martes, 18 de febrero de 2020

Avanzando a la vez...

La Eurocámara quiere desbloquear el Presupuesto con impuestos comunes

La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, ayer, con su colega polaco, Jacek Czaputowicz.EFE
Propone una tasa a los plásticos, a las emisiones de carbono o armonizar la base de Sociedades como alternativa para no aumentar la participación de cada país.
El Parlamento Europeo quiere sacudir los cimientos del presupuesto comunitario. En lugar de que los Estados miembros pongan de su bolsillo el grueso de las aportaciones, la Eurocámara propone una cesta de impuestos comunes cuya recaudación permitiría ingresar hasta 22.000 millones de euros al año, según cálculos del Parlamento. Entre ellos, plantea una tasa a los plásticos, a las emisiones de carbono en frontera, una base imponible común del Impuesto sobre Sociedades, o gravar los servicios digitales y las transacciones financieras (tasas Google y Tobin). Esta nueva fuente de financiación, cuando los recursos propios no se han reformado desde 1988, permitiría llenar el agujero presupuestario que deja Reino Unido tras el Brexit y cubrir nuevas partidas.
Así, no sólo se pondría fin a la batalla abierta entre el bloque de países frugales (que aboga por un tijeretazo) y los Amigos de la Cohesión (que piden unas cuentas más generosas). También permitiría solucionar el trilema del debate presupuestario: cómo mantener la financiación de buques insignia de la UE, como la Política Agraria Común o Fondos de Cohesión; al tiempo que se sacan adelante nuevos programas, como digitalización o transición ecológica; sin necesidad de aumentar las contribuciones nacionales.
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"Si los gobiernos nos acusan de que el problema de las aportaciones es que empobrecen el erario público nacional, vamos a cambiar de tono: queremos los recursos propios para desarrollar las iniciativas sin que haya transferencias del erario público", explicó esta semana el presidente del Parlamento, David Sassoli. La determinación de los eurodiputados es tal, que conminan al Consejo Europeo a la adopción de un acuerdo sobre recursos propios como requisito indispensable para dar luz verde al Marco Financiero Plurianual (MFP).
Este jueves, los líderes de los 27 se reunirán en un Consejo Europeo Extraordinario para debatir el MFP, un plan de ingresos y gastos que establece los techos financieros de cada uno de los programas del futuro presupuesto europeo para el periodo 2021-2027. La raíz de la discusión está en que los programas se han multiplicado, pero tras el Brexit la UE ya no cuenta con los 10.000 millones anuales que aportaba Reino Unido.
Y mientras el Parlamento aboga por solucionarlo aumentando el Presupuesto a 1,3 billones de euros (1,3% de las rentas brutas de los Estados), el Consejo se conforma con las Cuentas más austeras desde 1988 a base de recortes. Su propuesta, enviada por el presidente del organismo, Charles Michel, al Parlamento el viernes, contempla destinar un 1,07% de las rentas brutas (1,09 billones), y aunque abre la puerta a la tasa de plásticos y a movilizar 500.000 millones en inversiones a través del Banco Europeo de Inversiones (BEI), el montante, insuficiente a ojos del Parlamento, deja en el aire el resto de impuestos. El consenso en una cesta impositiva se hace vital, ya que el Parlamento tiene la última palabra en la aprobación del MFP y ya ha amenazado con bloquearlo si le traen un Presupuesto austero y sin un pacto sobre los recursos propios.
El choque entre países y la necesidad de unanimidad empañan la esperanza de que el 21 de febrero haya acuerdo. Lo peor es que, si cumple el órdago, la UE podría llegar a enero de 2021 sin Presupuesto y con el riesgo de paralización de sus programas, que sostienen las necesarias ayudas a agricultura o las becas Eramus+. Fuentes parlamentarias explican que Michel ha logrado grandes avances en las reuniones bilaterales, acercando posiciones en la adopción de una agenda de recursos propios.
"En sus inicios, el Presupuesto europeo se financiaba en mayor medida con recursos externos, a través de derechos de aduanas y aranceles", explica la socialista Eider Gardiazábal, única eurodiputada española en la Comisión de Presupuestos. Paradójicamente, la apertura comercial ha minado esos recursos, lo que desequilibra la balanza.
Actualmente, el 80% del presupuesto viene de la contribución de los Estados a través de rendimiento nacional bruto e IVA, y un 15% viene de derechos aduaneros. El Parlamento quiere dar un giro de 180º. "La intención es que, a corto plazo, los recursos propios contribuyan como mínimo al 40% del Presupuesto, y caminar hacia un 60%", apunta el eurodiputado portugués José Manuel Fernandes, encargado de la propuesta sobre recursos propios.
Pero no es tan fácil explica Fernandes: "Los Estados no quieren aumentar sus aportaciones, pero quieren tener poder sobre el presupuesto". Y eso, sólo se logra si el dinero sale de su bolsillo. En ese sentido, el eje franco-alemán , que aporta el 38% de las Cuentas, es el más reticente a aumentar el peso de otros recursos. Aunque el Consejo Europeo alcanzara un acuerdo, este tipo de reformas deberían ser refrendadas por los Parlamentos nacionales. Luis Garicano, eurodiputado de Cs, cree que podría generar más consenso "que los recursos fluyan directamente a los países, no a la UE, y dividir a posteriori el ingreso entre el Estado y Europa".
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