el reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco (la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) para la vieja Vetusta. El trabajo será largo y arduo. Aun con apoyos, Oviedo debe presentar una propuesta mejor que la que llevó a la derrota en el 98, entre otras cosas, por la desaparición de una buena parte del patrimonio del casco histórico.
Son muchas las cosas que se han hecho en El Antiguo con el paso de los años, pero no tantas como piden los vecinos, que aseguran, tal y como manifestó a este diario la presidenta de la Asociación de Vecinos de El Fontán, Ana Isabel Álvarez, «que la mayor parte de las rehabilitaciones las hemos hecho nosotros, en nuestras casas», con las trabas burocráticas que propicia el actual marco normativo. «En los 21 años que llevo viviendo aquí (desde la demolición y reconstrucción de la plaza de El Fontán) un gobierno y otro han estado manteniendo la necesidad de un plan integral, pero ninguno ha hecho nada, y han utilizado el tema como arma arrojadiza», criticó. «Necesitamos ese plan, uno integral, sí; pero también real y ambicioso, porque entre tanto y tanto el barrio se está quedando abandonado, sin vecinos y sin comercio», apostilló.
Por otra parte, Álvarez también expuso que la zona «está llena de suciedad, vandalismo y pintadas desde Cimadevilla para abajo, donde está el ocio masivo y dañino. Hay que hacer un estudio casa por casa y de la mano de la Consejería de Cultura». «Tiempo y dinero», señaló, «para conseguir algo de verdad».
Si bien la iniciativa es «algo bueno para la ciudad» y «Oviedo tiene posibilidades para lograrlo», matizó el presidente del Oviedo Redondo, Manuel Almeida, «si queremos ir con opciones, el barrio no puede mostrar este abandono». Por citar algunos ejemplos, y eso sin contar lo que se ha perdido, advirtió, «con el estado de la muralla, el del palacio de Inclán-Valdés o el propio martillo de Santa Ana, y el estado de las calles como la llena de socavones Ildefonso Martínez (Salsipuedes), basta», expresó.
Hace poco más de un año, en campaña, el actual alcalde del municipio, Alfredo Canteli, prometió la puesta en marcha de un plan especial innovador, con recuperación de fachadas, un sistema de iluminación led para decorar las calles del casco histórico de distintos colores y con diversos motivos, y una bolsa de alquiler para atraer residentes a la zona. A día de hoy, advirtió el líder de Afectados por la Movida, Miguel Clemente, «aún no se ha hecho nada».
Sí hay iniciativas privadas, por ejemplo, como la iniciada por Sensia para convertir el antiguo Hogar San José en un lujoso hotel de cuatro estrellas en la plaza de la Catedral; y públicas, como las peatonalizaciones iniciadas por el Ayuntamiento durante la desescalada en las calles Mendizábal Pozos y Ramón y Cajal, que aspiran a ser permanentes para lograr un casco viejo más amigable con el peatón y, de paso, reactivar la economía de los negocios de la zona tras el parón por el confinamiento. Eso sí, los problemas siguen siendo los mismos. Y entre pintada y pintada, y planes de reparación de fachadas que tardan en llegar por la protección de la gran mayoría de edificaciones, «lo del Oviedo Antiguo viene de muy atrás». «¿Cómo vamos a pretender ahora optar a un reconocimiento como ese si la zona da vergüenza por su estado de abandono?», criticó Clemente.
El «eterno virus»
Lo cierto es que los hábitos de El Antiguo se han ido transformando con los años y, si bien para el presidente de la asociación de vecinos de ese mismo nombre, Juan García, recuerda que «el eterno virus de la zona es la hostelería nocturna», con la pandemia y la cerrazón, ahora obligada, del ocio de noche ovetense, el terraceo de tarde se ha impuesto, dotando de una nueva vida, junto a las terrazas ampliadas de los locales aledaños a la muralla, a las principales plazas de piedra y loseta que narró Clarín hace ya casi un siglo y medio. Eso sí, recordó García, «no podemos pensarnos que los que van a juzgarnos para un posible Patrimonio de la Humanidad son tontos, tal y como estamos haríamos el ridículo», sentenció. De ahí que, aunque todos sueñen con lograr el reconocimiento, consideren que hay mucho trabajo pendiente.
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