Los puigdemontistas que copan la mesa de diálogo que arranca esta tarde intentarán que fracase en los próximos meses. En la otra parte, los representantes de ERC, encabezados por Josep Maria Jové, intentarán preservarla y que no acabe en los primeros compases, según apuntan fuentes de la Generalitat. Ambas partes, pensando en el avance de las elecciones catalanes. JxCAT intentará que el fracaso de la mesa sea su mejor carta electoral para encumbrar al candidato que designe Carles Puigdemont: con España es imposible negociar. Para ERC, que la mesa siga será su mejor baza: el partido que ha conseguido una salida negociada para una situación imposible.
Para Jové, resultará muy duro. Conoce bien a la que será una de sus posibles antagonistas, Elsa Artadi. Cuando Artadi era directora general de coordinación interdepartamental adscrita al departamento de Presidencia, ya había topado a menudo con Jové. Pero Jové en la práctica estará solo, mientras que Artadi se encuentra arropada por Josep Rius, exjefe de gabinete de Puigdemont, y Jordi Puigneró, el 'conseller' de Políticas Digitales que en Waterloo ahora quieren encumbrar hasta la presidencia de la Generalitat.
Fuentes del PDeCAT apuntan además que los intereses de cada formación determinarán la fecha definitiva de las elecciones. JxCAT necesita tiempo para dejar en evidencia al Gobierno español. De manera que apuestan por que las elecciones sean lo más tarde posible, en otoño. ERC, por su parte, aboga por elecciones cuanto antes, en junio, consciente de la dificultad de defender una mesa que en los próximos meses no podrá llegar a ningún acuerdo relevante o que se enzarzará en cuestiones metodológicas que acabarán agotando al electorado independentista. 'A priori', toda la ventaja se encuentra en el campo de JxCAT.
En el Palau, cada vez más personas de JxCAT abogan por convocar elecciones el 4 de octubre. Lo que implica que la mesa de diálogo ha de durar como mínimo hasta septiembre. Luego romper, aprovechar el tirón de movilización en la calle que siempre supone el 11 de septiembre, 15 días de campaña con el recuerdo de la consulta del 1 de octubre, asegurar que solo JxCAT representa lo que denominan el 'mandato del 1 de octubre' y a ganar las elecciones con Puigdemont agitando las masas desde el sur de Francia.
Pero eso supone tener que alargar la mesa durante ocho meses, en los que resultará imposible llegar a acuerdos hasta que se celebren las elecciones catalanas y se sepa si ERC se impone a Pugidemont o si el residente en Waterloo queda por delante de los de Oriol Junqueras.
Orden del día, en cuestión
El lado catalán no ha hecho los deberes ante la reunión de hoy. No solo por lo dividido que se presenta. Tampoco se ha trabajado un orden del día o un calendario de temas a tratar. Por lo tanto, poco se puede esperar más allá de una foto. La 'consellera' de Presidència, Meritxell Budó, ha apuntado que “el orden del día que la parte catalana llevará a la mesa de negociación mañana pasa por el derecho al ejercicio de la autodeterminación y el fin de la represión. También el reconocimiento de todas las partes, incluidas cárcel y exilio”. Pero todo esto no ha sido consensuado con el Gobierno, que comparece con Pedro Sánchez y siete ministros.
El Gobierno español ha intentado disimular públicamente el malestar inicial que sintió después de que el Govern trasladara la composición de su delegación. Ya el lunes por la noche, tras horas de silencio, manifestó que Pedro Sánchez aceptaba la propuesta de Quim Torra y añadió dos pesos pesados, María Jesús Montero y Salvador Illa. Este martes, el Ejecutivo insistió en que lo más importante es el hecho mismo de que el foro entre gobiernos arranque. "Avanzar es empezar", machacó la vicepresidenta primera, Carmen Calvo. "Lo importante es sentarse", agregó. La Moncloa quiere hacer abstracción expresa de quiénes compondrán la parte catalana: "No entramos a valorar", no importa que las dos representaciones no sean "paritarias" ni estén al mismo nivel, señaló, porque el elemento sustantivo es que estén encabezadas por los dos presidentes.
"Por nosotros, el mejor orden del día es sentarnos, escucharnos", sostuvo la vicepresidenta Carmen Calvo cuando se ha cuestionado la falta de agenda
A la reunión de esta tarde a las 16:30 en la Moncloa no se va con ningún orden del día, ni con unos objetivos definidos. Ni tampoco Sánchez irá con un documento distinto de los 44 puntos de la 'Agenda para el reencuentro' que entregó a Torra en febrero. "Por nosotros, el mejor orden del día es sentarnos, escucharnos", sostuvo la vicepresidenta, quien recordó que el "conflicto" es una "herencia" de la falta de diálogo del Gobierno de Mariano Rajoy y su apuesta por llevar todo a los tribunales. En el equipo del líder socialista no esperan grandes frutos de este primer encuentro. Si acaso, un compromiso de que la mesa siga viva. Ni siquiera está claro quiénes formarán la delegación del bipartito en las siguientes sesiones, cuando no estén Sánchez ni Torra capitaneándolas. Eso se puede estudiar también este miércoles. La mejor noticia, pues, que el Gobierno espera es que el foro se mantenga, ya que a su vez es la tabla de salvación para una ERC a la que necesita para aprobar sus Presupuestos del Estado de 2020.
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