martes, 25 de agosto de 2020

Iconos a conservar....

 

El hórreo ya tiene quien le quiera dar uso

«Los esfuerzos que se están llevando a cabo para avanzar son importantes», valora la Asociación de Amigos del Hórreo Asturiano sobre el interés del Principado en corregir las trabas que convierten este valioso patrimonio en una carga para el mundo rural

Hórreo
Hórreo

REDACCION 
 

«Estamos ante un momento sin precedentes debido a la sensibilidad que en este momento muestra el Principado respecto al patrimonio etnográfico asturiano y, aunque la situación de partida no es buena, los esfuerzos que se están llevando a cabo para avanzar son importantes», asegura Fernando Mora, de la Asociación de Amigos del Hórreo Asturiano, que se creaba en 2017 para abrir el debate e impulsar la preservación de los más de 20.000 hórreos que aún resisten en pie en Asturias, cuya construcción y uso se rige por una legislación que fue aprobada en 1975.

  

Mora, que el proceso que está desarrollando la Consejería de Cultura, Política Lingüística y Turismo a través de la Dirección General de Cultura y Patrimonio para lograr una adecuada protección y puesta en valor del hórreo asturiano, forma parte de la Mesa del Horru que se constituía el pasado junio para abordar una nueva regulación de hórreos y paneras que garantice su futuro y proteja este valioso patrimonio etnográfico tan identitario de Asturias.

En todo caso, reconoce que «no es fácil abordar el reto que representa el hórreo asturiano» al tratarse de «un patrimonio único» del que no existe «parangón nacional ni internacional» con esos más de 20.000 elementos distribuidos por toda la geografía asturiana. «Aún así, la gran potencialidad del hórreo obligar a enfrentarse a la situación sin que transcurra un minuto más», indica. La situación de partida son décadas de abandono, olvido y derrumbe por las cargas y las trabas que, al mantenerse una legislación de 1975, ha supuesto generalmente tener un hórreo que sólo podría utilizarse como granero.

  

El actual Gobierno del Principado, que viene dando muestras de esa sensibilidad que menciona Mora en asuntos que tienen que ver con las señas de identidad de Asturias, quiere resolver esta situación cuanto antes. Además, Mora explica que existe «una gran sintonía en cuanto a la detección de la problemática existente y también en cuanto a las soluciones a adaptar». Es decir, que en el Principado entienden que «tener un hórreo no puede ser un problema irresoluble que cargue una vez más sobre las espaldas del mundo rural».

Por contra, dice Mora, «tener un hórreo debe ser un privilegio», pero para ello deben darse una serie de circunstancias que alivien de lo que hasta ahora era una carga. En la Asociación de Amigos del Hórreo Asturiano, en este sentido, consideran que es preciso, por ello, que se supriman los tributos que los gravan, que se aligere «de forma radical» la burocracia que a día de hoy «dificulta enormemente cualquier trámite o actuación» y que se permitan nuevos usos «sin perjuicio del respeto a la dignidad de este patrimonio».

  

También va a ser necesario que se seleccionen aquellos que tienen que tener una protección integral, «teniendo en cuenta que dicha protección ha de ser en parte financiada por los poderes públicos». Por ello, Mora se pregunta «¿qué recursos está dispuesta la sociedad asturiana a destinar a la protección integral de este patrimonio?»  Además, considera que para de las claves para que este proceso se resuelva con éxito pasa por «tomar conciencia de que estamos ante un patrimonio que puede constituir un elemento esencial para la economía de nuestra comunidad, siempre y cuando se actúe de forma coherente con lo el hórreo es».

  

Y, por supuesto, en ese proceso de revalorización de estas construcciones que reflejan en sus muescas y grabados parte de la historia de Asturias, la Asociación de Amigos del Hórreo Asturiano considera que debe ponerse en el centro a las comunidades rurales. «Solo atendiendo a sus necesidades será posible defender el patrimonio -indica Mora-. Si la población rural considera el hórreo una carga no habrá ninguna solución. No hay patrimonio sin comunidades que lo custodien y dichas comunidades existen a día de hoy, pero no son las mismas que dieron lugar a los hórreos. Sí tienen interés en su conservación, pero no a cualquier precio».

 

Estas claves, dice Mora, «son las que pueden posibilitar un avance histórico y el Principado lo sabe. Es una gran base para avanzar teniendo como objetivo el consenso de la sociedad asturiana». Tras el último encuentro mantenido con el director general de Cultura y Patrimonio, Pablo León, que es vicepresidente de la Mesa del Horru, en la asociación son optimistas, «aunque no son pocas ni menores las cuestiones que restan por resolver y, para hacerlo rápida y acertadamente, el Principado necesitará una gran lucidez».

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