Un héroe y dos calles que lo recuerdan. Una, la que lleva su nombre: Cabo Noval. Otra, la del pintor que inmortalizó su hazaña: Muñoz Degrain. Así recuerda Oviedo a uno de sus hijos destacados, en este caso un soldado que ganó la cruz Laureada de San Fernando a título póstumo por una acción de guerra en la que resultó muerto. La historia de Luis Noval se recogió en un libro escrito por un sobrino nieto, Marcos Mayorga Noval, y publicado por el Ministerio de Defensa en 2009, como homenaje a la campaña en la que murió el militar cien años antes.
A principios del siglo pasado, España seguía en conflicto con un Marruecos sumido en la anarquía. Una compañía francesa y otra española explotaban yacimientos de plomo y hierro cercanos a Melilla y se tendían vías férreas para transportar el mineral, con la oposición de los cabileños, que atacaban a los obreros.
En este contexto, la guarnición española establece posiciones defensivas y el ovetense menudo Luis Noval (medía 1,64 y pesaba 58 kilos), nacido en 1887, fue uno de los soldados enviados de refuerzo. Con 21 años cumplidos se había incorporado a filas como militar de reemplazo, no profesional, en el mes de marzo de 1909, en el Regimiento Príncipe número 3. Poco tiempo después es destinado a Melilla. En ese lugar hacía guardia Noval la noche del 27 de septiembre de 1909, defendiendo el reducto del zoco el Had de Beni Sicar.
La leyenda dice que esa noche «se vio rodeado de enemigos que, al precio de la vida, le exigieron que se diera a conocer a los centinelas». En lugar de eso, el cabo gritó a los guardias que dispararan contra él, pues estaba rodeado de enemigos. Y así murió, salvando la vida de sus compañeros. Pero, asegura Mayorga, «Noval ni salió fuera de las alambradas (…), ni cayó prisionero, ni murió abrazado al fusil de un musulmán, etc., todas ellas hipótesis nacidas de la fantasía popular».
En realidad, señala el sobrino nieto de Noval, durante la madrugada del día 28, cuando hacía guardia junto a dos soldados, un grupo de cabileños atacó su posición. El cabo no se quiere retirar, pero al final la presión del enemigo les fuerza a salir. Los soldados consiguieron escapar, mientras que Noval va seguido de cerca por los cabileños, que intentan engañar a la guarnición gritando que son españoles. Pero el cabo asturiano pide a sus compañeros que abran fuego, aún a riesgo de abatirlo a él, como finalmente ocurrió. Había recibido tres impactos de bala de fusil Mauser.
El ayuntamiento no solo le dedicó la calle a Luis Noval (Cabo Noval, junto al Campo San Francisco), sino que también homenajeó al pintor valenciano Antonio Muñoz Degrain que llevó al lienzo la muerte del militar. En el aniversario de su fallecimiento se conmemora al héroe con una ofrenda floral a cargo del Regimiento de Infantería Ligera Príncipe nº 3, en el cuartel de Noreña que lleva su nombre.
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